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domingo, 13 de octubre de 2019

Ferdinand Schirnböck

El artista austríaco Ferdinand Schirnböck
(Digitalización colorizada de un grabado de 
Rupert Franke, The Essay-Proof Journal, 1962)
Patriarca
del sello
europeo


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Gran patriarca del sello artístico de Austria, y aún y muy cabalmente, y así sólo sea por simple y lógica avenencia cronológica, patriarca del sello europeo.  

Ferdinand Schirnböck es, en la línea del tiempo, el primer grabador realmente grande, por sellos y profusión, de la filatelia continental. Su influencia artística sobrepasó con gran amplitud las fronteras de Austria, donde muy principalmente y durante tres décadas, grabó sellos para muchos países del mundo, en una itinerancia genial que ni aún siquiera entonces fue novedosa, pero que Schirnböck roció con sus buriles de un aura de excelencia indiscutible. 

Hoy nombrar el apellido de este grabador, es fulgurar en nuestra imaginación la ya mítica serie de Bosnia-Herzegovina diseñada por Koloman Moser y emitida en 1906, quizá los primeros sellos europeos intencionada y decididamente artísticos, y en cierto modo, y si queremos establecer una relación filatélica directa en todos los sentidos, la réplica especulativa a los sellos colombinos que Estados Unidos emitiera casi quince años antes (1893). 

Ferdinand Schirnböck, además, es reconocido como el artista que dio boato filatélico al agonizante Imperio Austrohúngaro, y también como el gran iniciador del sello moderno austríaco a través del magisterio que impartió a los grabadores nacionales de las generaciones inmediatas, que enseguida continuarían con brillantez la senda de distinción trazada por el maestro. 

Formación sólida y ánimo aventurero 

Ferdinand Schirnböck nació el 27 de agosto de 1859 en Oberhollabrunn, hoy Hollabrunn, pequeña localidad de la Baja Austria al noroeste del país, cerca de Viena. Su familia tenía una gran tradición artesanal, y su padre murió de cólera cuando Ferdinand era todavía un niño. 

Pese a las circunstancias familiares difíciles, el joven Schirnböck no perdió el tiempo y se fue a Viena a estudiar primero con Ferdinand Laufberger (1829-1881) en la entonces Escuela de Artes y Oficios del Museo de Comercio, y después y durante casi seis años, entre 1880 y 1886, asistió a las clases especiales de grabado que en la Academia de Bellas Artes de la capital austríaca impartían dos artistas alemanes de gran renombre, primero Louis Jacoby (1828-1918) y enseguida Johannes Sonnenleiter (1825-1907).


Estudio de Schirnböck en Perchtoldsdorf, muy cerca de Viena y donde el artista se estableció en sus mejores años de grabador en la Staatsdruckerei, en una acuarela de Carl Müller de 1931. A la derecha, vista Perchtoldsdorf en una tarjeta  postal de principios de los años veinte del siglo pasado


Ferdinand Schirnböck no pudo tener mejores maestros en los años críticos y decisivos de su formación, ya que ambos, Jacoby y Sonnenleiter, eran dos artistas con amplia experiencia y talento aún por encima de la condición de profesores. Louis Jacoby tenía un pasado cercano de viajero inquieto y contumaz, y hasta vivió durante casi diez años entre Francia, España e Italia, buscando inspiración y tratando de asimilar cuanto pudiera de la cultura ajena. 

Louis Jacoby grabó un impresionante perfil de Franz Joseph I a finales de la década de los sesenta del siglo XIX, utilizado después en sellos fiscales y de telégrafo, así como en enteros postales y otros documentos oficiales.


A la izquierda, Louis Jacoby, maestro de Schirnböck, retratado por Ludwig Michalek en 1882. Y a la derecha, sello austríaco de telégrafo de 1873, cuyo perfil de Franz Joseph I grabó en talla dulce Louis Jacoby unos años antes, en 1868; impresión en calcografía


Johannes Sonnenleiter sucedió como director del área de grabado en la Academia de Bellas Artes a Jacoby en 1882. Sonnenleiter, dotado de una técnica de grabado exquisita según las crónicas de la época, recreó a buril muchas pinturas clásicas y llegó a participar en el grabado de algunos billetes austríacos. En 1895, Sonnenleiter renunció al cargo de jefe en la Academia por una grave afección ocular.


Como Jacoby, Johannes Sonnenleiter fue un grabador egregio del que incluso el Rijksmuseum de Amsterdam guarda copias de algunas obras. Pintura de Rubens, Bóreas rapta a Oritía (1620, óleo sobre tabla, 146 x 140 cm), grabada por Sonnenleiter en Viena, 31.4 x 28.5 cm


Tal vez, por qué no, Louis Jacoby pudo insuflar en el ánimo del joven discípulo la necesidad y la conveniencia de cambiar de aires durante la juventud, cuando las fuerzas son vigorosas y los sueños están intactos. 

Sea o como fuere, en el otoño de 1887 Schirnböck puso rumbo a Buenos Aires, donde fue contratado por la recién creada Compañía Sudamericana de Billetes de Banco, fundada en diciembre de 1887 por Federico Laass y Curt Stiller, asociados desde 1882. Allí estuvo el artista un lustro y grabó la mayoría de retratos y viñetas para los sellos argentinos emitidos durante esos años. No deja de ser una circunstancia curiosa que quien habría de ser considerado el mejor grabador europeo de sellos muy poco tiempo después, empezara su gran trayectoria en un punto tan alejado como Buenos Aires. 

Mediante una gran inversión, la Compañía de Buenos Aires construyó un complejo muy moderno, a la manera de las grandes casas de grabado norteamericanas, con diversas estancias separadas y coordinadas para ofrecer productos de calidad, y hemos de suponer que Ferdinand Schirnböck se sintió en la capital argentina tan sorprendido como feliz. Baste un dato ofrecido por Nora Emma Matassi en un pequeño y detallado ensayo para certificar el nivel de profesionalidad y éxito de la Compañía bonaerense, y es que en muy poco tiempo llegó a tener 500 empleados.


