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martes, 27 de noviembre de 2018

Jan Sluijters y Hendrik Seegers

Rembrandt 
en tres centímetros


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Las autoridades postales de los Países Bajos proyectaron para 1929 una serie sobrecargada a beneficio de la Vereeniging Rembrandt, una asociación creada en 1883 con el objetivo inicial de devolver a su patria algunos dibujos del maestro de Leiden que iban a ser subastados entonces en París.

La compañía Joh. Enschedé, que desde 1866 confeccionaba e imprimía los sellos neerlandeses, recibió el encargo y se puso de inmediato manos a la obra. Contactó con un artista de prestigio consolidado, Jan Sluijters (1881-1957), que ya había participado en el diseño de alguna emisión (1928), y le ofreció la concepción de este sello que habría de emitirse mediante calcografía y en tres valores.

No hay imagen alguna de las pruebas y bocetos que ensayaría Sluijters, pero a tenor del resultado final serían muchos. Y es que este artista, adscrito en las fichas hoy al uso en el expresionismo y muy influenciado por Van Gogh y Toulouse-Lautrec, concentró y depuró a Rembrandt de un modo diáfano y genial para los escasos centímetros previstos del espacio filatélico. Y Sluijters lo hace con la mayor de las ambiciones, consiguiendo fundir en un ingenioso y sencillo diseño uno de los óleos más famosos y logrados de Rembrandt, Los síndicos del gremio de pañeros (166), con uno de los autorretratos más atractivos del maestro, Autorretrato como San Pablo (1661).


Las dos obras de Rembrandt que Sluijters combinó en su extraordinario diseño, Autorretrato como San Pablo (año 1661, óleo sobre lienzo, 97 x 77 cm) y Los síndicos del gremio de pañeros (1662, óleo sobre lienzo, 279 x 191.5 cm)


Aprobado el escueto y sugestivo diseño de Sluijters, Enschedé puso el proyecto en las manos y los buriles de quien entonces era ya uno de los mejores grabadores del mundo, el francés Henry Cheffer. Todo estaba en orden y no había nada que temer. Cheffer, que entonces andaba afanado en conseguir de una vez para su país natal los medios técnicos adecuados para producir sellos grabados de gran calidad, lo dejó todo durante unas semanas y se concentró en el proyecto de Enschedé, con quien ya había hecho algunos trabajos. 


Diseño de 1929 del artista Jan Sluijters para el sello de Rembrandt emitido por Países Bajos en 1930; dimensiones, 19.8 x 24.2 cm


Pero al parecer, y según cuenta lo que hoy es ya casi una leyenda (*), Cheffer, tan personal y genial como insurgente y tozudo, se implicó tanto en el grabado que acabó por tomarse demasiadas confianzas con el diseño de Sluijters. La obra de Cheffer no acabó de convencer a las autoridades postales de los Países Bajos, y entonces Enschedé, ya sin tiempo prácticamente, entregó el proyecto de Sluijters a un grabador seguro y veterano de la propia Casa, Hendrik Seegers (1878-1956).


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Uno de los tres valores de la emisión. Calcografía


Seegers, inferimos que fiel y dócilmente, incrusta y endurece en el acero la inspiración sumaria y perspicaz de Sluijters, que sería finalmente emitida en tres sellos unos meses más tarde de lo previsto, a mitad de febrero de 1930. La sobrecarga a favor de la Vereeniging Rembrandt, que no se explicita en ninguno de los valores, fue de 5 céntimos de florín por cada sello.


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Los otros dos valores de la emisión. Calcografía


Ahora y ya para siempre, lo que tenemos es una concreción filatélica de Rembrandt tan sucinta y bella como esencial y persuasiva. Una muestra exquisita de verdadero arte plenamente filatélico. Perceptible, tajante, sugestivo. Rembrandt en tres centímetros.

(*) Algunos datos de la producción accidentada de esta gran emisión de 1930, proceden de un artículo de Linn's Stamp News publicado en enero de 2015


El artista Jan Sluijters, diseñador del sello de Rembrandt de 1930


Oportuno y genial Hendrik Seegers

Pese a no tener quizá la fama de Sem Hartz o incluso de Johannes J. Warnaar (1866-1959), lo cierto es que Hendrik Seegers (1878-1956) acabó participando en algunas de las emisiones más emblemáticas de la filatelia neerlandesa de los años treinta, empezando con la admirada de Rembrandt (1930). 

