martes, 27 de noviembre de 2018

Jan Sluijters y Hendrik Seegers

Rembrandt 
en tres centímetros


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Las autoridades postales de los Países Bajos proyectaron para 1929 una serie sobrecargada a beneficio de la Vereeniging Rembrandt, una asociación creada en 1883 con el objetivo inicial de devolver a su patria algunos dibujos del maestro de Leiden que iban a ser subastados entonces en París.

La compañía Joh. Enschedé, que desde 1866 confeccionaba e imprimía los sellos neerlandeses, recibió el encargo y se puso de inmediato manos a la obra. Contactó con un artista de prestigio consolidado, Jan Sluijters (1881-1957), que ya había participado en el diseño de alguna emisión (1928), y le ofreció la concepción de este sello que habría de emitirse mediante calcografía y en tres valores.

No hay imagen alguna de las pruebas y bocetos que ensayaría Sluijters, pero a tenor del resultado final serían muchos. Y es que este artista, adscrito en las fichas hoy al uso en el expresionismo y muy influenciado por Van Gogh y Toulouse-Lautrec, concentró y depuró a Rembrandt de un modo diáfano y genial para los escasos centímetros previstos del espacio filatélico. Y Sluijters lo hace con la mayor de las ambiciones, consiguiendo fundir en un ingenioso y sencillo diseño uno de los óleos más famosos y logrados de Rembrandt, Los síndicos del gremio de pañeros (166), con uno de los autorretratos más atractivos del maestro, Autorretrato como San Pablo (1661).


Las dos obras de Rembrandt que Sluijters combinó en su extraordinario diseño, Autorretrato como San Pablo (año 1661, óleo sobre lienzo, 97 x 77 cm) y Los síndicos del gremio de pañeros (1662, óleo sobre lienzo, 279 x 191.5 cm)


Aprobado el escueto y sugestivo diseño de Sluijters, Enschedé puso el proyecto en las manos y los buriles de quien entonces era ya uno de los mejores grabadores del mundo, el francés Henry Cheffer. Todo estaba en orden y no había nada que temer. Cheffer, que entonces andaba afanado en conseguir de una vez para su país natal los medios técnicos adecuados para producir sellos grabados de gran calidad, lo dejó todo durante unas semanas y se concentró en el proyecto de Enschedé, con quien ya había hecho algunos trabajos. 


Diseño de 1929 del artista Jan Sluijters para el sello de Rembrandt emitido por Países Bajos en 1930; dimensiones, 19.8 x 24.2 cm


Pero al parecer, y según cuenta lo que hoy es ya casi una leyenda (*), Cheffer, tan personal y genial como insurgente y tozudo, se implicó tanto en el grabado que acabó por tomarse demasiadas confianzas con el diseño de Sluijters. La obra de Cheffer no acabó de convencer a las autoridades postales de los Países Bajos, y entonces Enschedé, ya sin tiempo prácticamente, entregó el proyecto de Sluijters a un grabador seguro y veterano de la propia Casa, Hendrik Seegers (1878-1956).


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Uno de los tres valores de la emisión. Calcografía


Seegers, inferimos que fiel y dócilmente, incrusta y endurece en el acero la inspiración sumaria y perspicaz de Sluijters, que sería finalmente emitida en tres sellos unos meses más tarde de lo previsto, a mitad de febrero de 1930. La sobrecarga a favor de la Vereeniging Rembrandt, que no se explicita en ninguno de los valores, fue de 5 céntimos de florín por cada sello.


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Los otros dos valores de la emisión. Calcografía


Ahora y ya para siempre, lo que tenemos es una concreción filatélica de Rembrandt tan sucinta y bella como esencial y persuasiva. Una muestra exquisita de verdadero arte plenamente filatélico. Perceptible, tajante, sugestivo. Rembrandt en tres centímetros.

(*) Algunos datos de la producción accidentada de esta gran emisión de 1930, proceden de un artículo de Linn's Stamp News publicado en enero de 2015


El artista Jan Sluijters, diseñador del sello de Rembrandt de 1930


Oportuno y genial Hendrik Seegers

Pese a no tener quizá la fama de Sem Hartz o incluso de Johannes J. Warnaar (1866-1959), lo cierto es que Hendrik Seegers (1878-1956) acabó participando en algunas de las emisiones más emblemáticas de la filatelia neerlandesa de los años treinta, empezando con la admirada de Rembrandt (1930). 

Sólo cuatro años después de esa emisión de Rembrandt, a Seegers le cayó en suerte este extraordinario sello dedicado a la reina madre Emma de Waldeck-Pyrmont (1858-1934), que acababa entonces de fallecer. Y es curioso, porque aunque de este sello no disponemos de información contrastada que nos sugiera ninguna peripecia extraña en su confección, como aconteció con el de Rembrandt, lo cierto es que los bocetos y diseños que el tiempo ha salvado muy bien pudieran insinuar otra cosa.


Fotografía de Franz Ziegler de la reina madre Emma, que falleció el 20 de marzo de 1934, precediendo el dibujo a pluma y el diseño del propio fotógrafo


Viene a cuento esta suspicacia porque el diseñador oficial de la emisión fue Willem Jacob Rozendaal, y sin embargo los ensayos y bocetos que se han conservado están todos firmados, sorprendentemente, por el fotógrafo autor de la imagen elegida de la reina anciana. Y es que no parece sino que Franz Ziegler se emocionó con la idea de que su gran fotografía acabase en un sello postal, y participó activa y febrilmente en todos los tramos que pudo del proceso creativo, de hecho hasta la mismísima barrera infranqueable de los buriles.