Algunos de los primeros sellos cuyos retratos grabó Ferdinand Schirnböck nada más llegar a Buenos Aires, emitidos por Argentina en 1888, Urquiza (½ centavo) y Sarmiento (6c); calcografía. A la derecha, prueba de color sin dentar con el magnífico retrato del General San Martín grabado por Schirnböck para el sello emitido por Argentina en 1891, originariamente en azul; calcografía. Datos de asignación procedentes de la revista The Essay Proof Journal (Vol. 19 No. 3, 1962), e imagen del sello de Urquiza procedente del blog bigblue1840-1940.blogspot.com 


El declive de la compañía dio comienzo en 1897, cuando la Casa de Moneda nacional se hizo en exclusiva con la producción de billetes, como diez años más tarde hizo con los sellos. Schirnböck, no obstante, se fue Buenos Aires en 1892, donde dejó una estela de grabador fino y confiable, y tras pasar unos meses del año siguiente en Lisboa, retornó a su tierra natal para no abandonarla ya nunca. En la Compañía argentina, Schirnböck tuvo como colega más apreciado al grabador suizo Wilhelm Gottfried Nüesch (1863-1926), que sí permaneció en Buenos Aires tras la marcha del artista austríaco y que incidió en los años venideros otros grandes sellos argentinos.


Pequeño retrato del artista realizado a buril por uno de sus alumnos, Rudolf Zenziger (1891-1978), también grabador muy relevante de sellos y billetes austríacos desde mitad de los años veinte y hasta finales de la década de los años cuarenta. A la derecha, dos sellos emitidos por Argentina en 1891 cuyos retratos de Gregorio Aráoz de Lamadrid y Guillermo Brown grabó Ferdinand Schirnböck; calcografía. Datos de asignación procedentes de la revista The Essay Proof Journal (Vol. 19 No. 3, 1962)


De vuelta a su país, Schirnböck se comprometió a finales de la última década del siglo XIX con el Banco Austrohúngaro (Österreichisch-Ungarischen Bank) y después con la casa de impresión estatal, la Staatsdruckerei vienesa. Y hasta que falleció en 1930, el artista grabó la mayoría de billetes y sellos austríacos, y también muchos circulantes para diversos países del mundo, sobre todo europeos, incluyendo sellos de Turquía y hasta de Rusia.


Pintura al óleo de Franz von Defregger, Presentación de los regalos imperiales a Andreas Hofer en el palacio de Hofburg en Innsbruck (1879), y en el centro, el grabado suntuoso de Ferdinand Schirnböck (1896; 67 x 55 cm), del que a la derecha se muestra un fragmento ampliado


Ferdinand Schirnböck ya era muy conocido como artista al llegar de Lisboa, pero fue un extraordinario grabado terminado en 1896 lo que decidió al Banco nacional a contar con sus servicios. En este grabado en cobre, becado y por el que recibió incluso una felicitación sincera del emperador, Schirnböck recreó una pintura de Franz von Defregger (1835-1921), Presentación de los regalos imperiales a Andreas Hofer en el palacio de Hofburg en Innsbruck (1879), y admirando los detalles y la finura, se ve muy claramente la técnica excepcional del artista, comparable a los grandes maestros norteamericanos del momento y en la línea de la mejor tradición centroeuropea.


Uno de los primeros billetes austrohúngaros (1900) cuyas viñetas grabó Ferdinand Schirnböck; anverso en lengua alemana y reverso en húngaro. Billete diseñado por Rudolf Rössler (1864-1934)


A diferencia de los sellos, que ambas monarquías emitían por separado, los billetes eran comunes tras la unión de 1867 de Austria y Hungría. Pese al claro predominio de autores austríacos, este gran billete de 1902 fue diseñado por el artista húngaro László Hegedűs (1870-1911).


No era lo más habitual, pero en este billete de 1902 diseñado por László Hegedűs, las alegorías del anverso y el reverso fueron diferentes, todas grabadas magistralmente por Ferdinand Schirnböck


Gustav Klimt (1862-1918), como Koloman Moser, también llegó a participar en el diseño de algunos billetes, y Ferdinand Schirnböck grabó, imaginamos que muy concernido y halagado, las viñetas.


A la izquierda, billete de 1902 diseñado entre Gustav Klimt y Rudolf Rössler, grabando las viñetas Ferdinand Schirnböck. A la derecha, billete austrohúngaro de 1912 cuyo retrato grabó Schirnböck, tras el diseño de Josef Pfeiffer (1864-1915)


Las osadías elegantes de Koloman Moser fueron muy respetadas en los sellos, pero en los billetes pocas veces sobrevivieron los proyectos a la respetabilidad árida exigida en los circulantes más escudriñados del Imperio. Este billete de 1910 es la excepción.

Billete austríaco de 1910 para el que Ferdinand Schirnböck grabó la viñeta presentada por Koloman Moser, a la derecha sobre estas palabras

La series imperiales de 1906 y 1908

Si ahora mismo se hiciera una encuesta en el mundo sobre cuál es la serie filatélica más bonita del siglo XX, quizá esta de Bosnia-Herzegovina de 1906 ocuparía, muy posiblemente, el primer lugar. Tal es su fama artística entre los coleccionistas de sellos, sin otras connotaciones que no sean su desnuda y franca belleza filatélica. 

Y es que estos sellos lo tienen todo. Un diseño modernista en los marcos, con una gran variedad de motivos creados libre y fantasiosamente por Koloman Moser, y un grabado clásico y acendrado de las viñetas por parte de Ferdinand Schirnböck.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Doboj y Mostar. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Calcografía


La serie consta en total de 19 sellos, aunque tres de ellos (los valores de 12, 60 y 72 h) se emitieron seis años después, en 1912. Dos años antes, en 1910, se emitieron asimismo los primeros 16 sellos con los marcos ampliados por la parte inferior, para dar cabida a las fechas 1830-1910, conmemorativas del ochenta cumpleaños del Emperador Franz Joseph I.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Jajce y las montañas de Prenj. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


Koloman Moser nació en Viena el 30 de marzo de 1868, y su nombre es todavía en la actualidad, tanto como lo fue hace un siglo, sinónimo de la mejor y más atrevida vanguardia centroeuropea. Estudiante primero en la Academia de Viena, y después profesor en la Kunstgewerbeschule, a principios del siglo pasado fue un actor destacado de la llamada Secesión vienesa, un movimiento artístico surgido en la capital del entonces todavía ascendente Imperio y del que formó parte, entre otros, Gustav Klimt.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Zona escarpada de Rama y río Vrbas. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Calcografía


