El artista grabador Karl Seizinger
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El grabador errante
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Un año antes de su fallecimiento en Haarlem
(Holanda) a los 89 años, Rudolf Fischer tuvo
ocasión de hablar unos minutos con Karl Seizinger, entonces una leyenda viva
del grabado de sellos. Y a pesar de encontrarlo «sonriente y siempre fumando,
sarcástico, a ratos breves sentimental e incluso alegre», Fischer presintió, por
debajo de esa cordialidad feliz y tranquila, una llama inextinguible de soledad trágica y
ensimismada.
Karl Friedrich
Wilhelm Seizinger nació el 23 de
marzo de 1889 en Hildburghausen, un pequeño pueblo del sur de
Turingia, en el corazón de Alemania, con una gran tradición en el arte del grabado. Enseguida
demostró una capacidad natural para el dibujo y las artes plásticas en general,
y a pesar de las intenciones de su padre Heinrich, que pretendía una dedicación
exclusiva del hijo en el negocio de fotografía que acababa de emprender, el
joven Karl tenía muy clara la determinación de consagrar su vida al arte del buril.
Y es que, siendo apenas un
adolescente, un grabador local que había empezado a escribir sus memorias,
tenía tan mala caligrafía que solicitó al instituto de Hildburghausen que tuviera la amabilidad de enviarle un
alumno con buena letra. El joven Karl fue el elegido, y seguramente estar con este grabador muchos días, oyendo sus experiencias y escribiendo su vida, inoculó
en el futuro artista la pasión por el arte del grabado.
Acudió entonces Karl al Instituto cartográfico de Metzeroth, en Hildburghausen,
y probadas sus grandes cualidades, pudo después
desplazarse a Berlín y perfeccionar la técnica ardua del grabado a buril. En la capital, conoció enseguida a la que habría de ser pronto su mujer, Elisabeth.
Billete
finlandés de 1000 marcos, año 1922, con diseño de Eliel Saarinen y grabado de
la viñeta de Karl Seizinger. A la derecha, sello emitido por Checoslovaquia en 1926, Vista de Praga. Sello
grabado por Karl Seizinger a partir de una obra de Tavík František Šimon.
Impresión en calcografía; 2 valores emitidos
La Primera Guerra Mundial, sin embargo, frenó en seco una carrera que
todo hacía indicar que sería fulgurante. Karl
Seizinger fue llamado a filas y destinado a la cercana Francia, donde permaneció casi un año y medio. Después solicitó el
traslado y fue enviado a Bagdad, en
un viaje tortuoso de dos meses. Cuando la guerra acabó, Seizinger estaba en Mosul y fue hecho prisionero por las
tropas inglesas allí destacadas. Permaneció retenido unos meses en
Constantinopla, y finalmente fue liberado y pudo regresar a Berlín.
De vuelta a la Alemania
derrotada, Seizinger se encontró con que su mejor habilidad, el grabado
en acero, tenía escasa relevancia en la filatelia nacional de entonces, y esta
circunstancia lo obligó a buscar otros horizontes donde poder desarrollar
libremente su talento.
Así, a principios de la década de los veinte, se instaló, primero en Helsinki,
donde trabajó en la confección y grabado de billetes y otros documentos del
Estado finlandés, y a partir de 1924, en la vieja Praga, donde aceptó un
buen puesto ofrecido por el Banco Nacional de Checoslovaquia.
Checoslovaquia,
1926-27, Castillo de Karlštejn y Monasterio de Strahov (Praga). Sellos diseñados y grabados por Karl Seizinger, inspirándose en obras de
Tavík František Šimon y Alois Kalvoda, respectivamente. Precediendo a cada sello emitido,
bocetos de diseño en acuarela y lápiz del propio grabador, con medidas de 9.7 x 8.3 cm y 10.3 x 8.5 cm. Impresión de ambos sellos en calcografía
Checoslovaquia,
1926, Castillo de Pernštejn. Sello diseñado y grabado por Karl
Seizinger, de quien exponemos un diseño preliminar en acuarela y lápiz.