Sólo cuatro años después de esa emisión de Rembrandt, a Seegers le cayó en suerte este extraordinario sello dedicado a la reina madre Emma de Waldeck-Pyrmont (1858-1934), que acababa entonces de fallecer. Y es curioso, porque aunque de este sello no disponemos de información contrastada que nos sugiera ninguna peripecia extraña en su confección, como aconteció con el de Rembrandt, lo cierto es que los bocetos y diseños que el tiempo ha salvado muy bien pudieran insinuar otra cosa.


Fotografía de Franz Ziegler de la reina madre Emma, que falleció el 20 de marzo de 1934, precediendo el dibujo a pluma y el diseño del propio fotógrafo


Viene a cuento esta suspicacia porque el diseñador oficial de la emisión fue Willem Jacob Rozendaal, y sin embargo los ensayos y bocetos que se han conservado están todos firmados, sorprendentemente, por el fotógrafo autor de la imagen elegida de la reina anciana. Y es que no parece sino que Franz Ziegler se emocionó con la idea de que su gran fotografía acabase en un sello postal, y participó activa y febrilmente en todos los tramos que pudo del proceso creativo, de hecho hasta la mismísima barrera infranqueable de los buriles.

Del grabado de Hendrik Seegers podemos tranquila y raudamente avanzar este juicio inapelable: una deliciosa obra maestra. ¡Exquisito!


Diseño definitivo de grabado de Hendrik Seegers (28 x 21 cm), y a la derecha, el sello finalmente emitido por los Países Bajos en 1934 (calcografía), con sobretasa de 2c a favor de la lucha antituberculosis


Con más espacio e idéntica exigencia, Seegers volvió a grabar a la reina madre Emma para el anverso del billete neerlandés de 20 florines (1939-41). La fotografía de origen es otra vez de Franz Ziegler, y el grabado de Seegers cristaliza en un retrato intenso y magistral.


Billete neerlandés de 20 florines (1939-41). Hendrik Seegers grabó el retrato de Emma de Waldeck-Pyrmont, haciendo uso de la fotografía anexa de Franz Ziegler


En el mismo año de 1934 y unos meses antes del sello de Emma, Seegers grabó asimismo un excelente perfil de la entonces Princesa Juliana, previo diseño de Pieter van Baarsel a partir de una fotografía de igualmente Franz Ziegler.


Princesa Juliana, Países Bajos, 1934. A la izquierda, diseño a tinta casi definitivo (29.3 x 19.3 cm) de Pieter van Baarsel, a partir de una fotografía de F. Ziegler; en el centro, diseño final de grabado (27.6 x 18.8 cm); y a la derecha, el sello emitido en calcografía y grabado por H. Seegers, con sobrecarga de 5c a favor del Comité Antidepresión


La primera revelación de Seegers en la filatelia metropolitana de los Países Bajos fue diez años antes, concretamente en 1925 y sobre los sellos calcográficos de la emisión básica de la reina Guillermina (1924). El diseño del sello, impreso en diversos valores en huecograbado, litografía y calcografía por Enschedé entre 1924 y 1939,  fue obra de Jan Pieter Veth partiendo de una maqueta de 1906 para la Indias Orientales Neerlandesas en la que tomó como base una fotografía de Jac. Heijëler.


Países Bajos, 1925, Reina Guillermina. Uno de los valores calcográficos de la emisión, obra de Hendrik Seegers sobre un diseño de Jan Pieter Veth, que se inspiró en una maqueta anterior (izquierda, 1906, Indias Orientales Neerlandesas) a partir de una fotografía de Jac. Heijëler. En el centro, una de las adaptaciones de Veth para los primeros sellos emitidos a finales de 1924


Otro sello relevante de los Países Bajos en la década de los años veinte, el Mercurio de 1929, también fue grabado por Hendrik Seegers. La emisión de correo aéreo constó de tres valores calcográficos, y Seegers incidió con solvencia y determinación el espléndido diseño de Jac Jongert.


Países Bajos, 1929, Mercurio, Correo Aéreo. Diseño de Jac Jongert, a la izquierda sobre estas palabras (18 x 17 cm), y grabado de Hendrik Seegers. Calcografía; 3 valores emitidos, de los que mostramos uno de ellos a la derecha


Hendrik Seegers desarrolló toda su trayectoria artística en Enschedé, desde que entró como un joven aprendiz en 1892 y hasta casi el momento de su muerte en 1956. Doce años antes se había jubilado formalmente, pero el grabador continuó ligado a Enschedé, casa en la que fue siempre un artista considerado y de una eficacia serena y lúcida.