Kolo Moser desarrolló sus condiciones artísticas y sus intuiciones estéticas en las más variadas direcciones, desde carteles propagandísticos o ilustraciones de libros y revistas, hasta vitrales, cuadros y todo tipo de adornos que permitiesen la creatividad más libre y desaforada. El arte en la vida del día, cercano y útil, artístico y visible. Y esta insaciabilidad también abarcó, y como no podía ser de otro modo, a los ex libris y final, y afortunadamente, al entonces zoco artístico y comercial que empezaba a ser la filatelia.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Vista del viejo puente de Mostar y mezquita de Gazi-Husrevbey, en Sarajevo. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


Fue durante 1905, el año en que abandonaba definitivamente la revolucionaria Sezessionsstil, cuando Moser aceptó el encargo de la Administración postal austríaca de confeccionar una gran serie de sellos para la región de Bosnia-Herzegovina, sólo tutelada en ese momento y pronto anexionada (1908) por el Imperio. 

Un año antes de ese compromiso, en 1904, Kolo Moser ya había colaborado con el correo austríaco en la decoración ornamental y tipográfica de una publicación conmemorativa del centenario de la Staatsdruckerei, y también y aún anteriormente, esbozó sus primeros diseños de billetes para el Banco nacional. 


A la izquierda, autorretrato de Koloman Moser, artista que llevó su imaginación y su arte a los sellos; 1910, óleo sobre lienzo. En el centro, una gran viñeta calcográfica diseñada por Moser y grabada por Ferdinand Schirnböck para honrar la Exposición Internacional Filatélica de Viena en 1911; viñeta emitida en varios colores. Y a la derecha, el mejor sello que Austria ha dedicado a Moser, diseñado y grabado por dos artistas filatélicos de excepción, Otto Stefferl y Rudolf Toth respectivamente; año 1968, impresión mixta en calcografía y huecograbado. En 2008, Adolf Tuma utilizó en su diseño el autorretrato expuesto para otro sello austríaco que recordó a Moser


Koloman Moser se encargaría del diseño de esta serie capital de 1906, mientras que Ferdinand Schirnböck, ya muy prestigioso y dominante entonces, grabaría en talla dulce todos los sellos. Los artistas tenían albedrío y nada podía salir mal. La obra lograda, sin embargo, superó todas las previsiones.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Cartero rural con mula y Jezero, en la región de Banja Luka. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


En algunos de los sellos de la serie hay imágenes muy entrañables, así por ejemplo, en el grabado del cartero rural con la mula que transporta el correo (30h), sobre estas líneas.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Coche correo tirado por caballos y bazar en Sarajevo. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


Se ha hablado mucho, no sólo del carácter plenamente filatélico de la emisión, sino también de su sentido político. Hemos de recordar que la administración de Bosnia-Herzegovina fue asignada a Viena en la Conferencia de Berlín de 1878, pero, en términos cabalmente políticos, aún en 1906 Austria no tenía sobre estos territorios una soberanía total. De ahí que en el facial de los sellos, escrito en la lengua real del Imperio, el alemán, se haya querido ver un deseo incontenible de tomar posesión de una vez de estos territorios tan emblemáticos.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Vistas y escenas del país. Coche correo y mercado de Carsija. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


La anexión definitiva de Bosnia-Herzegovina al Imperio Austrohúngaro llegaría sólo dos años después, en 1908, y perduró hasta la disolución del Imperio después de la Primera Guerra Mundial, en 1918, año también del fallecimiento de uno de los creadores de esta serie monumental, Koloman Moser.


Bosnia-Herzegovina, 1906 y 1912; Vistas y escenas del país. Campanario de Jajce y una vista de esta localidad. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


Todos los sellos de la serie presentan un atractivo geométrico tan estrepitoso en su vigor expresivo, como sin embargo delicado y conciso en su estructura general, que no obstante y en el interior de los marcos, alienta el desarrollo pleno de las elucubraciones modernistas de Koloman Moser


Bosnia-Herzegovina, 1912; Estampa idílica y bella de Konjica y una imagen panorámica de Vishegrad. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía


El sello con mayor valor nominal de la serie es el dedicado al Emperador, para mayor gloria filatélica de este soberano eterno, esposo, además y por si fuera poco, de Isabel de Baviera (1837-1898), la soñada Sisi. Y este es un retrato portentoso de Ferdinand Schirnböck, que con ser varias las veces que grabó a Franz Joseph I, quizá nunca superó esta cima, sin duda uno de los grandes sellos del mundo.


Bosnia-Herzegovina, 1906; Emperador Franz Joseph I. Sello diseñado por Koloman Moser y grabado por Ferdinand Schirnböck; calcografía. En el centro, fotografía específica del Emperador utilizada en el diseño de este sello y que graba finamente a buril Schirnböck, cuyo retrato vemos ampliado a la derecha


No se dio la ocasión de que Schirnböck grabara a Isabel de Baviera en un sello austríaco oficial, pero sí que lo hizo, en relieve, para una viñeta de caridad diseñada por Joseph Urban (1872-1933) e impresa en tipografía.


Ferdinand Schirnböck grabó en relieve a Sisi, Isabel de Baviera, para esta viñeta de ayuda a los niños con tuberculosis realizada en 1908, con diseño de Joseph Urban utilizando la fotografía adjunta de 1867, tomada muy pocos meses antes de su coronación como reina consorte de Hungría


En cierta manera, es muy vaticinador y a la vez sintomático, no sólo que el art nouveau llegara a los sellos y a los billetes, de ordinario y hasta ese momento, muy estrictos y protocolarios en el diseño, sino que además recayera, en el caso de las emisiones postales autríacas, sobre unas instituciones y una personalidad que se intuían tan prontas a fenecer, y no sólo por la edad del viejo monarca.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico y María Teresa I de Austria. Sellos diseñados por Koloman Moser, de quien a la derecha se muestra uno de los diseños originales (imagen procedente de leopoldmuseum.org), y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Markenfreund49


