____________________________________________________
El 28 de septiembre de 1891 fallecía
en Nueva York a los 72 años, sumido en el anonimato más
lacerante, Herman Melville, el primer escritor de América. Durante
esos años y en palabras de su biógrafo Andrew Delbanco, «Nueva York
había alcanzado los tres millones de habitantes, ya circulaba el tráfico por el
puente de Brooklyn, funcionaba el tren elevado de la Segunda Avenida, y la
ciudad estaba poblada por tantos postes de telégrafos, teléfonos y
electricidad, que los cables que quedaban colgando en las calles eran un
peligro para la vida urbana».
A principios de ese mismo año de 1891, en una mañana cualquiera y por una calle sin importancia, un hombre tímido y discreto vaga absorto por las aceras de la gran ciudad. Es Marcus Baldwin, hoy reconocido como uno de los grandes artistas de la filatelia norteamericana y en esos días sólo, a punto de cumplir 38 años, un hombre aturdido y sin rumbo.
Marcus Baldwin acababa de renunciar a sus responsabilidades directivas en Baldwin & Gleason, la empresa que él mismo, junto a su socio y amigo Thomas J. Gleason, había creado once años antes, cuando decidió dejar su puesto de grabador en la American Bank Note, entonces en plena expansión después de absorber a la compañía en la que el artista comenzó su carrera en 1869, la National Bank Note.
En realidad, cuando truncó de una vez y para siempre su discurrir empresarial en enero de 1891, al tiempo que inquieto y desconcertado, Baldwin se sentía no menos liberado y en cierto modo hasta feliz, o al menos esperanzado. Por decirlo de una manera muy precisa, más que el hombre Baldwin, siempre incólume al oropel, era el artista, ese yo impredecible, quien por fin recuperaba su propia y también radical fe. Y es que lo que en los comienzos prometía ser un espacio de libertad creadora y de razonable y modesta solvencia económica, con el tiempo se convirtió en una pequeña empresa de 25 empleados en la que, como es natural, el ímpetu comercial fue ahogando la sincera expresividad artística.
A principios de ese mismo año de 1891, en una mañana cualquiera y por una calle sin importancia, un hombre tímido y discreto vaga absorto por las aceras de la gran ciudad. Es Marcus Baldwin, hoy reconocido como uno de los grandes artistas de la filatelia norteamericana y en esos días sólo, a punto de cumplir 38 años, un hombre aturdido y sin rumbo.
Marcus Baldwin acababa de renunciar a sus responsabilidades directivas en Baldwin & Gleason, la empresa que él mismo, junto a su socio y amigo Thomas J. Gleason, había creado once años antes, cuando decidió dejar su puesto de grabador en la American Bank Note, entonces en plena expansión después de absorber a la compañía en la que el artista comenzó su carrera en 1869, la National Bank Note.
En realidad, cuando truncó de una vez y para siempre su discurrir empresarial en enero de 1891, al tiempo que inquieto y desconcertado, Baldwin se sentía no menos liberado y en cierto modo hasta feliz, o al menos esperanzado. Por decirlo de una manera muy precisa, más que el hombre Baldwin, siempre incólume al oropel, era el artista, ese yo impredecible, quien por fin recuperaba su propia y también radical fe. Y es que lo que en los comienzos prometía ser un espacio de libertad creadora y de razonable y modesta solvencia económica, con el tiempo se convirtió en una pequeña empresa de 25 empleados en la que, como es natural, el ímpetu comercial fue ahogando la sincera expresividad artística.
Una fotografía de 1878
del Departamento artístico de la National Bank Note, poco antes de la
consolidación con la American Bank Note. Marcus Baldwin está sentado el primero a la
derecha de la imagen. De pie y detrás suya, su primer y gran maestro Alfred
Jones
Los agobios trepidantes de los balances de empresa, pues, devolvieron a Baldwin a los espacios más amenos y misteriosos de la
actividad artística, que enseguida y progresivamente lo acercarían, y ya para
siempre, a la filatelia.
Convencido, por fin, de la ineluctabilidad de su destino, Baldwin instaló un pequeño estudio en la casa de sus padres en Newark, a una distancia prudencial de Nueva York, y aun sin desligarse del todo de Baldwin & Gleason, sí que pudo ahora compaginar más tranquila y libremente sus dos grandes pasiones, el grabado y la fe, ya que, aunque durante su estancia en la National Bank Note había realizado algunas tallas para sellos fiscales privados y otros trabajos similares, todavía seguía sin rubricar ningún sello postal.
Convencido, por fin, de la ineluctabilidad de su destino, Baldwin instaló un pequeño estudio en la casa de sus padres en Newark, a una distancia prudencial de Nueva York, y aun sin desligarse del todo de Baldwin & Gleason, sí que pudo ahora compaginar más tranquila y libremente sus dos grandes pasiones, el grabado y la fe, ya que, aunque durante su estancia en la National Bank Note había realizado algunas tallas para sellos fiscales privados y otros trabajos similares, todavía seguía sin rubricar ningún sello postal.
Marcus Baldwin, estando
en la National Bank Note, grabó la viñeta y los retratos de estos sellos
fiscales de 1877 y 1878
Durante estos años
de la última década del siglo XIX, sin embargo y antes de viajar a Washington
e incorporarse a la Oficina de impresión estatal (BEP), Marcus Baldwin
grabó sus primeros sellos propiamente dichos, en 1892 y por encargo de
la compañía Hamilton Bank Note. Dos años después, incluso, Baldwin
grabó los valores mayores, también emitidos por El Salvador e impresos
en la misma compañía, de una emisión dedicada a Colón, y de la que exponemos por debajo de estas líneas uno de los sellos más bellos.
Uno de los sellos de Colón
emitidos por El Salvador en 1894 y que Baldwin grabó por encargo de la Compañía
Hamilton Bank Note, en sus años de artista independiente; impresión en calcografía. A la derecha, fotografía de Marcus Baldwin tomada unos años antes de grabar este sello, en 1887. Imagen
del sello procedente de la página engravedstamps.net
Estos sellos de El Salvador fueron el
verdadero debut filatélico de Baldwin, más de veinte años después de haber decidido encaminarse por la senda
inhóspita y ardua del grabado. Nacido el 31 de marzo de 1853 en Irvington, Nueva Jersey, Marcus Wickliffe Baldwin, con apenas 16 años, ingresó
como aprendiz en la compañía National Bank Note, quedando durante sus primeros tiempos bajo el amparo y el magisterio
exigentes de Alfred Jones, que lo trató con afecto de padre y a quien el joven artista guardó
siempre una admiración y un cariño incondicionales. Tanto fue así, que treinta
años después, en las ocasiones en que Baldwin se desplazaba de Washington a Nueva York por cualquier motivo
familiar, no dudaba en acercarse a ver al viejo y querido maestro, entonces una
leyenda viva del grabado y que falleció en 1900 en un desgraciado accidente de tráfico. En estas visitas puntuales,
además de dar todavía algún consejo imprevisto y sabio a uno de sus mejores
alumnos, Alfred Jones siempre terminaba por regalarle alguna prueba de sus grabados más
recientes, que Baldwin recibía con una gratitud emocionada y que enseguida guardaba como
oro en paño.