Seizinger partió para el diseño y grabado de este sello, de una obra del
paisajista checo Alois Kalvoda (1875-1934). Impresión en calcografía
Checoslovaquia, 1928, Edificio de
Telecomunicaciones, Praga, X Aniversario de la República de Checoslovaquia. Sello
diseñado y grabado por Karl Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, acuarela
previa al grabado del propio Seizinger. Imagen del sello procedente de
engravedstamps.net
Durante los casi quince años siguientes, hasta que a finales de 1938
abandonó Praga, Karl Seizinger se convirtió en el principal
artista de la filatelia checa, que cimentó entonces una aureola artística que
llega hasta hoy mismo. Pues si bien es cierto que, analizando ahora esos tres
lustros de grandes sellos, Bohumil Heinz nos parece tan grande como Seizinger,
también es verdad que, al menos durante los diez primeros años de estancia en
la capital, su hegemonía artística no admite discusión. Anteriormente hemos podido ver uno de sus primeros grandes sellos de Checoslovaquia, Vista de Praga, emitido en 1926 por primera vez en dos valores e inspirado en una obra de Tavík František Šimon
(1877-1942).
Seizinger y Heinz, como Delhom y Sánchez Toda en España, no hicieron nunca buenas migas, ni siquiera al principio. Pues además de la natural rivalidad de dos artistas tan orgullosos y concienciados de su valía, había que contar también con los recelos étnicos, entonces, en aquella vieja Europa de principios de los años treinta, hirvientes y a punto de estallar. Seizinger era alemán de pura cepa, a pesar del encantamiento que sentía en Praga, mientras que Bohumil Heinz era checo de nacimiento y se sentía plenamente identificado con su nacionalidad.
Los problemas
surgieron enseguida, al poco de llegar Heinz al Banco Nacional. Entre 1932
y 1934, ambos grabadores rivalizaron en varias emisiones, siendo siempre
el vencedor de estas justas inevitables, el artista de más prestigio
entonces y con más experiencia, Karl Seizinger. Sucesivamente, se fueron
rechazando los proyectos de Heinz, entre ellos los retratos de
personalidades como Miroslav Tyrš (1932) y Bedřich Smetana
(1934), y aceptando las propuestas alternativas de Seizinger, que
contaba además con otra baza a su favor, aparte del talento, la experiencia y
los contactos: una rapidez milagrosa para ejecutar cualquier grabado que habría
de ser enseguida proverbial. Hasta se dice que trabajaba sólo y como
máximo tres horas al día, incluso cuando más urgencia requería una emisión.
Checoslovaquia, 1928, X Aniversario de la
República. Castillo Hradec nad Moravicí, en Opava. Sello diseñado y
grabado por Karl Seizinger. Calcografía. A la izquierda, boceto preliminar del
grabador, realizado el año anterior; lápiz sobre cartulina, 17.5 x 14.1 cm
Seizinger y Heinz, como Delhom y Sánchez Toda en España, no hicieron nunca buenas migas, ni siquiera al principio. Pues además de la natural rivalidad de dos artistas tan orgullosos y concienciados de su valía, había que contar también con los recelos étnicos, entonces, en aquella vieja Europa de principios de los años treinta, hirvientes y a punto de estallar. Seizinger era alemán de pura cepa, a pesar del encantamiento que sentía en Praga, mientras que Bohumil Heinz era checo de nacimiento y se sentía plenamente identificado con su nacionalidad.
Checoslovaquia,
1929, Emblema del Estado, obra de Alfons Mucha. Sello diseñado (izquierda,
uno de los bocetos previos en acuarela y lápiz) y grabado por Karl Seizinger.
Diversos valores emitidos. Impresión en calcografía
Karl
Seizinger grabó los dos retratos (de frente y de perfil) de Miroslav Tyrš,
fundador del movimiento Sokół ("Halcón"), para los 4 sellos
emitidos en 1932, y sólo unos meses después volvió a grabar a Tyrš en el
sello similar de 1933, que mostramos sobre estas líneas (60 haléřů)
junto a dos de los bocetos preliminares utilizados por Seizinger en una y otra
emisión
Checoslovaquia, 1929, Milenario de la muerte de
San Wenceslao. Tres sellos diferentes emitidos en 5 valores, todos grabados por
Karl Seizinger, a partir de obras de Mikoláš Aleš, Felix von Jenewein y
Josef Mánes. Impresión en calcografía
Y Seizinger, por cierto, grabó antes que Heinz ese sello de 1938 diseñado por Bouda y hasta llegó a cobrarlo aunque no se emitió, y todavía hoy se discute si el joven artista checoslovaco pudo hacer uso del diseño de grabado del maestro alemán, pues el lenguaje lineal y entrecruzado es casi idéntico en uno y otro sello.