Precisamente con objeto de celebrar el sesenta aniversario de la llegado al trono de Franz Joseph I (1848-1908), Koloman Moser y Ferdinand Schirnböck, al año siguiente de emitirse los sellos de Bosnia-Herzegovina, fueron llamados a confeccionar otra serie imperial y que, en términos filatélicos, simboliza como ninguna otra el momento cultural y político centroeuropeo de la época.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. José II y Leopoldo II, del Sacro Imperio Romano Germánico. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Markenfreund49. A la derecha sobre este pie de imágenes, una obra extrafilatética de Schirnböck, Retrato de un joven agricultor; tiza sobre cartulina, 28 x 21 cm


Por una parte y en el interior de estos sellos estaba la historia, y todavía el aliento moribundo en la figura estoica y entrañable del viejo emperador, y por otro lado, en los márgenes pero con una vitalidad exacerbada y audaz, se precipitaba, mediante una síntesis precisa y directa, el frenesí artístico e irrepetible de la Viena de principios del siglo pasado, puro desenfreno sólo moderado, pese a las estridencias, por unas crepitaciones clásicas aún necesarias.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. Francisco I y Fernando I de Austria. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de


La serie constó de un total de 18 sellos, emitiéndose tres valores diferentes del sello tipográfico con el perfil de Franz Joseph I, un retrato de Schirnböck que se utilizó posteriormente en otras emisiones. Los 7 sellos con mayor valor nominal fueron grabados en talla dulce por Schirnböck e impresos en calcografía. En 1910, sobreañadiendo sendos paneles con las fechas correctas en las partes superior e inferior, se volvió a emitir la serie, entonces para celebrar el 80 cumpleaños del emperador.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. El Emperador Franz Joseph I en tres épocas diferentes de su vida; el sello de la derecha fue emitido en 3 valores distintos. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Markenfreund49


Además de su técnica depurada en el grabado en talla dulce, Ferdinand Schirnböck era un maestro infalible en el grabado en relieve, y buena parte de sus sellos fueron impresos en tipografía. Su fama en el grabado en relieve fue enseguida proverbial, y hasta John A. C. Harrison en Londres, cuando hubo de confeccionar así los sellos de Jorge V emitidos en 1911, dirigió la mirada hacia el maestro austríaco, inalcanzable en esta faceta.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. El Emperador Franz Joseph I en diferentes facetas de su vida actual. Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Markenfreund49. A la derecha, uno de los diseños originales del artista Koloman Moser (imagen procedente de la página leopoldmuseum.org), apenas modificado antes del grabado de Ferdinand Schirnböck 


Sólo en dos de los sellos de la serie no hay personalidades, ambos impresos en calcografía. Schirnböck no tenía puntos débiles en los temas a grabar, y fueran retratos, paisajes o arquitecturas, el artista siempre llegaba sin dificultades a la ejemplaridad sencilla y justa.


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. Palacio de Schönbrunn (Viena) y Palacio Imperial de Hofburg (Viena). Sellos diseñados por Koloman Moser y grabados por Ferdinand Schirnböck. Impresión en calcografía. Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Markenfreund49


Y qué duda cabe, y como no podía ser de otro modo, el gran sello de la serie es el de mayor valor facial, y todavía en la actualidad de difícil adquisición para la mayoría de coleccionistas. Este es un sello grandioso. Quizá el retrato no supera el de la serie de Bosnia-Herzegovina de 1906, pero el sello en su conjunto es extraordinario. Se puede considerar que en este sello el equilibrio entre el diseño y el grabado es perfecto y superior. Koloman Moser compone una inspiración de ensueño y Ferdinand Schirnböck, violinista sensible, graba sutilmente esa música vertiginosa y alegre. 


Imperio Real Austríaco, 1908; 60 Aniversario del acceso al trono austríaco de Franz Joseph I. El Emperador Franz Joseph I. Sello diseñado por Koloman Moser y grabado por Ferdinand Schirnböck; impresión en calcografía. A la izquierda, imagen del diseño original y casi definitivo de Koloman Moser, realizado con tinta y gouache


Como complemento lujoso de esta serie de 1908, Moser y Schirnböck hicieron una estampa de mayor tamaño para un entero postal majestuoso, en concordancia plena con la emisión de los sellos. Schirnböck grabó a buril un espléndido retrato de casi cuerpo entero de Franz Joseph I en atuendo militar. Se realizó asimismo una versión especial, cambiando sólo las viñetas laterales por imágenes del Castillo de Karlštejn y una vista típica del Hradčany, para el territorio de Bohemia.


Ilustración para una tarjeta especial de correspondencia (1908) diseñada por Koloman Moser, a la izquierda (imagen procedente de leopoldmuseum.org), y grabada por Ferdinand Schirnböck, que incidió un imponente retrato de Franz Joseph I


Seguramente Schirnböck acabó conociendo las facciones del viejo monarca mejor que las suyas propias, de tantas veces que grabó retratos de Franz Joseph I. Y además lo hizo en todos los modos posibles, de frente y de perfil, en escorzo hacia un lado u otro, de lejos y muy de cerca.


Prueba final del grabado para la tarjeta especial de 1908 con el retrato de Franz Joseph I, versión para Bohemia, firmada por sus autores, Ferdinand Schirnböck y Koloman Moser


Y por supuesto los retratos del emperador austríaco los ejecutó Schirnböck, ora en relieve, ora en hueco, con idéntica maestría y perfección. La mayoría de estos grabados fueron utilizados en emisiones sucesivas, con modificaciones de marcos y faciales cuando era preciso.


Bosnia-Herzegovina, 1912; Correo de Campaña; Emperador Franz Joseph I. Dos grandes retratos del emperador diseñados por Koloman Moser y grabados en talla dulce por Ferdinand Schirnböck, emitidos en diversos valores y en los años siguientes, aún con otros marcos; calcografía.  Imágenes de los sellos procedentes del foro forum.bund-forum.de, donde las mostró el usuario Meinhard

El duque en sus dominios

Esta evocación literal del título con que Truman Capote rotulara uno de sus más alabados retratos, no es una transposición exagerada para certificar la autoridad artística que, en el plano filatélico, consolidó Ferdinand Schirnböck en toda Europa tras las series de 1906 y 1908. 