En aquellos años felices de iluminación y aprendizaje en la compañía National Bank Note, Baldwin profundizó asimismo, y ya para siempre, en su otra pasión ineludible: la fe. O quizá, y acaso por no dar sin más por descontada, no tanto la abnegación servicial y desinteresada, cuanto la credulidad ciega y sumisa, el joven artista bien pudo sufrir una angustia existencial de raíz, siquiera y acaso remotamente, similar al desasosiego insomne de Melville, quien como observó su amigo Hawthorne, ni cree, ni todavía menos está conforme con su incredulidad.
En aquellos años felices de iluminación y aprendizaje en la compañía National Bank Note, Baldwin profundizó asimismo, y ya para siempre, en su otra pasión ineludible: la fe. O quizá, y acaso por no dar sin más por descontada, no tanto la abnegación servicial y desinteresada, cuanto la credulidad ciega y sumisa, el joven artista bien pudo sufrir una angustia existencial de raíz, siquiera y acaso remotamente, similar al desasosiego insomne de Melville, quien como observó su amigo Hawthorne, ni cree, ni todavía menos está conforme con su incredulidad.
La tentación feliz
En esos años de artista independiente, Marcus Baldwin distribuyó mayormente su tiempo entre los grabados que le encargaban, tales como los referidos de la Hamilton Bank Note Company, y sus numerosas actividades dedicadas a la práctica concienzuda y rigurosa de sus creencias cristianas, sin olvidar los muchos ratos que reservaba para la intimidad familiar. Baldwin nunca se casó, y en este sentido, el mucho tiempo libre de que dispuso procuró dedicarlo a ejercer la bondad y la piedad con una modestia paciente y devota, y siempre revestidas de una generosidad franca y sin condiciones.
Pero, no obstante ser conocido entre sus
amigos por su fe cristiana, si no inquebrantable, sí al menos obcecada, Baldwin tenía
otro rasgo muy dominante: su talento con los buriles. Y esta cualidad no sólo
era conocida muy bien por sus amigos, sino también, y más amplia y realmente,
en el mundo del grabado en sí mismo, entonces y en aquella época, un ámbito en
plena ebullición. Así que, y aparte de otras ofertas y encargos particulares,
era cuestión de muy poco tiempo que la cada vez más poderosa e influyente
Oficina de impresión federal, el Bureau of Engraving and Printing de
Washington, consiguiera acaparar en exclusiva ese su talento particular y
cotizado en unos años de gran competencia entre las diversas compañías de
grabado.
El Salvador, 1894,
Colón protegiendo sus rehenes y Colón recibido por los reyes. Sellos grabados por Marcus Baldwin; impresión en calcografía. Imágenes de los sellos procedentes del blog bigblue1840-1940.blogspot.com y de la página engravedstamps.net
Después de rechazar
varias y suculentas ofertas del BEP, finalmente Baldwin
cedió a la tentación de unas muy buenas condiciones de trabajo y, sobre todo y
muy principalmente, de unas grandes expectativas artísticas, pues en ese
momento la Oficina de Washington ya tenía la exclusividad para producir los
circulantes federales más relevantes, es decir, los sellos y los billetes. A
finales de 1896, Baldwin aceptó la enésima oferta del BEP
y a principios de enero de 1897, ya estaba en Washington, presto
y dispuesto, y de inmediato navegando en la superficie pulida de los
aceros encomendados.
Baldwin en 1902, sentado en tercer lugar de
izquierda a derecha, con otros colegas del Departamento artístico del Bureau of
Engraving and Printing
Durante los
siguientes 23 años, Baldwin participó en la mayoría de todas las grandes
emisiones postales de Estados Unidos, y grabó algunos de los que
hoy son los sellos más emblemáticos de la filatelia norteamericana y universal.
Aunque enseguida serán expuestos al detalle, avanzamos de
palabra los tres más reconocidos: los dos más bellos sellos de la Trans-Mississippi
Issue de 1898, el del toro en la nieve y el del caballo muerto, y el
muy popular sello del Curtiss Jenny de 1918, famoso en el mundo
entero por el error del centro invertido.
Uno
de los primeros retratos grabados por Marcus Baldwin en el Bureau of Engraving
and Printing, fue para este sello fiscal de finales de 1897. Retrato del
estadista Henry Clay
Especialmente significativa, de entre los primeros grabados realizados
por Baldwin nada más llegar a Washington, es su contribución al grabado para la
tarjeta de acceso a la apertura solemne del mandato del nuevo presidente
electo, William McKinley, celebraba el 4 de marzo de 1897. Baldwin
grabó el Cupido de este pase impreso
por el BEP, y también
participó muy activamente en el grabado de la mayor parte del resto de la
composición, excepto los retratos de McKinley
y de su vicepresidente Garret Augustus
Hobart, que fueron obra de George F. C. Smillie.
Pase para la
Inauguración solemne del mandato presidencial de William McKinley, celebrada en
marzo de 1897. Marcus Baldwin grabó el Cupido y otras partes del diseño ornamental de
Thomas F. Morris. Los retratos de McKinley y Hobart los grabó George F. C. Smillie
Para la instantánea que situamos tras este párrafo, es preciso que
avancemos tres años y nos situemos en la llegada del nuevo siglo, pues es
cuando Baldwin, en uno de sus mejores escarceos numismáticos, grabó una
imagen que también hoy es muy popular y reconocible, la del bisonte Pablo para el billete de
10 dólares de 1901. Raymond Ostrander Smith fue el diseñador de
este anverso del billete, a partir de una obra original de Charles R. Night
en cuanto el bisonte, encargándose el quisquilloso George F. C. Smillie, a la sazón Jefe del departamento de grabado de imágenes del BEP,
de grabar los retratos de Lewis y Clark.
Billete de Estados
Unidos de 1901. Baldwin grabó la imagen del bisonte Pablo, a partir de un
dibujo original de Charles R. Night. Los retratos laterales los grabó George F.
C. Smillie
Decimos el
quisquilloso George F. C. Smillie, porque casi la primera noticia que Baldwin
recibió a su llegada a Washington en enero de 1897, fue acerca de
un episodio muy desagradable y que, al menos en aquellos instantes de
expectación desconfiada, hasta le pudo parecer de mal agüero. Charles
Schlecht, entonces en la cumbre, presentó un grabado a Smillie para
su aprobación, y este no tuvo reparo alguno en sugerir al gran maestro algunos retoques
indispensables. Schlecht se enfadó tanto, que le propuso a Smillie,
si tan buen juicio creía tener, que hiciera él mismo esos retoques tan
necesarios, y dicho esto, retornó a Nueva York para no volver jamás.
Eran otros tiempos, aquellos en los que algunos artistas del buril no admitían
que nadie osara discutir su maestría, así fuera no más que una discreta
sugerencia de otro artista eminente.
Exposición
Trans-Mississippi, 1898
Marcus Baldwin vivió sus mejores años en Washington, en la Oficina de grabado e impresión (BEP), tanto desde el punto vista personal, como en el ámbito estrictamente artístico.
En este último, además, el comienzo de su plenitud no se hizo de rogar, pues al año siguiente de llegar se encargó de grabar las viñetas de 5 de los 9 sellos de la emisión que celebró la Exposición Trans-Mississippi en Omaha. El diseñador de la serie fue Raymond Ostrander Smith (1873-1933), mientras los grabadores fueron, aparte de Marcus Baldwin, que grabó el marco común y cinco de las viñetas (2, 5 y 10 centavos; 1 y 2 dólares); el mismo George F. C. Smillie (1, 4 y 50c) y Robert Ponickau (8c), encargándose de letras y números Douglas S. Ronaldson.