Sello checoslovaco de 1933 del compositor Bedřich Smetana, grabado por Karl Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, el diseño dibujado sobre cartulina por el grabador. El marco del sello fue diseñado por Václav Fiala, que con gran delicadeza puso en su interior algunas notas de la ópera Libuše
Karl Seizinger diseñó y grabó este sello del
Presidente Masaryk en 1928, en el centro y precedido por uno de los
bocetos preliminares del propio artista, con ocasión del X Aniversario de
la República de Checoslovaquia y cuyo retrato sería utilizado después en
nuevas emisiones de diferentes valores con cambios en el marco facial;
calcografía. A la derecha, uno de los valores regulares emitidos en 1930 con el
mismo retrato de dos años antes. Imagen del sello de 1928 procedente de
engravedstamps.net
De hecho, y aún a pesar de conservar la
nacionalidad alemana, Seizinger escapó después, en 1941, desde Belgrado
hasta la capital del entonces recién proclamado y efímero Estado de Croacia.
Se instaló en Zagreb y allí llegó a grabar, en plena hecatombe mundial,
uno de los sellos más bellos del mundo, y sin duda el más famoso de la
filatelia de Croacia. Este sello de 1943, como la emisión de las
legiones de 1934, merece asimismo un capítulo aparte.
A
propósito de los sellos antevistos del Presidente Masaryk, en ese mismo año, Seizinger sí grabó un nuevo retrato del político, que cumplía ochenta
años a principios de marzo.
Checoslovaquia,
1928, X Aniversario de la República. Castillo de Hluboká. Diseño y grabado
de Karl Seizinger; calcografía. A la izquierda, dibujo de diseño del propio
grabador, acuarela y lápiz sobre cartulina, 12.3 x 10.2 cm
Checoslovaquia, 1930, Presidente Tomáš
Garrigue Masaryk. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, emitido en
cuatro valores calcográficos; imagen procedente de la página tomfijala.cz. A la izquierda, uno de los cuatro sellos de correo
aéreo que Seizinger grabó en 1930, con la viñeta de un Fokker F.VIII volando sobre Praga; 2 valores emitidos. Impresión en calcografía
Checoslovaquia, 1930, Correo aéreo; Šmolík
Š 19. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, del que adjuntamos uno boceto preliminar de diseño. Impresión en calcografía; 2 valores emitidos
Checoslovaquia, 1935, XX
Aniversario de la batalla de Arras, en la I Guerra Mundial. Monumento erigido durante la década anterior en el cementerio de Neuville-Saint-Vaast, Francia, como homenaje a los
voluntarios checoslovacos que murieron en la batalla de Arras. Sello diseñado
y grabado por Karl Seizinger, a partir de la obra original de Jan Hruška. Calcografía; 2 valores
En
2005 y con ocasión del 120 aniversario de su fundación, el Club filatélico de
Hildburghausen, localidad natal de Seizinger, honró la memoria del grabador en
una extraordinaria medalla de plata. A la derecha, uno de los mejores sellos
grabados por Seizinger en Checoslovaquia, a
partir de una obra de Vladimír Silovský (1891-1974) y emitido en 1938, Vista de Pilsen (Plzeň); calcografía
Serie de las Legiones checoslovacas,
1934
Esta serie es sencillamente sublime, y una de las más grandes jamás realizadas desde el estricto punto de vista artístico. Y da fe, quizá como ninguna otra de las varias grabadas, de las mejores virtudes de este bohemio del buril, como fue conocido en sus mejores años de Praga. Un estilo vigorosamente clásico y a la vez, personal y doliente, sentido, y sutilmente denodado y pulcro.