Y tanto fue así, que no hay más que contar unos pocos detalles de la génesis de la serie de la dinastía Románov que emitió Rusia en enero de 1913. Desde diez años antes, las autoridades postales rusas estaban atareadas en emitir unos sellos con el retrato de al menos Nicolás II, de los que han sobrevivido varios ensayos grabados por el artista francés Louis-Eugène Mouchon (1843-1914), y unas veces por los acontecimientos sobrevenidos, así la guerra contra Japón o las revueltas interiores, en otras ocasiones por la falta de decisión o de oportunidad, lo cierto es que el tiempo pasaba y los proyectos se abandonaban uno tras otro. 


En el centro, sello tipográfico emitido por Rusia en 1913 (Dinastía Románov, 300 aniversario; imagen procedente de stamps.ru) para el que Schirnböck grabó el retrato de Pedro I de Rusia, Pedro el Grande, tras el diseño de Iván Y. Bílibin, a la izquierda. Y a la derecha, Iván Y. Bílibin retratado en 1901 por B. Kustodiev


El éxito filatélico de las series de 1906 y 1908 que grabó Schirnböck, sin embargo, empujó a las autoridades postales rusas, y ahora ya de forma eficaz, a terminar con fortuna la tan proyectada emisión dedicada al zar. Se asignó un presupuesto considerable a tal efecto y varios artistas rusos concluyeron los diseños en 1910 y, tras el visto bueno de Nicolás II, sólo faltaba grabar los sellos e imprimirlos. Poco antes se había invitado a unirse a esta gran empresa a Fiódor Lundin y a Pericles S. Ksidias, grabadores nacionales solventes, y a quien se consideró el mejor grabador de sellos europeo en ese instante, Ferdinand Schirnböck, garantía de fiabilidad excelsa. Los diseños finalmente elegidos fueron obra de Iván Yákovlevich Bílibin (1876-1942), Yevgeny Y. Lansere (1875-1946) y Rihards Zariņš (letón, 1869-1939).


Serie de la dinastía Románov emitida por Rusia en 1913. Constó la serie de 17 sellos, cuatro de ellos impresos en calcografía (1, 2, 3 y 5 rublos) y el resto en tipografía. Los diseñadores fueron los artistas rusos Iván Y. Bílibin, Yevgeny Y. Lansere y Rihards Zariņš, mientras que los retratos y viñetas fueron grabados por Ferdinand Schirnböck (1, 15, 25 y 35 kópek), Pericles S. Ksidias (2, 14 y 50 k; y 1 y 2 rublos) y Fiódor Lundin (3, 4, 7, 10, 20 y 70 K; y 3 y 5 rublos). Marcos y retratos de los sellos emitidos en tipografía, como en muchos sellos austríacos de esos tiempos, se grabaron por separado. Datos de los sellos grabados por cada artista procedentes de la página stamps.ru (Alexander Savka; stamps.ru/blog/marki-yubileynoy-romanovskoy-serii-ot-zamysla-k). A la derecha, el artista Rihards Zariņš, uno de los diseñadores de la serie


La similitud entre la serie rusa de 1913 y la austríaca de cinco años antes no puede ser más evidente. Una constó de 17 sellos y la otra de 16, y en ambas series predominaron los sellos impresos en tipografía, pero también en las dos se reservaron los sellos calcográficos para los valores faciales más altos. Una y otra serie, además, tienen el mismo discurso narrativo, que no es otro que el intento de revitalizar una monarquía pálida y desfalleciente. La serie de Rusia, no obstante ser más discreta que la austríaca al no estar de por medio Koloman Moser, nos depara sin embargo un pequeño y delicioso placer, aunque ninguno de los dos sellos los grabara Schirnböck: ver un mismo retrato incidido sobre casi igual espacio y con dos técnicas antagónicas, el grabado en relieve y el grabado en profundidad.  


Retrato del zar Nicolás II (Rusia, 1913, 300 años de la dinastía Románov) grabado en relieve y en hueco, siendo los sellos impresos en tipografía y calcografía, en el centro y a la derecha respectivamente sobre estas líneas. A la izquierda, fotografía utilizada en el diseño. Ferdinand Schirnböck participó grabando en relieve varios retratos de esta serie, pero estos dos del zar Nicollás II los grabó Fiódor Lundin, a partir de los diseños de Iván Y. Bílibin (7k) y Rihards Zariņš (5r)


Sí que podemos ver la elocuente comparación anterior con Ferdinand Schirnböck, en sellos de Montenegro y aunque la impresión del sello tipográfico expuesto sea algo deficiente.


El mismo retrato de Nicolás I de Montenegro grabado por Ferdinand Schirnböck en hueco, a la izquierda (1910), y en relieve (1913), impreso respectivamente en calcografía y tipografía. Diseño de Koloman Moser en ambos casos. Imágenes procedentes del blog bigblue1840-1940.blogspot.com


El zar Nicolás II era un gran aficionado filatélico, y cuando fue asesinado en julio de 1918 junto a su familia, llevaba consigo una carpeta llena de pruebas y proyectos de esta serie de 1913. Este conjunto muy preciado fue durante varias décadas subastado por medio mundo, hasta que hace unos años el Estado ruso, con buen criterio, consiguió recuperar la mayoría de esos documentos filatélicos e históricos tan valiosos.


Kolomar Moser y Ferdinand Schirnböck diseñaron y grabaron el primer sello de Liechtenstein, emitido en 1912 en 3 valores tipográficos con el perfil del Príncipe Soberano Johann II. A la derecha, otro sello europeo significativo grabado por Schirnböck, el del rey Gustavo V de Suecia, emitido en varios valores entre 1910 y 1919. La concepción gráfica de este sello de Suecia impreso en calcografía fue de Olle Hjortzberg (1872-1959), del que se expone, en el centro sobre estas líneas, uno de los bocetos del diseño adoptado (1909)


Ferdinand Schirnböck, pues, es el fedatario filatélico indiscutible de aquellos años que los historiadores suelen fijar como críticos y decisivos en el devenir sangriento del siglo pasado. 