“The vanguard”, óleo de
John A. MacWhirter
El sello de 1 dólar del ganado en la
nieve, aparte del mito de su belleza, tiene también detrás toda una historia de
lo más rocambolesca y hasta, en cierto modo, cómica. Y casual, por fortuna para
nosotros los filatélicos, aunque casi ninguno lo tengamos. Pues fue sólo
después de haberse emitido el sello cuando, lo que se pensaba que no era más
que el grabado de una bella estampa de algún artista desconocido del
viejo Oeste, resultó ser, en realidad, una copia de un óleo (The
Vanguard) de un paisajista escocés que gozaba de cierta fama, el
pintor John A. MacWhirter (1839-1911).
“The vanguard”,
aguafuerte del escocés Charles Oliver
Murray (1842–1923), grabado a partir de la pintura
original del artista John A. MacWhirter
Y es que Ostrander Smith, el diseñador de la emisión,
se basó para el dibujo de la viñeta en una estampa que reproducía una compañía
ganadera en un calendario publicitario, que a su vez no era sino un aguafuerte
del escocés Charles Oliver Murray (1842–1923), que había
grabado el óleo original de MacWhirter. Por encima de estos
párrafos hay imágenes del grabado de Murray y del óleo original de MacWhirter.
El sello, de todos modos, gustó tanto a los coleccionistas norteamericanos, que este enredo no hizo sino convertirlo en mítico casi desde el mismo momento de su emisión, y hasta se dio por cierto que, aunque MacWhirter hubiese dicho que la escena estaba ambientada en las montañas escocesas, quizá su inspiración la encontrase en cierto viaje que hizo al nuevo continente un poco antes.
El sello, de todos modos, gustó tanto a los coleccionistas norteamericanos, que este enredo no hizo sino convertirlo en mítico casi desde el mismo momento de su emisión, y hasta se dio por cierto que, aunque MacWhirter hubiese dicho que la escena estaba ambientada en las montañas escocesas, quizá su inspiración la encontrase en cierto viaje que hizo al nuevo continente un poco antes.
Estados Unidos, 1898;
Exposición Trans-Mississippi, Omaha. Ganado bajo la tormenta, inspirado en una
obra de John A. MacWhirter (“The vanguard”). Diseño de Raymond Ostrander Smith
y grabado de Marcus Baldwin. Cifras y letras grabadas por Douglas S. Ronaldson; impresión en calcografía. Imagen procedente del blog bigblue1840-1940.blogspot.com
Cuando todo quedó
claro, la diplomacia norteamericana pidió disculpas por el error, y
regaló al entonces poseedor del cuadro de MacWhirter, Lord Blythewood,
una prueba de punzón del sello de 1 dólar. Fue el colofón jocoso de una emisión
accidentada y feliz, pues en un principio estaba previsto que todos los sellos
fuesen bicolores: las viñetas en negro y los marcos en color. Pero fue el
exceso de trabajo del BEP, entonces a pleno funcionamiento
imprimiendo sellos fiscales con el fin de aportar fondos para la guerra de
Cuba con España, lo que al final trastocó el plan previsto. Se decidió
entonces que la impresión de cada sello sería en un solo color, y fue
precisamente Baldwin quien, a toda prisa y contrarreloj, hubo de ajustar
las matrices de marcos y viñetas, con el fin de evitar cualquier contratiempo
mayor.
En cuanto al sello de 10 centavos, al menos es más accesible
para la mayoría de filatélicos del mundo. Su tirada inicial fue de más de
cuatro millones de ejemplares, lo que hace posible una mayor disponibilidad para el coleccionista,
sin que sea, en cualquier caso y de todos modos, muy fácil de conseguir. Pero
nada que ver al menos con el sello de 1 dólar, cuya tirada de poco más de
cincuenta mil ejemplares, hace hoy de sus poseedores unos privilegiados.
No obstante, tampoco este sello maravilloso está exento de algún que otro percance, bien que en este caso posterior y ajeno a la emisión. Y es que el lienzo que graba Baldwin, un estremecedor óleo de Augustus Goodyear Heaton (1844-1930), Hardships of Emigration (1892), se quemó en un incendio en 1931.
Y de hecho, tanto es así, que la única imagen disponible es la fotografía de una copia retocada del óleo de Heaton y que muy posiblemente se usó para el diseño preliminar del sello. Fue encontrada esta copia por Gary Griffith, husmeando en los archivos del Bureau of Engraving and Printing (BEP) allá por 1992.
No obstante, tampoco este sello maravilloso está exento de algún que otro percance, bien que en este caso posterior y ajeno a la emisión. Y es que el lienzo que graba Baldwin, un estremecedor óleo de Augustus Goodyear Heaton (1844-1930), Hardships of Emigration (1892), se quemó en un incendio en 1931.
Y de hecho, tanto es así, que la única imagen disponible es la fotografía de una copia retocada del óleo de Heaton y que muy posiblemente se usó para el diseño preliminar del sello. Fue encontrada esta copia por Gary Griffith, husmeando en los archivos del Bureau of Engraving and Printing (BEP) allá por 1992.
Estados Unidos, 1898; Exposición Trans-Mississippi, Omaha. Penurias de la emigración, inspirado en una pintura de Augustus Goodyear Heaton. Diseño de Raymond Ostrander Smith y grabado de Marcus Baldwin. Cifras y letras grabadas por Douglas S. Ronaldson. Impresión en calcografía, A la izquierda, fotografía de la pintura de Augustus Goodyear Heaton, "Hardships of Emigration" (1892), que inspiró la viñeta
que grabó Marcus Baldwin
En cualquier caso, lo que sí tenemos hoy es un sello sensacional y entrañable. Sello conocido entre los filatélicos norteamericanos como el
sello del caballo muerto, y que nos hace
sentir la emigración y la pobreza de un modo punzante y triste, a través de un
grabado de Baldwin hondo y conciso. Un sello terrible y bello.
Estados Unidos, 1898; Exposición
Trans-Mississippi, Omaha. Agricultura en el Oeste, inspirado en una fotografía
realizada en Dakota del Norte en 1888, a la izquierda sobre estas líneas.
Diseño de Raymond Ostrander Smith y grabado de Marcus Baldwin. Cifras y letras
grabadas por Douglas S. Ronaldson. Impresión en calcografía
Apuntemos, por último y respecto a esta emisión, que Marcus Baldwin dejó
casi terminado el grabado de otra de las viñetas de la emisión para el valor de
4 centavos, si bien finalmente hubo un cambio de última hora y el jefe Smillie
terminó incidiendo un diseño diferente al primeramente previsto, que estaba
inspirado en una obra de Frederic Remington (Cheyenne Warrior).
Estados Unidos, 1898; Exposición Trans-Mississippi,
Omaha. John. C. Frémont sobre las montañas rocosas, posiblemente inspirado en
un grabado de J. W. Orr; y Puente sobre el río Mississippi, inspirado en
la ilustración de un ticket de 1896. Diseños de Raymond Ostrander Smith y
grabados de Marcus Baldwin. Cifras y letras grabadas por Douglas S. Ronaldson.
Impresión en calcografía
Su relación con George F. C. Smillie,
maestro y jefe
Marcus Baldwin tuvo una gran relación con George F. C. Smillie (1854-1924), el artista de más talento de su
generación, depositario de una excelsa tradición artística familiar, y autor de
una obra ingente y casi inabarcable que hoy, como la de sus maestros Alfred Jones y su propio tío James Smillie, emerge imponente desde las mejores aguas del pasado.