Karl Seizinger siempre consideró dos de los sellos de esta serie de 1934, estos que se exponen de inmediato, como los más distinguidos de su obra filatélica, y en particular el primero mostrado, incluso por encima del sello referido de Croacia (1943). «Tuve de espacio para cada fisonomía, más o menos el que ocupa la cabeza de un alfiler», reveló Seizinger años más tarde, «y los rasgos debían de ser reconocibles. Además había muchos personajes en cada sello, para complicar todavía más la tarea. Fueron unos grabados difíciles y arduos de los que quedé muy satisfecho y orgulloso».
A la izquierda, una de las fotografías utilizadas por Václav Fiala para el diseño del gran sello de "Rota Nazdar" que grabó Seizinger en la serie de las Legiones de 1934, del que a la derecha se muestra una captura ampliada de la viñeta
En este sello del juramento en Bayona, son
distinguibles hasta más de 30 personas. No se equivocaba Seizinger cuando consideraba que este fue su mejor sello grabado.
Checoslovaquia,
1934, XX Aniversario de las Legiones checoslovacas, Juramento de la compañía
"Rota Nazdar" en Bayona. Diseño de Václav Fiala y grabado de Karl
Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, dibujo del propio Seizinger de su sello (15.2 x 7.8 cm), se supone que realizado en la fase de diseño del grabado, aunque vista su perfección meliflua, igual que los de otros antepuestos, bien pudo haberlo hecho con posterioridad a la emisión, a modo de reclamo o simplemente como albedrío personal
Checoslovaquia, 1934, XX Aniversario de las
Legiones checoslovacas, Solemne juramento en Kiev. Diseño de Václav Fiala y
grabado de Karl Seizinger; calcografía. A la izquierda, diecisiete futuros
legionarios hacen un solemne juramento en Kiev, a finales de septiembre de
1914; esta fotografía fue utilizada por Václav Fiala para conformar el diseño definitivo del sello anexo
En los otros dos sellos de la serie, igual y magistralmente
grabados por Karl Seizinger, Václav Fiala no
precisó de tanta compaginación meditada como en los sellos recién admirados, pero los diseños son también excepcionales.
Uno de estos dos sellos es una alegoría elegante y concisa, mientras que en el otro Fiala hace protagonista del mismo a Jaroslav Heyduk (1863-1918), abanderado de edad que merced a la arrogancia entrañable con que posó en algunas fotografías, simbolizaba muy bien el anhelo honroso de las Legiones checoslovacas, que no fue sino contribuir heroicamente a la creación del muy deseado nuevo Estado, real por fin en 1918.A la izquierda, una de las fotografías usadas por Václav Fiala para el
sello del patriota Jaroslav Heyduk, y al lado, el sello grabado por Seizinger (Checoslovaquia, 1934) del entrañable abanderado de la compañía “Družina”, creada en Rusia en 1914; impresión en calcografía. A la derecha, el artista checoslovaco Václav Fiala, diseñador de esta serie de las Legiones, en un autorretrato de 1926
Respecto a Václav Fiala, fue una artista de prestigio en su época y participó como diseñador durante varias décadas en la filatelia de Checoslovaquia. Había nacido en Praga, el 16 de julio de 1896, y a principios de los años veinte llegó a ser alumno de Max Švabinský, siempre y de algún modo, si no directo, sí recóndito, artífice egregio y leal del sello checoslovaco.
Václav Fiala viajó mucho
durante su juventud, recibió el influjo de varias culturas y terminó
desarrollando una obra notable diseminada en litografías, pinturas y dibujos, y
también, y aparte de su producción filatélica, en ilustraciones muy coloridas
para todo tipo de libros, tanto de leyendas y cuentos populares como clásicos.
Falleció Václav Fiala en su ciudad natal a principios del verano
de 1980.
El sello de la escena de Bayona (1934) es seguramente una cima insuperable, pero Karl Seizinger, en plena escapada por los Balcanes, grabó varios más de una gran e innegable categoría artística, pese a las circunstancias y la zozobra adversas, y aún desde Zagreb, para la tercera exposición de los filatelistas croatas de septiembre de 1943, incidió el que sin duda otro de los grandes sellos del mundo.