Otros dos sellos neerlandeses de los años treinta que grabó Hendrik Seegers. Guillermo de Orange-Nassau y Franz Cornelius Donders (1935), este último diseñado por Willem Adriaan van Konijnenburg y del que añadimos el diseño de grabado del propio Seegers, sobre estas líneas (27x19 cm). Sellos ambos impresos en calcografía y sobretasado el de Donders (4c) a favor de causas sociales

Anexo. Un billete de Rembrandt

La iconografía filatélica de Rembrandt es amplia y variada, y en este mismo blog hemos ya expuesto algunos sellos primorosos, y así y muy principalmente, los de Sem HartzRudolf Toth y Marina Richterová. Algunos sellos no menos sobresalientes serán mostrados en entradas posteriores dedicadas a otros artistas diseñadores y grabadores. Ahora sin embargo, y por considerar que tal vez esta sea la mejor entrada para alabar a Eppo Doeve, artista que también llegó a diseñar algún sello de Naciones Unidas, reproducimos un artículo que yo mismo escribí para la revista El Eco (nº 1272) sobre su maravilloso billete de Rembrandt (Países Bajos, 1956).

Este es un billete de una belleza avasalladora, y sólo nos falta, para que la degustación sea plena, saber con certeza segura quién fue el grabador del retrato y las viñetas. De momento es un dato esquivo, e inútil es elucubrar quiénes pudieron ser, pues en Enschedé estaban entonces grabadores de la talla de Karl Seizinger, Sem Hartz, Willem Zion van Dijk o el propio Hendrik Seegers, que estuvo en la casa de Haarlem hasta casi mitad de los años cincuenta y que, aunque es poco probable por la edad, no es imposible su participación en la confección del impresionante billete.

No obstante, dejamos constancia de que los catálogos neerlandeses de billetes suelen atribuir el retrato del anverso a Willem Zion van Dijk (1915-1994), autor asimismo de varios sellos de los Países Bajos entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, mientras que en algún estudio particular se asigna el grabado de la viñeta del reverso a Karl Seizinger. Sí grabó con seguridad Van Dijk el retrato de Erasmo en el billete neerlandés de 100 florines (1954), diseñado igualmente por Eppo Doeve

Antes de reproducir el artículo citado sobre el billete, con todas las imágenes a gran resolución, aprovechamos este sobrevenido cajón de sastre y mostramos una viñeta de Rembrandt que tampoco es fácil ubicar en este blog, pero que sin duda merece encomio y adulación. 

Este es un sello soñado que no pertenece, como otros proyectos frustrados y descartados, a la negra espalda de la filatelia, por hacer uso particular una vez más de la feliz y mordaz expresión de Shakespeare. En realidad procede esta viñeta de un grupo de deliciosos señuelos artísticos incluidos en un libro de 1975, escrito en inglés y titulado Japanese postage stamps in the manufacture, sobre la Oficina de impresión del Gobierno japonés y patrocinado por la Insatsukyoku Choyokai Foundation.


Rembrandt, Autorretrato (1640, óleo sobre lienzo, 102 x 80 cm), y al lado, las viñetas calcográficas impresas en Tokio en 1975


El artista Eppo Doeve en su estudio
Rembrandt sublime en un billete neerlandés

Revista El Eco, número 1.272

El 11 de junio de 1981 fallecía en Amsterdam, unas semanas antes de cumplir los 74 años, el artista Eppo Doeve. Unos días después, una crónica periodística contaba que su estudio de artista era una habitación tan infernal como deliciosa, pues toda la estancia estaba atiborrada de obras y trabajos variados, unas terminadas y otros inconclusos, y que tan pronto aparecían detrás de una calefacción, enrolladas y amontonadas, como debajo de un sofá, dispersos y olvidados. 

Y es que Eppo Doeve fue un artista singular, tan desordenado en sus cosas cotidianas como polifacético y bullicioso en el desarrollo de su variada obra artística. Había nacido Eppi, como le llamaban en familia cuando era un niño inquieto y curioso, en Bandung, en las entonces Indias Orientales Holandesas, el 2 de julio de 1907. Su formación artística fue básicamente autodidacta y siendo todavía muy joven, la familia le permitió viajar a la metrópoli y establecerse como estudiante en Wageningen. Quería estudiar agricultura y formarme lo mejor posible para ser un buen plantador de té…, diría Doeve muchos años después recordando su juventud.