Últimos sellos austríacos emitidos del Emperador Franz Joseph I y que naturalmente grabó Ferdinand Schirnböck, emitidos en el mismo año de su muerte (1916) e impresos en tipografía. El diseño fue obra de Rudolf Junk, autor también de los sellos de la corona que se emitieron, igualmente en diversos valores tipográficos entre 1916 y 1918, junto a los sellos de los retratos. A la derecha, uno de los retratos de Fernando I de Bulgaria que grabó Schirnböck; 4 valores tipográficos emitidos por Bulgaria en 1918. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com (Austria) y bigblue1840-1940.blogspot.com


Pero aquella gran tragedia venía fraguándose lenta y perezosamente durante las décadas anteriores, pese al tráfago cultural de Viena, contrapunto paradójico y luminoso. Fueron unos años que irónica y muy amargamente, mucho tiempo después y cuando Europa caminaba, entonces sí, hacia el infierno más infernal, Robert Musil, de la generación posterior a Schirnböck, resumió en unas palabras escritas por el narrador de El hombre sin atributos, que nombraba a la Austria Imperial y Real como Kakania,

«Cuántas cosas interesantes se podrían decir de este Estado hundido de Kakania. Era, por ejemplo, imperialreal, y fue imperial y real. Todo objeto, institución y persona llevaba alguno de los signos k.k. o bien k.u.k., pero se necesitaba una ciencia especial para saber a qué clase, corporación o persona correspondía uno u otro título. 

»En las escrituras se llama Monarquía Austrohúngara, pero de palabra se decía Austria, con un término, pues, que se usaba en los juramentos de Estado, pero se conservaba en las cuestiones sentimentales, como prueba de que los sentimientos son tan importantes como el derecho público, y de que los decretos no son la única cosa del mundo verdaderamente seria. 

»Según la Constitución, el Estado era liberal, pero tenía un gobierno clerical. El gobierno era clerical, pero el espíritu liberal reinaba en el país. Ante la ley, todos los ciudadanos eran iguales, pero no todos eran igualmente ciudadanos. Existía un Parlamento que hacía un uso tan excesivo de su libertad que casi siempre estaba cerrado; pero había una ley para los estados de emergencia con la que se salía de apuros sin Parlamento, y cada vez que volvía de nuevo a reinar la conformidad con el absolutismo, ordenaba la Corona que se continuara gobernando democráticamente.

»De tales vicisitudes se dieron muchas en este Estado, entre otras, aquellas luchas nacionales que con razón atrajeron la curiosidad de Europa, y que hoy se evocan tan equivocadamente. Fueron vehementes hasta el punto de trabarse y paralizarse por su causa, varias veces al año, la máquina del Estado; no obstante, en los períodos intermedios y en las pausas de gobierno, la armonía era admirable y se hacía como si nada hubiera ocurrido.

»En realidad no había pasado nada, salvo la aversión que unos hombres sienten contra las aspiraciones de los otros. Esta situación se había presentado temprano en este Estado, y se había transformado y perfeccionado en un refinado ceremonial que habría podido tener grandes consecuencias, si su desarrollo no se hubiera interrumpido antes de tiempo por una catástrofe… Pero, a pesar de todo lo que se pueda decir, Kakania era quizá un país de genios, y probablemente esta fue la razón última de su ruina.»


Montenegro, 1910; 50 aniversario como Príncipe y proclamación como rey en 1910 de Nicolás I de Montenegro. Nicolás I joven y de perfil junto a Milena Vukotić, reina consorte de Montenegro. Dos de los varios sellos de los que constó esta serie diseñada por Koloman Moser y grabada por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes procedentes del blog bigblue1840-1940.blogspot.com


La notable reputación de la Staatsdruckerei vienesa era tan asumida en todo el continente, gracias sobre todo a Schirnböck, que el artista grabó sellos muy significados en las filatelias de otros países del mundo.


También en la filatelia de Turquía dejó Schirnböck sus sellos, así en la serie de 1916 formada por un total de 15 sellos impresos unos en tipografía y otros en calcografía, y de la que quizá el más artístico sea este gran retrato del sultán Mehmed V; calcografía, 3 valores. Schirnböck grabó en talla dulce este retrato utilizando como base la fotografía adjunta del sultán; imagen colorizada por Olga Shirnina. A la derecha, sello especial de periódicos (Bosnia-Herzegovina, 1913) para el que Schirnböck grabó en relieve la imagen de una chica bosnia; tipografía, 4 valores


Para Noruega, Schirnböck proporcionó un extraordinario grabado de la pintura de Oscar Wergeland, La Asamblea Constituyente reunida en Eidsvoll en 1814, emitido en tres valores en 1914 y que supusieron los primeros sellos impresos en calcografía por este país nórdico.


Noruega, 1914; Centenario de la Constitución de Noruega, aprobada el 16 de mayo de 1814 en Eidsvoll. Sello grabado por Ferdinand Schirnböck, a partir de la pintura monumental de Oscar Wergeland, “La Asamblea Constituyente reunida en Eidsvoll en 1814”, óleo de 1885 con un tamaño de 400 x 285 cm. Calcografía; 3 valores


Quince años después, por cierto, y tras participar igualmente en los sellos de Ibsen y Abel de 1928, Ferdinand Schirnböck grabó en talla dulce otro magnífico sello noruego, ahora partiendo de una pintura de Peter Nicolai Arbo y emitido unos meses después, en abril de 1930.


Noruega, 1930; IX Centenario de la muerte de Olaf II el Santo, patrón de Noruega. Sello grabado por Ferdinand Schirnböck a partir de una pintura de Peter Nicolai Arbo, “La batalla de Stiklestad” (1859), donde Olaf II perdió la vida. Calcografía


Iniciada la I Guerra Mundial, Ferdinand Schirnböck grabó en Viena varios sellos de mérito junto a Koloman Moser, aparte de los que realizó para otros países.
 

Imperio Real Austríaco, 1915; sellos sobretasados en favor de víctimas de la guerra. Infantería y caballería. Diseños de Koloman Moser, sobre fotografías de la época, y grabados de Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com 


En todas las notas biográficas de Schirnböck, por pequeñas que sean, se cuenta que siendo joven perdió la visión de un ojo en un accidente. Nos es imposible asegurar si la pérdida fue total o parcial, ni cuándo exactamente sucedió el percance, pero todo hace indicar que fue una desgracia cierta, circunstancia que ensalza aún más si cabe su genio y su temperamento.