La emisión fue impresa en la Staatsdruckerei de Viena y Seizinger, que siempre emboscaba sus iniciales en la viñeta, fueran las dos de “KS” o sólo la “S”, en esta ocasión sólo la incluyó en un sello por pliego, lo que hace de estas variedades las más esquivas y difíciles de conseguir para los coleccionistas. Hay dos variedades con la “S” del grabador, en diferentes lugares según se trate del sello suelto (color violeta, posición 22 en el pliego de 40 sellos) o bien del sello de la hojita (color marrón, posición 5 de 6 en cada pliego).
La verdad es que, pese a los tiempos negros que se vivían en Europa, Seizinger tuvo una actividad como grabador en Zagreb muy intensa. Estos tres sellos fueron emitidos por Croacia en 1943, incidiendo Seizinger todos los diseños del artista Ivo Režek (1898-1979).
Checoslovaquia, 1934, XX Aniversario de las Legiones checoslovacas, voluntarios uniformados en Francia, Rusia y Serbia. Diseño de Václav Fiala y grabado de Karl Seizinger; impresión en calcografía. En el centro y a la derecha, dos imágenes del artista Václav Fiala, un autorretrato de principios de los años setenta y una fotografía de 1976
Checoslovaquia, sello de 1936 sobrecargado en 1937. Vista del centro de Banská Bystrica. Diseño propuesto
por Karel Vik y
grabado de Karl Seizinger. Impresión en calcografía. A la izquierda, boceto preliminar de diseño firmado por Karl Seizinger
Seizinger
dejó una impronta indeleble en las dos primeras décadas de la filatelia
checoslovaca, y sellos de las legiones al margen, los grabados más
característicos de su obra en Praga, aún por encima de los retratos, son estas pequeñas
vistas de paisajes y monumentos tan graníticas y acérrimas.
Checoslovaquia,
1937 y 1938, Iglesia de Santa Bárbara, en la ciudad de Kutná Hora, y Catedral de Santa Isabel, en Košice. Diseños de Karel Vik y Vladimír
Silovský, y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía
Uno de los grandes sellos del mundo
El sello de la escena de Bayona (1934) es seguramente una cima insuperable, pero Karl Seizinger, en plena escapada por los Balcanes, grabó varios más de una gran e innegable categoría artística, pese a las circunstancias y la zozobra adversas, y aún desde Zagreb, para la tercera exposición de los filatelistas croatas de septiembre de 1943, incidió el que sin duda otro de los grandes sellos del mundo.
Yugoslavia,
1941, 2ª Exposición Filatélica Nacional en Croacia. Kamenita Vrata
en Zagreb y Catedral de la ciudad. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl sezinger.
Pruebas de color sin dentar; calcografía. A la derecha, el Rey Pedro II de
Yugoslavia. Aunque únicamente se
realizó una emisión en tipografía de esta serie básica de 1939 (15 valores),
Karl Seizinger grabó a buril el retrato de Pedro II, con vistas a una versión
calcográfica no emitida finalmente . Asimismo, en 1939 y con
ocasión de celebrar el Cumpleaños del rey Pedro II de Yugoslavia, Karl Seizinger
grabó cuatro sellos de barcos con el facial de Yugoslavia, todos impresos en
Belgrado mediante calcografía
La concepción del sello referido de 1943 fue obra del artista Vladimir Kirin (1894-1963), que no sólo proveyó la obra propia, sino que además se implicó en el diseño específico del sello, que Seizinger grabó en Zagreb en la primavera de ese año. La obra de Kirin que incidió Seizinger es una bella pintura al óleo de sólo unos años antes, concretamente de 1938, titulada Dolac, con la Iglesia de Santa María de Zagreb al fondo. Vladimir Kirin diseñó otros sellos croatas de la época, y también participó en la confección gráfica de algunos billetes.