George F. C. Smillie
encontró enseguida en Baldwin un colega diestro y servicial. En este billete de
1899, Smillie grabó el retrato de Washington y Baldwin las figuras alegóricas
Un solo episodio basta para ratificar este aprecio mutuo que se
profesaban Smillie y Baldwin. A
principios de 1913, Smillie, impelido
por el director del BEP, Joseph E. Ralph, le pidió a Baldwin que
se desplazase a Nueva York con ellos, a entrevistarse en
persona con el artista Kenyon Cox. Este artista prestigioso estaba
terminando el diseño de la viñeta para el billete inminente de 100 dólares, y
ya se tenía noticia en el BEP de que Cox había
creado un diseño que no seguía la línea de estilo reciente para este tipo de
formalidades, y que pudiéramos considerar, siquiera a grandes rasgos, como de
un clasicismo ostentoso, sino que más bien su inspiración estaba
teñida de un insólito aire renacentista, muy suave y delicado, y hasta
apremiada por una brisa de poesía tersa y serena.
Marcus Baldwin accedió a esta solicitud urgente de Smillie con el mayor de los agrados, sin tener en cuenta para nada que estaba a puno de iniciar un largo viaje por Europa, el segundo que hacía en su vida, y que debía de tener muchas gestiones que realizar y no pocos preparativos que ultimar. Smillie iba a grabar esa viñeta del reverso del billete, y quería tener una charla en la intimidad con Kenyon Cox, para no dejar ningún detalle al azar, y contar con las observaciones críticas del colega al que más estimaba. Baldwin, y pareciera que en justa correspondencia por su compromiso servicial, tuvo después el honor de grabar el retrato de Benjamin Franklin del anverso, para el que hizo uso de un grabado iniciado cuatro años antes y que había dejado sin terminar, a falta sólo de unos últimos retoques.
Marcus Baldwin accedió a esta solicitud urgente de Smillie con el mayor de los agrados, sin tener en cuenta para nada que estaba a puno de iniciar un largo viaje por Europa, el segundo que hacía en su vida, y que debía de tener muchas gestiones que realizar y no pocos preparativos que ultimar. Smillie iba a grabar esa viñeta del reverso del billete, y quería tener una charla en la intimidad con Kenyon Cox, para no dejar ningún detalle al azar, y contar con las observaciones críticas del colega al que más estimaba. Baldwin, y pareciera que en justa correspondencia por su compromiso servicial, tuvo después el honor de grabar el retrato de Benjamin Franklin del anverso, para el que hizo uso de un grabado iniciado cuatro años antes y que había dejado sin terminar, a falta sólo de unos últimos retoques.
Ambos, Smillie
y Baldwin, se entrevistaron con Kenyon Cox en Nueva York,
y unos días después volvieron a Washington, ya con las ideas muy claras
respecto al reverso del billete. Baldwin,
por su parte, ya podía pensar tranquilamente en emprender su viaje rumbo al
Mediterráneo, donde, después de pasar por el sur de España y de recorrer
la costa occidental de África, por fin pudo cumplir su anhelo más deseado: pisar
Tierra Santa.
De la escritura y otras lecturas
En estos retazos
biográficos sin orden de tiempo, retornamos a los primeros años de Marcus
Baldwin en Washington, cuando grabó en 1899 algunos sellos para Cuba y que fueron confeccionados en el BEP.
Cuba, 1899, Ocupación norteamericana, Estatua de
Colón y Palmeras reales. Viñetas grabadas por Baldwin. Impresión en calcografía
Entre las razones principales que acabaron por convencer a Baldwin
de dejar Nueva York y su casa familiar en Newark, quizá las más
decisivas fueran las muy aceptables condiciones laborales que le prometieron
las autoridades del Bureau de Washington. Baldwin pidió,
no sólo poder trasladar de inmediato a sus padres a la capital federal, sino
también disponer de unos cuantos días de tiempo libre cada año, sin
excepciones, además de tener un horario diario y semanal aceptable, que le
permitiese cumplir las obligaciones con su fe y también disfrutar de sus otras
pasiones.
Entre estas últimas, y aparte de un tenaz sentido de la amistad, estaban la
fotografía y la naturaleza. A los pocos años de llegar a Washington, y
sintiéndose seguro en el Bureau, Baldwin se hizo
construir una casa en Lake George, y cada vez que disponía de unos días
libres, no dudaba en desplazarse a mi cabaña del lago y aspirar a pleno
pulmón la vida sencilla y natural, en compañía de familiares y amigos, entre
los que en muchas ocasiones estaban su primo Charles Chalmers y Robert
Ponickau, ambos asimismo grabadores en el Bureau.
Cuba, 1899; Ocupación norteamericana, Alegoría
de Cuba, Transatlántico y Agricultura. Viñetas grabadas por Marcus W.
Baldwin. Impresión de los tres sellos en calcografía
Estos asuetos tonificadores los alternaba Marcus Baldwin con sus actos
de fe, que no sólo consistían en la práctica sacramental y en la
pertenencia a algunas asociaciones cristianas, sino también en el ejercicio
activo y personal de la benevolencia desprendida y piadosa.
Su salud física nunca fue vigorosa, pero esto no impidió a Baldwin realizar tres grandes viajes a lo largo de su vida, y todos ellos en el período de más de veinte años que estuvo en Washington. Dos de estos viajes largos fueron a Europa, y especialmente importante fue el iniciado en febrero de 1913, que le permitió recorrer la Tierra Santa que tan bien conocía de su lectura incesante y devota de los textos bíblicos.
Su salud física nunca fue vigorosa, pero esto no impidió a Baldwin realizar tres grandes viajes a lo largo de su vida, y todos ellos en el período de más de veinte años que estuvo en Washington. Dos de estos viajes largos fueron a Europa, y especialmente importante fue el iniciado en febrero de 1913, que le permitió recorrer la Tierra Santa que tan bien conocía de su lectura incesante y devota de los textos bíblicos.
En el camino de retorno de este segundo viaje a Europa, por cierto, Baldwin
estuvo unos días de tránsito en Roma, donde, después de admirar la
majestuosidad incomparable de los frescos de Miguel Ángel en la Capilla
Sixtina, se acercó al cementerio protestante de la vieja capital del
Imperio. Baldwin no sólo fue un escritor prolífico con sus
buriles, sino que también era un lector ávido y quería honrar la tumba de John
Keats, en cuya lápida están escritas unas bellas palabras escogidas por el
propio poeta como epitafio, Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el
agua…
Cuba, 1899-1902; Ocupación norteamericana, Correo
Urgente. Viñeta grabada por Baldwin. Impresión en calcografía
Exposición Panamericana de
1901
Tres años después de la serie de la Exposición Trans-Mississippi, Marcus Baldwin grabó cinco de las seis viñetas de la siguiente emisión conmemorativa de Estados Unidos, la que celebraba la Exposición Panamericana de Buffalo, en el Estado de Nueva York.
Estados Unidos, 1901; Exposición Panamericana.
Automóvil de la época y Expreso rápido, “Locomotora 999”. Diseño de
Raymond Ostrander Smith y grabado de la viñeta de Marcus Baldwin. Impresión en calcografía
Sin entrar en
consideraciones sobre el carácter, en parte especulativo, así como en los
aspectos de la impresión de esta serie bicolor, que dio lugar a tres diferentes
marcos invertidos, el único sello cuya viñeta no grabó Baldwin fue el de
1 centavo (Barco de vapor City of Alpena), que fue incidido por George F. C. Smillie.