Anverso del billete de los Países Bajos de 1956 diseñado por Eppo Doeve, 1000 florines neerlandeses. Retrato muy posiblemente grabado por Willem Zion van Dijk


Pero las circunstancias le llevaron por otro camino. Así, durante los convulsos años treinta del siglo pasado, Eppo Doeve fue haciéndose cada vez más habitual en los diferentes ámbitos artísticos neerlandeses, merced a sus ilustraciones para algunos semanarios y otras revistas, así como sobre todo al diseño publicitario en general, y al término de la II Guerra Mundial ya era un artista popular y reconocido. E iconoclasta y de una alegría incesante y vivaz, en su vida y en su obra, durante aquellos tiempos de esperanza esforzada y temblorosa.


El molino, aguafuerte de Rembrandt de 1641, 15 x 21 cm


Sorprende por ello que los servicios gráficos del Banco Nacional y de Joh. Enschedé, la prestigiosa casa de Haarlem que todavía hoy conserva la primacía europea en la confección e impresión de papel moneda y de sellos, pensaran en Eppo Doeve como diseñador de una nueva y ambiciosa serie de billetes. Pero Doeve aceptó enseguida la propuesta, y se ocupó a principios de la década de los cincuenta de diseñar los nuevos billetes nacionales que entrarían en circulación progresivamente durante los años siguientes.


Rembrandt, Autorretrato con gorra y dos cadenas (1643); óleo sobre tabla, 72 x 54.8 cm; Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. A la derecha, ampliación del soberbio grabado del billete


Los cinco billetes fueron diseñados por Eppo Doeve, y grabados e impresos por Enschedé, sin que en su momento trascendiese el nombre de los grabadores implicados. El tipógrafo Jan van Krimpen diseñó las letras y los números. Las personalidades que protagonizaron esta serie de billetes habrían de ser Christiaan Huygens, Herman Boerhaave, Hugo De Groot y el humanista Erasmus, para cuyo billete de 100 florines Doeve creó asimismo un soberbio diseño.

Y Rembrandt van Rijn (1606-1669), el gran mito del arte europeo. Eppo Doeve, que mucho tiempo después comentaba lo encorsetado que se sintió concibiendo estos billetes, pues las formalidades protocolarias de rigor ciñeron más de lo que imaginó su ímpetu procaz, creó un espléndido diseño para el billete del artista universal de Leiden. Doeve hace de una paleta con pinceles el eje narrativo de su intuición súbita y perspicaz, y aun así, concisa y rigurosa, pues tanto en el anverso como en el reverso, refleja, en segundo plano cuatro pinturas de Rembrandt, y dominando estética y espacialmente el billete, uno de los autorretratos más conseguidos y punzantes del artista neerlandés.


Las tres obras de Rembrandt que Eppo Doeve utiliza para el diseño del reverso: Paisaje tormentoso, sobre 1640 (óleo sobre tabla, 52 x 72 cm); Titus en su escritorio, 1655 (óleo sobre lienzo, 77 x 63 cm); y Saskia joven, 1633 (óleo sobre tabla, 52.5 x 44 cm)


Este autorretrato, que hoy pertenece al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, lo concluyó Rembrandt en 1643, un año después del fallecimiento de su mujer Saskia, que aparece riendo en el reverso junto al hijo de ambos Titus, inspirándose Doeve en las obras respectivas del pintor de 1633 y 1655. A estos tres retratos señalados añade Doeve, en la parte anterior del billete un aguafuerte fechado en 1641, El molino, y en la parte posterior, sobre la paleta de la que ahora una mano prodigiosa ha tomado un pincel y se dispone a crear, un fogonazo acerado del óleo Paisaje tormentoso, acabado por Rembrandt en 1640.

El billete de Rembrandt, con fecha formal de 15 de julio de 1956, fue el de facial más alto de la serie, lo que dificulta hoy la adquisición para la mayoría de los coleccionistas, pero esta fatalidad no impide la contemplación artística de su belleza inexpugnable, un destello genial de Eppo Doeve.


Reverso del billete de 1956 diseñado por Eppo Doeve

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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí con anterioridad en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.

Última actualización de esta entrada, enero de 2020

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