Imperio Real Austríaco, 1915; sellos sobretasados en favor de víctimas de la guerra. Artillería, armada y fuerza aérea. Diseños de Koloman Moser, sobre fotografías de la época, y grabados de Ferdinand Schirnböck. Impresión en tipografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com


La Gran Duquesa Marie Adélaïde tiene dos sellos espléndidos de entre los emitidos por Luxemburgo, inspirados ambos en fotografías muy similares de 1912. Estos sellos fueron grabados por dos artistas de excepción, Ferdinand Schirnböck en 1914 y Samuel Louis Hartz en 1939. 


Luxemburgo, 1914; Gran Duquesa Marie Adélaïde. Sello diseñado por Koloman Moser y grabado por Ferdinand Schirnböck; emisión en diversos valores. A la derecha, sello emitido por Luxemburgo en 1939 grabado por Sem Hartz, partiendo de una fotografía muy similar a la utilizada por Schirnböck, a la izquierda sobre estas líneas (1912). Ambos sellos calcográficos fueron impresos en Haarlem por Enschedé


Marie Adélaïde, delicada y tenue en estos sellos, tuvo una vida extraña y fugaz, casi tan desconcertante como su belleza ruborosa y aprensiva. A pocos meses de cumplir 18 años, fue proclamada Gran Duquesa de Luxemburgo a la muerte de su padre en 1912. Siete años más tarde, Marie Adélaïde renunció al Ducado, viajó por Europa y terminó enclaustrándose en un convento de Italia, donde murió apenas cuatro años después, con sólo 29 años.


Luxemburgo, 1914; Gran Duquesa Marie Adélaïde. Sello diseñado por Koloman Moser y grabado por Ferdinand Schirnböck; emisión calcográfica en diversos valores. A la izquierda, prueba de artista donde, al ser una impresión directa del grabado original, se observa con mayor claridad la pericia de Schirnböck


No se conocen testimonios de qué pensaba Ferdinand Schirnböck del conflicto bélico iniciado en 1914, y aunque no es difícil suponer la desesperanza y la zozobra que debió causar en su espíritu, al menos la contienda no mermó el ánimo artístico del maestro.


A la izquierda, uno de los retratos de Carlos I de Austria y IV de Hungría grabado por Schirnböck, previo diseño de Alfred Cossmann (engravedstamps.net), y que fue emitido en diferentes sellos de Correo de Campaña entre 1917 y 1918, con distintos faciales de Austria y Bosnia-Herzegovina; imagen procedente del blog bigblue1840-1940.blogspot.com. En el centro y a la derecha retratos de Francisco Fernando de Austria y su esposa Sofía Chotek, en los sellos de Correo militar emitidos por Bosnia-Herzegovina en 1917, tres años después del atentado en Sarajevo que les costó la vida y que acabó desencadenando, siquiera simbólicamente, la I Guerra Mundial. Estos sellos últimos, junto a uno más de la iglesia proyectada en recuerdo de los asesinados, fueron diseñados por Alfred Cossmann (1870-1951), y Ferdinand Schirnböck muy posiblemente realizó el grabado posterior en relieve (The Essay Proof Journal); sellos impresos en tipografía


Al último emperador de Austria y sucesor de Franz Joseph I, Carlos de Habsburgo-Lorena y Sajonia, también lo grabó en relieve Ferdinand Schirnböck en los estertores de la primera gran guerra del siglo. 


Austria-Hungría y Bosnia-Herzegovina, 1918; Correo de Campaña. Carlos I de Austria y IV de Hungría (2 valores) y la reina consorte Zita de Borbón-Parma. Sellos diseñdos por Alfred Cossmann y grabados en relieve por Ferdinand Schirnböck, e impresos en tipografía. Con el mismo retrato y diferente marco, fueron impresos, también en tipografía, diversos valores del nuevo emperador en ese mismo año de 1918 (incluidos algunos sobrecargados para usar en tierritorio de Italia), durante los días del Armisticio de noviembre. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com

Amanecer sombrío


El sentimiento no ha aprendido todavía a servirse de la razón

Robert Musil, El hombre sin atributos


Quizá Robert Musil, extraño visitante de esta entrada, sea uno de los escritores que mejor presintió el nuevo mundo que se abría paso nada más terminar la primera gran guerra. Ni los vencedores supieron qué hacer ahora con su éxito, ni los perdedores cómo renacer de su fracaso, recordó el escritor más tarde.


Austria Alemana, 1919-20; Parlamento nacional en Viena. Sello diseñado por Josef Franz Renner (1886-1957) y grabado por Ferdinand Schirnböck, emitido en 8 valores entre 1919 y 1920; calcografía. A la derecha, sello calcográfico con facial de sólo Austria, de Wilhelm Kress (Correo aéreo), emitido en 4 valores entre 1922 y 1923, diseñado por Wilhelm Dachauer (1881-1951) y grabado por Ferdinand Schirnböck. Imagen de este último sello procedente de briefmarken-forum.com


Con Wilhelm Dachauer (1881-1951), otro de los diseñadores más relevantes de la filatelia austríaca, no grabó Ferdinand Schirnböck tantos sellos como con Moser y Junk, pero sí que tiene algunos muy señalados, e incluso un billete primoroso con fecha facial de 1927.


A la izquierda, anverso del billete de 100 chelines austríacos (1927) diseñado por Wilhelm Dachauer cuyas viñetas grabó Ferdinand Schirnböck. Y a la derecha, sello calcográfico con una figura simbólica del arte y la ciencia, emitido por Austria en diversos valores entre 1922 y 1924, diseñado por Dachauer (1881-1951) y grabado por Ferdinand Schirnböck


Como Alemania volviera a Goethe en varios sellos tras la hecatombe nazi, Austria miraba ahora a sus grandes compositores. Los sellos son pequeños espejos de la historia en curso, y Schirnböck esculpió en ellos la realidad circundante, pero también el anhelo y el consuelo.


Austria, 1922; Compositores. Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven. Sellos diseñados por Rudolf Junk y grabados por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com



No fue por causa de la guerra, pero en 1918 murió tras una enfermedad letal Koloman Moser. Sólo tenía 50 años y estaba en plenitud artística y personal. Esta fatalidad, además, impidió más sellos de Moser emitidos por Austria después de la guerra. ¿O tal vez no? Quién sabe, quizá el amanecer sombrío que sucedió a la muerte del viejo mundo, acaso tampoco era el espacio más propicio para las jovialidades afables de Moser.