Los marcos de los sellos, de una contenida belleza barroca, los grabó Robert Ponickau, tallando las letras y las cifras Lyman F. Ellis.
Los marcos de los sellos, de una contenida belleza barroca, los grabó Robert Ponickau, tallando las letras y las cifras Lyman F. Ellis.
Estados Unidos, 1901; Exposición Panamericana.
Puente de acero en las cataratas del Niágara y Esclusas Soo, en Sault Ste.
Marie (Michigan). Diseño de Raymond Ostrander Smith y grabado de la viñeta de
Marcus Baldwin. Impresión en calcografía
El diseñador de la
emisión, centrada en destacar algunos de los avances tecnológicos con los que
daba comienzo el nuevo siglo, fue otra vez Raymond Ostrander Smith, que
hacía unos años se había incorporado al Bureau y que apenas año y medio
después, retornó a la American Bank Note. Ostrander Smith
configuró unos marcos muy regulares y elegantes, inspirándose para la elección
de las viñetas en fotografías e ilustraciones de la época.
Estados
Unidos, 1901; Exposición Panamericana. Navegación rápida en los
océanos, buque S.S. St. Paul. Diseño de Raymond Ostrander Smith y grabado de la viñeta de Marcus Baldwin. Impresión en calcografía
Notario de sí mismo
Cuando Marcus Baldwin llegó al Bureau, Thomas Francis
Morris era el jefe de la división de grabado de 1893. Y enseguida, a
pesar de que se conocían desde muy jóvenes, Morris se maravilló del buen
talante de Baldwin, hasta el punto de maldecir su suerte porque no
hubiera llegado mucho antes. Es probable que Morris estuviera pensando
en la odisea que supuso la confección de los billetes educacionales de unos
años antes, cuando este artista participó activamente en la fase de diseño
entre una irritante sucesión de pequeños contratiempos.
Muy poco después de
llegar Baldwin, Thomas F. Morris empezó a encontrarse mal y en
unos pocos meses se le diagnosticó un tumor cerebral. Baldwin fue a
verlo en la navidad de ese año al hospital de Nueva York donde estaba
ingresado, y sólo unos días más tarde, ya en enero de 1898, fallecía Morris
con apenas 45 años.
El hijo de Morris, Thomas F. Morris, habría de recordar muchos años después el apoyo que Baldwin le brindó a su padre en aquellos meses terribles, y escribió unas notas biográficas muy afectuosas y perspicaces, para las que además hizo uso de los diarios personales de Baldwin. Esta pequeña biografía de Morris hijo se publicó por capítulos en la prestigiosa revista filatélica The Essay Proof Journal, entre enero de 1953 y octubre de 1955, y hoy constituye la mejor y más acreditada fuente de información sobre el grabador.
El hijo de Morris, Thomas F. Morris, habría de recordar muchos años después el apoyo que Baldwin le brindó a su padre en aquellos meses terribles, y escribió unas notas biográficas muy afectuosas y perspicaces, para las que además hizo uso de los diarios personales de Baldwin. Esta pequeña biografía de Morris hijo se publicó por capítulos en la prestigiosa revista filatélica The Essay Proof Journal, entre enero de 1953 y octubre de 1955, y hoy constituye la mejor y más acreditada fuente de información sobre el grabador.
Estados
Unidos, 1903, Daniel Webster. Diseño de Raymond Ostrander Smith; a la
izquierda, uno de los dibujos para este sello. Retrato grabado por Marcus
Baldwin, mientras que Robert Ponickau incidió el marco y George U. Rose, las
letras y cifras; calcografía. Hay dudas, en cuanto al dibujo de diseño mostrado, de que Raymond Ostrander Smith no lo realizase después de
emitidos los sellos, o incluso de que no lo hubiera trazado él mismo, pese a la
rúbrica
Baldwin, según cuenta Morris hijo, dio comienzo a sus diarios en 1874,
y hay entradas hasta finales de 1924, es decir, prácticamente hasta las
últimas semanas de su vida, que acaeció sólo unos meses después. Desconocemos
si en estos diarios, al menos en algún período, si no incluso en todos, Baldwin
fue más introspectivo de lo que dan a entender los muchos fragmentos
citados por Morris en su biografía, de los que sólo cabe deducir que el
grabador apenas ejercía de notario de la vida propia. No obstante y
respecto a su obra, son muy interesantes, por cuanto Baldwin va
reseñando día a día cómo avanza en los grabados en curso y cuándo los termina.
Entre 1902 y 1903, Marcus
Baldwin grabó los retratos de 5 los 14 sellos de la emisión que concibió Raymond
Ostrander Smith, en su última y maravillosa serie diseñada para el BEP.
También incidió Baldwin uno de los marcos, el del sello dedicado a Harrison.
Todos los demás retratos los grabó George F. C. Smillie, aunque el de Garfield
(1903) pudo ser finalizado por Baldwin. En el grabado de marcos, letras
y cifras participaron Robert Ponickau, George U. Rose, Lyman
F. Ellis y Edward Mitchell Weeks.
Hay dudas, respecto a los dibujos de diseño que exponemos de esta serie de 1902-03, de que Ostrander Smith no los realizase después de emitidos los sellos o incluso de que no fueran suyos, pero en cualquier caso, el boceto original pensamos que sería muy similar. Estos dibujos y otros varios de la serie, aparecieron en 2003 en la revista filatélica "The United States Specialist" y fueron objeto de estudio y discusión a partir de los artículos de Roger Brody, sin que se llegara a conclusiones definitivas sobre su autenticidad. En 2017, estos dibujos de la serie de 1902-03, 17 en total, fueron subastados y alcanzaron un precio que rondó los 3000 dólares.
Estados
Unidos, 1902; Benjamin Harrison. Diseño de Raymond Ostrander Smith, del que
exponemos adjunto uno de los dibujos. Hay dudas, respecto
al dibujo de diseño mostrado, de que Ostrander Smith no lo realizase después de
emitidos los sellos, pero en cualquier caso, el boceto original sería muy
similar. Retrato y
marco del sello grabados por Marcus Baldwin; letras y cifras grabadas por Lyman
F. Ellis. Impresión en calcografía
Hay dudas, respecto a los dibujos de diseño que exponemos de esta serie de 1902-03, de que Ostrander Smith no los realizase después de emitidos los sellos o incluso de que no fueran suyos, pero en cualquier caso, el boceto original pensamos que sería muy similar. Estos dibujos y otros varios de la serie, aparecieron en 2003 en la revista filatélica "The United States Specialist" y fueron objeto de estudio y discusión a partir de los artículos de Roger Brody, sin que se llegara a conclusiones definitivas sobre su autenticidad. En 2017, estos dibujos de la serie de 1902-03, 17 en total, fueron subastados y alcanzaron un precio que rondó los 3000 dólares.