Este fue el grabado más grande de tamaño que Karl Seizinger había realizado hasta ese momento para un sello postal. Y Seizinger debía de estar muy satisfecho cuando lo grababa, pues por esos días, en una entrevista concedida a un boletín filatélico croata, prometió a los coleccionistas un gran sello que honraría espléndidamente su próxima Exposición. ¡Y a fe que fue así, ciertamente! Seizinger estaba creando uno de los más bonitos sellos del mundo, y afianzando su fama, hoy indiscutible, como uno de los primeros grabadores del siglo pasado.
Croacia, 1943, III
Exposición Filatélica Nacional. Mercadillo de Dolac e iglesia de Santa María de
Zagreb al fondo, según el óleo “Dolac” (1938), de Vladimir Kirin. Grabado de
Karl Seizinger. Impresión en calcografía
La emisión fue impresa en la Staatsdruckerei de Viena y Seizinger, que siempre emboscaba sus iniciales en la viñeta, fueran las dos de “KS” o sólo la “S”, en esta ocasión sólo la incluyó en un sello por pliego, lo que hace de estas variedades las más esquivas y difíciles de conseguir para los coleccionistas. Hay dos variedades con la “S” del grabador, en diferentes lugares según se trate del sello suelto (color violeta, posición 22 en el pliego de 40 sellos) o bien del sello de la hojita (color marrón, posición 5 de 6 en cada pliego).
Las
dos variedades difíciles para los coleccionistas, con la “S” del grabador en
diferentes lugares. A la derecha, el croata Vladimir Kirin (Zagreb, 1894-1963),
artista y también diseñador gráfico
La verdad es que, pese a los tiempos negros que se vivían en Europa, Seizinger tuvo una actividad como grabador en Zagreb muy intensa. Estos tres sellos fueron emitidos por Croacia en 1943, incidiendo Seizinger todos los diseños del artista Ivo Režek (1898-1979).
Croacia, 1943, Personajes. Katarina Zrinska, Fran
Krsto Frankopan y Petar Zrinski. Diseños de Ivo Režek y grabados de Karl
Seizinger. Impresión en calcografía
Unos meses después y diseñado igualmente por Ivo
Režek, Seizinger grabó un
excelente sello del matemático y físico Rugjer
Boscovich (1711-1787), emitido en diciembre de 1943 por Croacia en dos
valores calcográficos. También diseñó y grabó Seizinger la emisión básica e impresa en litografía del dictador Ante Pavelić, emitida en 20 valores entre 1943 y 1944.
Croacia, 1943, Rugjer
Boscovich (1711-1787). Sello emitido en 2 valores, diseñado por Ivo Režek,
y grabado por Karl Seizinger; calcografía. A la derecha, uno de los sellos
de Ante Pavelić perteneciente a la serie básica emitida
en 20 valores entre 1943 y 1944; diseño y grabado de Karl Seizinger, que utilizó la fotografía adjunta como punto de partida; impresión en litografía
Y ya en 1944, grabó Karl Seizinger una
gran serie de cuatro sellos que rindió tributo al Servicio
de trabajo estatal (DRS, Državna radna služba).
Croacia,
1944, Fuerza Laboral Estatal. Trabajadores desfilando, y trabajador con una
pala. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía
Esta serie de 1944, impresa en calcografía por la Staatsdruckerei de Viena como
el sello de Dolac, fue diseñada por Otto Antonini
(Zagreb, 1892 – 1959).
Croacia, 1944, Fuerza Laboral Estatal. Instrucción, y
Ante Pavelić en un desfile. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl
Seizinger. Impresión en calcografía
Unos sellos de
Seizinger en la negra espalda de la filatelia
Karl Seizinger, alemán de nacimiento, fue huyendo durante los años críticos de la II Guerra Mundial por el viejo corazón de Europa, de Praga a Zagreb, pasando entre medias por Belgrado, y dejando en todas estas filatelias grandes sellos.
Y aunque Seizinger huyó de la
vesania nazi, lo cierto es que estando en Zagreb y por vía de la Staatsdruckerei vienesa, llegó a grabar algunos sellos para
el Generalgouvernement, el Gobierno General alemán de los territorios polacos
ocupados. Estos sellos, cuatro en total, no llegaron a entrar en
circulación, y hoy día, si bien existen impresiones y pruebas de todo tipo, con y sin
valor nominal, así como dentadas y sin perforar, tampoco es
que sean del todo asequibles para la mayoría de coleccionistas.