Austria, 1922; Compositores. Franz Peter Schubert, Anton Bruckner, Johnn Strauss hijo y Hugo Wolf. Sellos diseñados por Rudolf Junk y grabados por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com


Ferdinand Schirnböck grabó en sellos diseños de varios artistas en esos años veinte,  republicanos y sin embargo tétricos, pero sin duda los más destacados son los propuestos por Rudolf Junk, con quien ya había formado pareja alguna vez estando en activo Koloman Moser.


Austria, 1923; Ciudades del país. Bregenz, Jardines de Mirabell en Salzburgo y Eisensdat. Sellos diseñados por Rudolf Junk y grabados por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com


Tanto la serie de los compositores del año anterior, como los 9 sellos de esta de las vistas y arquitecturas de localidades austríacas, fueron vendidas con sobrecoste para ayudar a algunos colectivos de artistas nacionales.


Austria, 1923; Ciudades del país. Interior del parlamento de Klagenfurt, Tejado dorado en Innsbruck y Vista del centro de Linz. Sellos diseñados por Rudolf Junk y grabados por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com


Rudolf Junk, diseñador de ambas series y de otros sellos que grabó Schirnböck, nació en Viena en 1880, y se había incorporado a la Staatsdruckerei en 1909. Con una gran formación humanística, es un artista gráfico decisivo en el devenir estético del sello austríaco, especialmente después del período de guerra. Diseñó también billetes, llevó una vida cultural muy intensa en diferentes ámbitos y falleció a finales de 1943.


Austria, 1923; Ciudades del país. Colina del castillo en Graz, Abadía de Melk y Palacio Belvedere en Viena. Sellos diseñados por Rudolf Junk y grabados por Ferdinand Schirnböck; calcografía. Imágenes de los sellos procedentes de briefmarken-forum.com


Además de colega en la creación de sellos y billetes, Rudolf Junk fue amigo personal de Ferdinand Schirnböck, y aparte de algún artículo de revista en vida, cuando el artista falleció inesperadamente en 1930 escribió una nota necrológica muy afectuosa en la que se despedía de «der altmeister»el viejo maestro del grabado austríaco

Uno de los buenos momentos de Ferdinand Schirnböck en estos sus últimos años de vida, fue la acentuación de su amistad con el artista checoslovaco Max Švabinský. Ambos  llegaron incluso a realizar juntos un billete soberbio.


Billete checoslovaco de mitad de los años veinte diseñado por Max Švabinský y cuyas viñetas grabó Ferdinand Schirnböck. A la izquierda, prueba en negro de sólo la parte calcográfica del anverso. A la derecha, reverso de un billete muestra. El billete circuló desde principios de los años treinta y fue válido hasta octubre de 1944


Es un tópico decir que Ferdinand Schirnböck es el fundador del estilo de grabado austríaco en los sellos, y esto es cierto, a condición de tener en cuenta que el estilo del artista consistió en no tener ningún estilo. 

Esta aseveración última circunscribe el genio de Schirnböck a la sola y prodigiosa técnica, pero también, precisando más, se puede decir que el grabador escribió larga y frenéticamente con los buriles la fe meditada de Flaubert. El artista ha de estar en su obra como Dios en el universo, presente en todas partes y visible en ninguna.


A la izquierda, anverso del billete austríaco de 1927 cuyas viñetas grabó Ferdinand Schirnböck, a partir de los bellos diseños de Berthold Löffler (1874-1960), discípulo de Koloman Moser. En el centro, retrato de Ignacy Mościcki grabado por Schirnböck y que emitió Polonia también, con diferentes tonalidades de color, en una hojita de 1928 para celebrar la Exposición Filatélica de Varsorvia, junto a otro retrato de Józef K. Piłsudski, igualmente incidido por el maestro austríaco; calcografía. Y a la derecha, sello emitido por Austria en 1928 del Presidente Michael Hainisch, diseñado por Rudolf Junk y grabado por Ferdinand Schirnböck; 4 valores, calcografía (imagen procedente de briefmarken-forum.com). Schirnböck continuó grabando sellos para otros países en sus últimos años, y así, y aparte de los presentados en esta entrada, también incidió, por sólo citar algunos más, los dos sellos de correo aéreo diseñados por Johan Palinkas y emitidos por Hungría entre 1927 y 1930 en diversos valores calcográficos


Ferdinand Schirnböck murió de repente el 16 de septiembre de 1930 en Perchtoldsdorf, recién cumplidos 71 años, y en las semanas anteriores continuaba su gran y maravillosa obra. Y aún tres años después de su muerte en los sellos, y luego todavía en algún billete, se emitieron grabados inéditos del artista.


Últimos sellos emitidos por Austria en vida de Ferdinand Schirnböck, en 1929 y 1930, todos diseñados por Rudolf Junk. Vista de Viena, Biblioteca Nacional en la capital y retrato del Presidente Wilhelm Miklas, este último emitido en 6 valores y vendido son sobrecoste en favor de la campaña antituberculosis; calcografía. Imágenes procedentes de briefmarken-forum.com


El Vaticano emitió una serie de vistas en 1933 con algunas viñetas grabadas por Schirnböck en esas semanas postreras, y pese a las dudas, es lógico pensar que Enrico Federici sólo grabó marcos y letras en los sellos emitidos que llevan la rúbrica del artista austríaco

Son estos sellos, en cualquier caso, sólo una muy pequeña parte del legado filatélico de quien es sin duda el gran patriarca del sello artístico europeo.


Dos de los sellos cuyas viñetas estaba grabando Ferdinand Schirnböck días antes de su muerte en 1930, emitidos en 1933 por el Vaticano con marcos y letras grabados por Enrico Federici; calcografía. Imágenes procedentes del blog bigblue1840-1940.blogspot.com

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Nota

La mayoría de textos referentes a la serie de Bosnia-Herzegovina de 1906, así como el par de párrafos del sello de Marie Adélaïde (Luxemburgo, 1914), los escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo)

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