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miércoles, 6 de junio de 2018

Endre Horváth

Endre Horváth. Autorretrato a buril (1943)

Talento 

innato


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  Más de medio siglo después de su muerte a los 58 años, en la pequeña localidad húngara de Balassagyarmat se sigue rindiendo un culto fervoroso y creciente a Endre Horváth, el artista más prestigioso de la filatelia y de la notafilia de Hungría

Así, y aparte de mantener activa una galería donde se exhibe una parte considerable de su obra, nutrida muy principalmente por la donación que su propia hermana hiciera en 1983 al ayuntamiento local, es frecuente la peregrinación periódica y sumisa al cementerio católico de Balassagyarmat, donde hace muchos años István Szabó (1903-1992) esculpió en el panteón familiar un relieve inspirado en un bello grabado de HorváthLas tres parcas.

Y es que, aunque Endre Horváth nació el 3 de marzo de 1896 en Bazim, entonces perteneciente al Imperio Austrohúngaro y hoy parte de Eslovaquia (Pezinok), cuando tenía 9 años llegó junto a su familia a Balassagyarmat, y allí vivió la adolescencia y parte de su juventud. El joven Endre tuvo desde siempre una facilidad natural para el dibujo, pero después de terminar los estudios básicos y seguramente inducido por las presiones familiares, su futuro parecía encaminado al derecho y las leyes. 

El estallido de la I Guerra Mundial truncó los planes previstos, y Endre hubo de incorporarse a filas en mayo de 1915, con 19 años recién cumplidos. Enseguida fue ascendido al rango de Oficial, y durante más de tres años luchó en la primera gran guerra del siglo, tiempos difíciles y peligrosos, pero en los que al menos retomó una pasión ahora ya incontenible por la expresión artística. Dibujaba mucho y también, cada vez que podía, realizaba pinturas más trabajadas y conseguidas, sobre todo acuarelas. 

Al terminar la guerra, se olvidó de las leyes y trató de profundizar en su nuevo y verdadero mundo: el arte. Había encontrado el camino auténtico, tan arduo como hipnotizador, y por fin se disponía a afianzar allí sus pasos. Se matriculó entonces en la Escuela de Artes Aplicadas de Budapest y durante cinco años disciplinó su talento y acabó de dominar la técnica del grabado en todas sus formas, bajo la mirada atenta y vigilante de un maestro y un crítico de excepción, el artista Ferenc Helbing (1870-1958), a quien siempre guardó Endre una estima sincera y un afecto especial. 


Las tres parcas, de Endre Horváth; grabado a buril sobre lámina de cobre. Dos impresiones de este grabado especialmente apreciado por el artista


A mitad de la década de los años veinte, Horváth empezó a trabajar para el Magyar Nemzeti Bank, el Banco Central nacional fundado en 1924, primero como diseñador de los billetes que grabarían, entre otros, los austríacos Rupert Franke y el gran maestro Ferdinand Schirnböck, y después tallando con los buriles sus propias concepciones, generalmente inspiradas por las gentes y costumbres populares del país.


Endre Horváth dejó verdaderas maravillas en el mundo de los ex libris y de los grabados particulares. El ex libris de la izquierda es del propio Horváth, que se autorretrata con la calavera que será, Az én könyvem (Mi Libro)


El virtuosismo de Horváth fue tan llamativo desde los primeros grabados, que su fama traspasó las fronteras y en 1936 aceptó una invitación del Banco Nacional de Bélgica. Se desplazó entonces a Bruselas y, aparte de sentar cátedra entre los aprendices y grabadores belgas con su técnica refinada y prodigiosa, conoció a la que habría de ser su mujer, Hardy Rajmonde. Un año después regresaba a Budapest con Hardy, luego de rechazar una buena oferta de la Casa inglesa De La Rue. Y no obstante la pasión que sintiera por su bella esposa, a los pocos meses del retorno a Hungría de Endre, se separaron y ella volvió a Bruselas.


Endre Horváth en plena búsqueda... Y al lado, fotografía del artista con su primera mujer


Horváth entonces, recién separado y en plena madurez artística, se volcó de lleno en el diseño y el grabado, principalmente de los billetes nacionales, pero también dedicó gran parte de su talento a todo tipo de grabados, desde los destinados a otros documentos oficiales hasta las obras privadas o personales, pasando por los ex libris, actividad esta última en la que asimismo dio muestras impresionantes de su genio con los buriles.


Billete húngaro de 1941 para el que Endre Horváth grabó las viñetas


En total, Endre Horváth diseñó y grabó más de cuarenta billetes, y sólo, sin embargo, unos pocos sellos postales, la mayoría de ellos tras la II Guerra Mundial, a la que sobrevivió como pudo y ayudando, siempre que tuvo oportunidad, a los perseguidos primero y después a los prisioneros y víctimas de la terrible hecatombe europea, incluso vendiendo obras propias para recaudar fondos.