Iglesia de madera en Tatariv, en uno de los diseños
que Seizinger trasladó al acero en 1944, a partir de obras del artista Erwin
Puchinger (1875-1944). A la derecha, impresión calcográfica sin dentar del
sello no emitido grabado por Seizinger
Los diseños, en los que quizá participó el propio Seizinger, se inspiran en obras de Erwin Puchinger (1875-1944), artista que unos años antes
llegó a diseñar algunos sellos alemanes, entre ellos varios para el territorio
anexionado de Polonia.
Y una curiosidad más. Cuando terminó la guerra en 1945, Seizinger acabó retornando a su localidad natal de Hildburghausen, entonces en el área de dominio soviética,
y entre las pocas pertenencias que pudo conservar, se encontraban algunas
pruebas de estos sellos, que a su vez enviaría en 1947 a Enschedé como prueba de sus facultades. La Casa de
Haarlem no se lo pensó mucho, pues andaba escasa de artistas tan cualificados,
y allí terminó Seizinger su carrera.
A pesar de los muchos
datos disponibles, tanto de Karl Seizinger como
de Sem Hartz, lamentablemente no hay constancia
alguna, ni siquiera barruntada, de qué tipo de relación tenían en Enschedé, ni tampoco sobre qué pensaban el uno del
otro.
Ambos, además, vivían en Haarlem, el santuario de Enschedé, donde Seizinger terminó su carrera a principios de los años sesenta. Hartz era mucho más joven, y tenía apenas 35 años cuando Seizinger se incorporó a Enschedé a finales de la década de los cuarenta. En todo caso, sí que es fácil suponer con qué admiración desconfiada recibiría Hartz a quien entonces era un maestro absoluto del buril.
Sobre estas palabras se muestra un sello de asignación segura grabado por Seizinger
en sus años en Enschedé, el de Naciones Unidas de 1951 concebido por Leon Helguera, un artista prestigioso, nacido en
México, y que incluso llegó a diseñar algunos sellos para Estados Unidos, entre
otros países.
Quién sabe, quizá Karl Seizinger y Sem Hartz compartieron respeto y amistad, y hasta muchas conversaciones en las que intercambiarían impresiones y experiencias sobre el arte modesto y recóndito de grabar un buen sello, tarea reservada y loable en la que ambos eran y son unos maestros absolutos.
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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.
En el centro sobre estas líneas, prueba de punzón de
Karl Seizinger a partir del diseño anexo, con fecha de mayo de 1944. A la
derecha, impresión calcográfica de otro diseño grabado por Seizinger para esta
emisión truncada del Generalgouvernement
Karl Seizinger y Sem
Hartz, juntos en Enschedé
Ambos, además, vivían en Haarlem, el santuario de Enschedé, donde Seizinger terminó su carrera a principios de los años sesenta. Hartz era mucho más joven, y tenía apenas 35 años cuando Seizinger se incorporó a Enschedé a finales de la década de los cuarenta. En todo caso, sí que es fácil suponer con qué admiración desconfiada recibiría Hartz a quien entonces era un maestro absoluto del buril.
Diseño de Leon Helguera para el sello de la ONU d
1951; lápiz sobre papel vegetal, 23 x 20 cm. En el centro sobre estas palabras, uno de los dos
valores (Oficina de Nueva York) de la emisión que grabó Karl Seizinger; calcografía. Y a la derecha, prueba de artista firmada por Karl Seizinger en 1953 de un soberbio grabado inspirado en una pintura de Jacques François Joseph Carabain, encargado por Enschedé al artista para una emisión de los Países Bajos que finalmente, y no trascendieron los motivos, no se llevó a cabo
Quién sabe, quizá Karl Seizinger y Sem Hartz compartieron respeto y amistad, y hasta muchas conversaciones en las que intercambiarían impresiones y experiencias sobre el arte modesto y recóndito de grabar un buen sello, tarea reservada y loable en la que ambos eran y son unos maestros absolutos.
Karl Seizinger en su estudio de Praga, durante los años treinta del siglo pasado
Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.
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