De
esta serie regular de 1902-03, diseñada por Raymond Ostrander Smith. Baldwin
grabó los retratos de Lincoln (5c), Webster (10c), Harrison (13c), Clay (15) y
Farragut (1$). El resto de retratos los grabó George F. C. Smillie. A la
derecha, sello de
David Farragut (1903); concepción de Raymond Ostrander Smith, de quien a la
izquierda mostramos el dibujo supuestamente suyo y con un diseño casi idéntico
al definitivo. Marcus Baldwin grabó el retrato de este sello de Farragut,
Ponickau el marco y George Rose, letras y cifras; impresión en calcografía
Admiración por Abraham
Lincoln
El mítico Presidente
era la personalidad histórica nacional que más admiraba Marcus Baldwin,
que lo grabó al menos en tres ocasiones muy especiales: en la serie de 1902-03,
a partir del diseño almibarado y delicioso de Raymond Ostrander Smith;
en 1909, coincidiendo con el centenario del nacimiento del gran hombre,
también para un sello postal, en esta ocasión a partir de una escultura de
bronce de Augustus Saint Gaudens, si bien el grabador utilizó para su
talla una fotografía de una reproducción de yeso de la obra original; y por
último, y tal vez fuera este el retrato del que más orgulloso se sintió, en 1916,
dentro de la Serie de presidentes grabados a gran tamaño que venía realizando
el BEP.
Estados
Unidos, 1903; Abraham Lincoln. Diseño de Raymond Ostrander Smith, de quien en
primera instancia adjuntamos uno de los dibujos para este sello. Hay dudas, respecto
al dibujo de diseño mostrado, de que Ostrander Smith no lo realizase después de
emitidos los sellos y hasta de que no haya sido trazado
por su mano, pero en cualquier caso, el boceto original no sería muy diferente. Retrato y
figuras laterales del sello emitido grabados por Marcus Baldwin; Robert
Ponickau incidió el resto del marco y Lyman F. Ellis, las letras y cifras;
impresión calcográfica. A la derecha, gran retrato de Lincoln, de unos 13 x 9.5 cm, grabado por Baldwin en 1916
Para ese retrato de 1916, sobre estas palabras a la derecha, Baldwin empleó 68 días en su grabado,
según hizo constar en su diario. Baldwin, además y tal y como cita
detalladamente Thomas F. Morris hijo, anotó asimismo en su diario, con
fecha de 16 de febrero, que fui a la Biblioteca del Congreso para ver
algunas impresiones del Bureau en relación con el grabado de Lincoln. El Sr.
Roberts me mostró algunas y me dijo que el señor Handy, sobrino de Mathew B.
Brady, tenía el negativo original de una de las fotografías utilizadas por el
Bureau. Esta fotografía original de Lincoln, según me dijo, fue tomada por
Brady en 1864 para Seward, entonces Secretario de Estado, y también me explicó
que el hijo de Lincoln, Robert, la consideró el mejor retrato de su padre.
Luego fui a la National Gallery y pregunté sobre otro retrato de Lincoln que
tenía mucho interés en estudiar a fondo.
Curiosamente, y aunque no era para nada costumbre ni entonces ni nunca, Baldwin firmó ese grabado de Lincoln de 1916. Es posible, o al menos nos es grato imaginarlo así, que sus superiores inmediatos, viendo la emoción celosa con que el grabador cinceló este retrato durante tantas jornadas, le pidieran a Baldwin que lo firmase con su pluma acerada de artista discreto y entrañable… En el mismo año, Baldwin grabó otro extraordinario retrato de George Washington, de similar tamaño y finalidad.
Curiosamente, y aunque no era para nada costumbre ni entonces ni nunca, Baldwin firmó ese grabado de Lincoln de 1916. Es posible, o al menos nos es grato imaginarlo así, que sus superiores inmediatos, viendo la emoción celosa con que el grabador cinceló este retrato durante tantas jornadas, le pidieran a Baldwin que lo firmase con su pluma acerada de artista discreto y entrañable… En el mismo año, Baldwin grabó otro extraordinario retrato de George Washington, de similar tamaño y finalidad.
Estados
Unidos, 1909; Centenario del nacimiento de Abraham Lincoln. Perfil grabado por
Marcus Baldwin en 6 días febriles, basado en una estatua de bronce de Augustus
Saint Gaudens. Diseño de Clair Aubrey Huston; impresión en calcografía. A la derecha, retrato de
George Washington grabado por Baldwin en 1916, 13 x 9.5 cm
Perfiles de Franklin y
Washington
En los años siguientes a la serie regular terminada en 1903, Marcus Baldwin acabó de asentarse en Washington, donde se rodeó de amigos y familiares cercanos. Entre estos últimos estaba su anciana madre, a quien Baldwin había trasladado a la capital tras la muerte de su padre en 1900 y que finalmente falleció en 1905.
Marcus
Baldwin grabó los perfiles de Franklin y Washington para los sellos básicos que
empezaron a emitirse desde finales de 1908 y hasta 1921. Diseño de Clair Aubrey
Huston. Marco y letras grabadas por Robert Ponickau y Edward M. Hall.
Impresión en calcografía
Presentamos entre los siguientes párrafos varios de los sellos que
grabó Baldwin durante esos años de afirmación artística y
madurez personal, todos diseñados por Clair Aubrey Huston, que
había sustituido en el Bureau a Ostrander
Smith en 1903 y que prácticamente diseñó la mayoría
de sellos norteamericanos durante las dos décadas siguientes. Huston debutó
diseñando la serie conmemorativa de la Exposición de Louisiana de 1904,
de la que Baldwin grabó la viñeta de uno de los sellos, el
de Robert R. Livingston. George F. C. Smillie grabó tres de las viñetas de los
otros cuatro sellos, siendo George U. Rose el grabador del
sello del mapa (10c).
A mitad de 1908, y antes de emprender los grabados para los sellos básicos de Franklin y Washington, Baldwin realizó su primer viaje a Europa, concentrado principalmente en Inglaterra, donde estuvo con su viejo amigo William Ponickau, hermano de Robert. Después de partir de Londres, visitó parte de los Países Bajos y Francia.
Según anotó en su diario (*), Baldwin comenzó el grabado para el sello de Washington a finales de septiembre de 1908, a partir del diseño de Clair Aubrey Huston, y lo terminó en dos semanas, si bien no fueron estas de dedicación exclusiva, sino que hubo de por medio otros quehaceres en el Bureau. De inmediato afrontó el grabado del perfil de Franklin, también a partir del diseño de Huston, empleando una semana en concluirlo.
A mitad de 1908, y antes de emprender los grabados para los sellos básicos de Franklin y Washington, Baldwin realizó su primer viaje a Europa, concentrado principalmente en Inglaterra, donde estuvo con su viejo amigo William Ponickau, hermano de Robert. Después de partir de Londres, visitó parte de los Países Bajos y Francia.
Según anotó en su diario (*), Baldwin comenzó el grabado para el sello de Washington a finales de septiembre de 1908, a partir del diseño de Clair Aubrey Huston, y lo terminó en dos semanas, si bien no fueron estas de dedicación exclusiva, sino que hubo de por medio otros quehaceres en el Bureau. De inmediato afrontó el grabado del perfil de Franklin, también a partir del diseño de Huston, empleando una semana en concluirlo.
Estados Unidos, 1904;
Exposición Universal de San Luis. Serie de 5 sellos diseñada por Clair Aubrey
Huston de la que Baldwin grabó el retrato de Livingston y las viñetas de este
valor de 1 centavo. Impresión en calcografía
Un año antes de esos perfiles de Washington y Franklin, en 1907, Baldwin grabó la viñeta de uno de los sellos dedicados a la Exposición de Jamestown (1c, Capitán John Smith), aunque hay dudas de si participó también en el grabado del sello de Pocahontas (5c), que se atribuye a Smillie. La viñeta del otro sello (2c) la grabó Robert Ponickau, autor asimismo de todos los marcos de esta serie diseñada por Clair Aubrey Huston.