Hungría, 1950, József Bem; emisión en 3 valores. Sello diseñado y grabado por Endre Horváth; impresión en calcografía. A la derecha, Puente de las Cadenas con el Castillo de Buda al fondo, vista de Budapest grabada por Horváth en 1936 (20 x 17 cm) 


Con prácticamente el mismo diseño de fondo, Horváth consta como autor del sello que ese mismo año de 1950 dedicó Polonia a József Bem, sólo que grabado en Varsovia por dos de los artistas más cualificados de la Polska Wytwórnia Papierów Wartościowych (PWPW), Marian Romuald Polak (1887-1966) y Bogusław Brandt (1909-1983).


Polonia, 1950, József Bem. Sello diseñado por Endre Horváth y grabado por Marian Romuald Polak y Bogusław Brandt; impresión en calcografía. A la derecha, un extraordinario ex libris grabado a buril por Endre Horváth


En la década de los cincuenta su prestigio en Hungría era incontestable en el diseño y el grabado de la moneda y timbre nacionales, pero su salud fue empeorando poco a poco, al recrudecerse una vieja dolencia pulmonar, y la noche del 13 de octubre de 1954 fallecía en Budapest a causa de un infarto fulminante, justamente cuando estaba inclinado sobre su escritorio afanado con sus herramientas. Moría uno de los mejores grabadores del mundo, y nacía la leyenda del más grande artista húngaro del buril.


A la izquierda y en el centro sobre estas líneas, dos imágenes de Endre Horváth, la segunda poco antes de su muerte en 1954. Y a la derecha, cenotafio realizado por el escultor István Szabó en el cementerio católico de Balassagyarmat, con las tres parcas tan queridas por Horváth

Poesía rigurosa y tenaz

No es una tarea sencilla hacer una pequeña selección de algunos de los muchos billetes diseñados y grabados por Endre HorváthLa razón de esta dificultad no es otra que la categoría sublime de sus mejores grabados, que por fortuna fueron la mayoría de los que realizó.


Anverso del billete de prueba cuya viñeta grabó Horváth en Bélgica (1936), flanqueado por dos felicitaciones muy especiales que el artista grabó a buril pocos años después


El retrato de la jovencita de belleza cándida y lozana para el billete húngaro de 1940 de 2 pengős, es espléndido y finamente curtido, así como, sobre estas palabras, el frontal del billete de prueba con el que Horváth sorprendió y admiró a sus colegas de Bruselas, allá por 1936


Horváth grabó el retrato de este billete húngaro de 1940. La modelo real fue una niña polaca, Valéria Rudas, a la derecha en un dibujo preparatorio del propio artista


Endre Horváth era un genio con un buril entre las manos. ¡Qué delicadeza la suya! Qué poesía en su trazo suave y melodioso, exquisitamente primoroso y sensible.


Endre Horváth también grabó el retrato de esta otra joven para el billete de 5 pengős de 1939, a la izquierda. Y a la derecha, otro de los muchos grabados fabulosos de Horváth

Endre Horváth en la filatelia. Parco y memorable

Los sellos diseñados y grabados por Endre Horváth fueron muy pocos, lo que no obsta para que todos sean realmente excepcionales.


Hungría, 1953, Día del Sello; 2 valores emitidos. Sello diseñado y grabado por Endre Horváth; impresión en calcografía. A la derecha, uno de los varios grabados de felicitación navideña realizados por Endre Horváth


Así, uno de ellos, el del Día del Sello, emitido en 2 valores por Hungría en 1953, sobre estas palabras, es uno de los grandes sellos del mundo, si de sencilla belleza filatélica y artística se trata. Soberbio e inolvidable sello, siempre presente en las evocaciones filatélicas más enardecidas y felices.


Hungría, 1949, Sándor Petőfi; dos de los valores emitidos. Diseño y grabado de Endre Horváth; impresión en calcografía. A la izquierda, imagen del diseño original y adoptado


Los otros dos sellos que exponemos, emitidos varios valores cada uno en 1949 (Sándor Petőfi) y 1951 (Gorki), son de igual manera otras tantas pruebas fehacientes del inmenso talento de este artista sutil y elegante, Endre Horváthun grande también en el arte de crear un sello memorable.


Hungría, 1951, Maksim Gorki; 3 valores emitidos. Sello diseñado y grabado por Endre Horváth. Impresión en calcografía

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Nota. El texto de este perfil de Endre Horváth lo escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora está ensamblado aquí con adiciones y rectificaciones.

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