Estados
Unidos, 1907; Exposición de Jamestown. Serie de 3 sellos de la que Baldwin
grabó el retrato del Capitán John Smith. Diseño de Aubrey Huston, a partir de
un retrato de J. G. Kellogg. Marco y letras grabadas por Robert Ponickau y
Edward Hall; calcografía. A la derecha, sello emitido por Estados Unidos en 1909,
con ocasión de la Exposición Alaska-Yukon-Pacific; William H. Seward. Diseño de
Aubrey Huston, grabado de la viñeta de Baldwin. Marco y letras grabadas por
Robert Ponickau y Edward Hall; impresión en calcografía. Imagen del sello de 1907 procedente
de engravedstamps.net
(*) Marcus Wickliffe Baldwin, Bank Note Engraver, por T. F. Morris hijo. The Essay Proof Journal, 1954, Vol. 11, No.2
La felicidad aquí
y ahora
Los últimos meses de 1912 y los primeros del año siguiente fueron especialmente intensos y felices para Baldwin, tanto en el aspecto personal como en el artístico y profesional, y no sólo por el viaje a Nueva York antes referido en enero, ni por el largo y esperado viaje al Mediterráneo iniciado en febrero de 1913.
Estados Unidos, 1913; Parcel Post, 1c. Oficina de correos. Diseño de Clair Aubrey Huston. Grabado de
la viñeta de Marcus Baldwin, con la intervención final de John Eissler.
Impresión en calcografía
Así, entre septiembre y finales
de enero, Baldwin, aparte de grabar
dos de las viñetas (2 y 10c) para la serie de 1913 que celebraba
la próxima Exposición Universal de San
Francisco de 1915,
participó activamente en el grabado de al menos 5 de los 12 sellos
pertenecientes a la bella emisión de los Parcel Post puesta en circulación ese año citado (1913).
Estados
Unidos, 1913; Parcel Post, 4c. Cartero rural. Diseño de C. Aubrey Huston.
Baldwin grabó la viñeta. A la derecha, 1913,
Parcel Post; 10c, Buque y barco del correo. Diseño de Clair Aubrey Huston.
Grabado de la viñeta iniciada por Marcus Baldwin y finalizada por Charles
Chalmers; impresión en calcografía
La emisión fue diseñada por Clair Aubrey Huston, y en el grabado de
la misma participaron varios grabadores. Baldwin grabó por entero tres
de las viñetas (4c, 50c y 1$), y parcialmente otras dos, las de los sellos de 1
y 10 centavos, siendo estas últimas finalizadas, respectivamente, por John
Eissler y su primo Charles Chalmers. Según los fragmentos de su
diario citados por Thomas F. Morris en la biografía del artista (*), no
hay constancia de que Baldwin participara en el grabado del sello de 2
centavos, pero conocidas las condiciones materiales de trabajo en la sección de
grabado del Bureau, donde los artistas apenas estaban separados
por una mampara como en una oficina corriente, tampoco es en absoluto
descartable.
(*) Marcus Wickliffe Baldwin, Bank Note Engraver, por T. F. Morris hijo. The Essay Proof Journal, 1954, Vol. 11, No.3
(*) Marcus Wickliffe Baldwin, Bank Note Engraver, por T. F. Morris hijo. The Essay Proof Journal, 1954, Vol. 11, No.3
Estados Unidos, 1913; Parcel Post, 50c, Granja, y 1 dólar. Recolección de la fruta. Diseño de Clair
Aubrey Huston. Marcus W. Baldwin grabó las viñetas. Impresión en calcografía
Fragor numismático
En abril de 1913, a la vuelta del viaje soñado a Tierra Santa, Baldwin se encontraba, a sus 60 años recién cumplidos, más radiante y feliz que nunca. Y sin obligaciones filatélicas importantes a la vista, el jefe George F. C. Smillie, con el que por cierto un par de años antes había invertido unos dólares en un negocio de máquinas de escribir que resultó ruinoso, le confió el grabado de los reversos de varios de los billetes de la nueva serie norteamericana prevista para el año siguiente.
A la izquierda, reverso del billete de 20 dólares
de 1914-18 para el que Baldwin grabó un bello homenaje al transporte. Como
curiosidad, cabe apuntar que esta fue la primera vez que la Estatua de la
Libertad aparecía en un billete federal. Y a la derecha, reverso del billete de 50 dólares (1914-15) del
Marcus Baldwin sólo grabó la figura central de Panamá
Así que entre
finales de 1913 y parte del año siguiente, Marcus Baldwin estuvo ocupado
muy principalmente, tareas ordinarias del Bureau al margen, en
estos grabados exigentes. Para el retrato de Franklin que comentamos anteriormente, y que fue impreso en el billete de 100 dólares, Baldwin
sólo tuvo que dar los retoques finales a un grabado que, como también dijimos, estaba prácticamente finalizado en 1909.
Para una de las viñetas de uno de los reversos de billetes cedidos por Smillie, el artista que la dispuso, Clair Aubrey Huston, se limitó a ampliar un diseño filatélico propio de 1912, emitido en un sello de paquetería. Baldwin grabó las dos viñetas de este reverso, y Thomas F. Morris apunta en su biografía del grabador (*), que la fábrica de la derecha muy posiblemente estaba inspirada en una factoría de acero de Chicago donde 20 años antes estuvo trabajando Joseph E. Ralph, en ese momento director del BEP. Señala asimismo Morris, que Baldwin introdujo algunas modificaciones en el diseño de la escena de la agricultura, por considerarlo imprescindible para el efecto final del grabado, que, junto con el de la factoría, señala su biógrafo que realizó en 31 días, diez más de los que empleó para las viñetas del billete de 20 dólares. Estos datos son muy significativos, pues nos dejan muy clara la maestría absoluta que entonces había alcanzado Baldwin, y también su pasión febril, superados ya los sesenta años…
Para una de las viñetas de uno de los reversos de billetes cedidos por Smillie, el artista que la dispuso, Clair Aubrey Huston, se limitó a ampliar un diseño filatélico propio de 1912, emitido en un sello de paquetería. Baldwin grabó las dos viñetas de este reverso, y Thomas F. Morris apunta en su biografía del grabador (*), que la fábrica de la derecha muy posiblemente estaba inspirada en una factoría de acero de Chicago donde 20 años antes estuvo trabajando Joseph E. Ralph, en ese momento director del BEP. Señala asimismo Morris, que Baldwin introdujo algunas modificaciones en el diseño de la escena de la agricultura, por considerarlo imprescindible para el efecto final del grabado, que, junto con el de la factoría, señala su biógrafo que realizó en 31 días, diez más de los que empleó para las viñetas del billete de 20 dólares. Estos datos son muy significativos, pues nos dejan muy clara la maestría absoluta que entonces había alcanzado Baldwin, y también su pasión febril, superados ya los sesenta años…
En su larga estancia en el Bureau, Baldwin
participó alguna vez más en el grabado de viñetas y retratos para otros
billetes, y no sólo en estos de ahora o en el ya reseñado del bisonte de 1901.
Así, verbigracia, se le atribuye haber grabado en 1917 el retrato de Charles
Arthur Conant (1861-1915) para un billete inminente de Filipinas.
(*) Marcus Wickliffe Baldwin, Bank Note Engraver, por T. F. Morris hijo. The Essay Proof Journal, 1955, Vol. 12, No.2
(*) Marcus Wickliffe Baldwin, Bank Note Engraver, por T. F. Morris hijo. The Essay Proof Journal, 1955, Vol. 12, No.2
Adiós a Washington
En la jubilación en 1920 de Marcus Baldwin del Bureau, influyeron varias circunstancias, entre las que la edad, 67 años recién cumplidos, no fue ni mucho menos la más determinante. Mucho más decisivas fueron estas dos fatalidades: la llegada de un director nuevo al BEP en octubre de 1917 y las secuelas económicas de la participación final de Estados Unidos en la I Guerra Mundial, que posteriormente intensificaron las justas reclamaciones de Baldwin y que acabaron de precipitar un retiro que, por lo demás, el artista aceptó con elegancia y gratitud. Prueba de esto último es que, durante los meses siguientes que permaneció en Washington, Baldwin realizó algún grabado más a título privado para el Bureau, que pagó el encargo convenientemente.
Estados Unidos, 1918; Correo Aéreo, biplano Curtiss
JN4 Jenny, uno de los tres valores del sello. Diseño de Clair Aubrey Huston.
Grabado de la viñeta de Marcus Baldwin, aunque se cree que Edward M. Weeks,
grabador del marco y las letras, pudo grabar asimismo el número del biplano
(38262). A la derecha, Alegoría de la Victoria (1919.), con diseño de
Clair A. Huston, viñeta grabada por Marcus Baldwin y letras por
Edward M. Hall. Impresión de ambos sellos en calcografía
Insertamos tras estas líneas otros grabados realizados por Baldwin durante esos años de inquietud sofocante, en los
que por otra parte el grabador lo dio todo de sí, echando horas extras cuando
fue necesario para cumplir con las disposiciones adicionales de la Guerra. George F. C. Smillie también fue amablemente
jubilado, al igual que Baldwin,
pero ambos estarían enseguida en Nueva York,
y otra vez entusiasmados y felices con los buriles entre las manos. Robert Savage, inteligente y agradecido, estaba al acecho.
Águila grabada por Baldwin en 1919 y que
después fue usada en bonos de los años veinte. En el centro y a la derecha,
retratos de William Hughes (1872-1918) y David M. Key (1824-1900), senador y
Postmaster General, grabados por
Baldwin para el BEP en 1918 y 1920 respectivamente, el último cuando ya estaba
retirado
Antes de la última curva
del camino
En sus últimos meses de vida, a Herman Melville le gustaba mucho
dar largos paseos por las calles de Nueva York. Alto y con un aire de
nobleza distinguida y hosca, Andrew Delbanco, en su magnífica biografía
del escritor (Seix Barral, 2007), imagina que Melville, como en un buen
cuento de Henry James, otro neoyorquino ilustre, iría por la calle acompañado
del joven que fue, al que asiría del brazo con delicadeza y afecto.
En enero de 1921, Marcus Baldwin llegó
a Nueva York y se
presentó en las oficinas de la American Bank Note. Acudía
presto a la solicitud perentoria de Robert Savage, aquel joven
al que Baldwin dio su
primera oportunidad allá por la década de los ochenta, en su empresa de Baldwin & Gleason, y
que ahora era jefe de la sección de grabado en la mítica Compañía. Savage era
inteligente, y no podía desperdiciar la ocasión única de honrar a un gran
maestro y, de paso, ser agradecido y mejorar los servicios artísticos de la
empresa.
Última fotografía conocida
de Baldwin (1923), el segundo sentado de derecha a izquierda en la fila del
centro, entre otros artistas de la American Bank Note. Robert Savage es el
tercero sentado en la fila central, de izquierda a derecha
Así que la Compañía
atendió todas las condiciones de tan experimentado artista, y Baldwin se
estableció en Mount Vernon, a menos de 30 kilómetros de la gran ciudad. Y para Baldwin
fue como retornar al pasado, y casi como Delbanco imaginaba a Melville,
tratar con el joven que acaso nunca había dejado de ser. Con una emoción recobrada,
empezó a incidir cuantos grabados Savage le entregaba, entre los que
hubo todavía unos cuantos sellos para países que encargaban sus emisiones a la American
Bank Note, y hasta su vida personal se cerró del mejor modo en torno a su
persona, pues sus primos estaban cerca e incluso vino de Washington, a trabajar
con la misma compañía, Charles Chalmers. Al poco de llegar, para que
todo fuese perfecto, Savage convenció a Baldwin de que hablase
con el viejo Smillie, entonces ocioso y libre en la capital, y el gran
maestro llegó en enero de 1922, permaneciendo al pie del cañón hasta su muerte
dos años después.
Este es quizá el mejor sello de Baldwin en sus
últimos años, el de la escena de Colón para el sello de Costa Rica de 1923,
después vuelto a emitir en 1926 en color carmín. Impresión en calcografía
Una entrada de los diarios de Baldwin,
con fecha de 6 de junio de 1922 (The Essay Proof
Journal, octubre de 1955), es muy elocuente respecto a la estimación
alegre y grata con que Baldwin
vivió esos años postreros en la vieja Compañía. Hoy me
han dicho que debo de continuar un grabado iniciado por Savage para un billete
búlgaro. Ahora mismo sólo está grabado el fondo, y Savage quiere que yo grabe
el pastorcillo y las ovejas. Había visto el dibujo del joven artista europeo
que propuso el diseño, pero no esperaba yo tener la suerte de grabarlo. Ahora
sólo espero hacer un buen trabajo y no defraudar al maestro.
El maestro era Savage,
antes alumno del propio Baldwin,
pues así era este artista, humilde y respetuoso. El resultado lo podemos
contemplar tras estas líneas, en el reverso del billete de Bulgaria que entró en circulación en diciembre de 1923.
Marcus Baldwin fue muy dichoso otra vez en Nueva York, hasta que su mala salud de hierro, como diría
García Márquez, dijo basta.
A mitad de 1924 empezó a encontrarse mal y después de visitar a varios médicos
y de algunas estancias terapéuticas en Florida, para ver si con el buen clima
mejoraba su salud, Marcus Baldwin
falleció el 25 de julio de 1925,
unas semanas después de terminar un último retrato de Harding. Tenía 72 años,
la misma edad que Melville
cuando murió en 1891,
en aquel año decisivo para Baldwin,
cuando se dijo a sí mismo que dedicaría el resto de su vida sólo al grabado artístico. Y ese, acaso, fue su mejor acto de fe.
Billete búlgaro de 1922-23, para el que Marcus Baldwin
grabó en 1922 el pastorcillo, las ovejas y el perrito. Robert Savage había
iniciado este grabado, pero sólo llegó a grabar la campiña del fondo
A la izquierda, retrato de Manuel José Hurtado para
Panamá (1921), uno de los primeros que grabó Baldwin tras su llegada a la
American Bank Note, y a la derecha, uno de sus últimos grabados en la compañía
de Nueva York, la viñeta para este sello del Congo Belga de 1924 diseñado por Emile Vloors (1871-1952). Sellos,
ambos, impresos en calcografía. Imagen del sello del Congo Belga procedente de stampengravers.blogspot.com
______________________________________________________________________________________________
Nota. Este perfil de Marcus W. Baldwin lo
escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los
sellos más bonitos del mundo), y ahora está ensamblado aquí con algunas
adiciones y rectificaciones.
______________________________________________________________________________________________
______________________________________________________________________________________________