Del grabado de Hendrik Seegers podemos tranquila y raudamente avanzar este juicio inapelable: una deliciosa obra maestra. ¡Exquisito!


Diseño definitivo de grabado de Hendrik Seegers (28 x 21 cm), y a la derecha, el sello finalmente emitido por los Países Bajos en 1934 (calcografía), con sobretasa de 2c a favor de la lucha antituberculosis


Con más espacio e idéntica exigencia, Seegers volvió a grabar a la reina madre Emma para el anverso del billete neerlandés de 20 florines (1939-41). La fotografía de origen es otra vez de Franz Ziegler, y el grabado de Seegers cristaliza en un retrato intenso y magistral.


Billete neerlandés de 20 florines (1939-41). Hendrik Seegers grabó el retrato de Emma de Waldeck-Pyrmont, haciendo uso de la fotografía anexa de Franz Ziegler


En el mismo año de 1934 y unos meses antes del sello de Emma, Seegers grabó asimismo un excelente perfil de la entonces Princesa Juliana, previo diseño de Pieter van Baarsel a partir de una fotografía de igualmente Franz Ziegler.


Princesa Juliana, Países Bajos, 1934. A la izquierda, diseño a tinta casi definitivo (29.3 x 19.3 cm) de Pieter van Baarsel, a partir de una fotografía de F. Ziegler; en el centro, diseño final de grabado (27.6 x 18.8 cm); y a la derecha, el sello emitido en calcografía y grabado por H. Seegers, con sobrecarga de 5c a favor del Comité Antidepresión


La primera revelación de Seegers en la filatelia metropolitana de los Países Bajos fue diez años antes, concretamente en 1925 y sobre los sellos calcográficos de la emisión básica de la reina Guillermina (1924). El diseño del sello, impreso en diversos valores en huecograbado, litografía y calcografía por Enschedé entre 1924 y 1939,  fue obra de Jan Pieter Veth partiendo de una maqueta de 1906 para la Indias Orientales Neerlandesas en la que tomó como base una fotografía de Jac. Heijëler.


Países Bajos, 1925, Reina Guillermina. Uno de los valores calcográficos de la emisión, obra de Hendrik Seegers sobre un diseño de Jan Pieter Veth, que se inspiró en una maqueta anterior (izquierda, 1906, Indias Orientales Neerlandesas) a partir de una fotografía de Jac. Heijëler. En el centro, una de las adaptaciones de Veth para los primeros sellos emitidos a finales de 1924


Otro sello relevante de los Países Bajos en la década de los años veinte, el Mercurio de 1929, también fue grabado por Hendrik Seegers. La emisión de correo aéreo constó de tres valores calcográficos, y Seegers incidió con solvencia y determinación el espléndido diseño de Jac Jongert.


Países Bajos, 1929, Mercurio, Correo Aéreo. Diseño de Jac Jongert, a la izquierda sobre estas palabras (18 x 17 cm), y grabado de Hendrik Seegers. Calcografía; 3 valores emitidos, de los que mostramos uno de ellos a la derecha


Hendrik Seegers desarrolló toda su trayectoria artística en Enschedé, desde que entró como un joven aprendiz en 1892 y hasta casi el momento de su muerte en 1956. Doce años antes se había jubilado formalmente, pero el grabador continuó ligado a Enschedé, casa en la que fue siempre un artista considerado y de una eficacia serena y lúcida.


Otros dos sellos neerlandeses de los años treinta que grabó Hendrik Seegers. Guillermo de Orange-Nassau y Franz Cornelius Donders (1935), este último diseñado por Willem Adriaan van Konijnenburg y del que añadimos el diseño de grabado del propio Seegers, sobre estas líneas (27x19 cm). Sellos ambos impresos en calcografía y sobretasado el de Donders (4c) a favor de causas sociales

Anexo. Un billete de Rembrandt

La iconografía filatélica de Rembrandt es amplia y variada, y en este mismo blog hemos ya expuesto algunos sellos primorosos, y así y muy principalmente, los de Sem HartzRudolf Toth y Marina Richterová. Algunos sellos no menos sobresalientes serán mostrados en entradas posteriores dedicadas a otros artistas diseñadores y grabadores. Ahora sin embargo, y por considerar que tal vez esta sea la mejor entrada para alabar a Eppo Doeve, artista que también llegó a diseñar algún sello de Naciones Unidas, reproducimos un artículo que yo mismo escribí para la revista El Eco (nº 1272) sobre su maravilloso billete de Rembrandt (Países Bajos, 1956).

Este es un billete de una belleza avasalladora, y sólo nos falta, para que la degustación sea plena, saber con certeza segura quién fue el grabador del retrato y las viñetas. De momento es un dato esquivo, e inútil es elucubrar quiénes pudieron ser, pues en Enschedé estaban entonces grabadores de la talla de Karl Seizinger, Sem Hartz, Willem Zion van Dijk o el propio Hendrik Seegers, que estuvo en la casa de Haarlem hasta casi mitad de los años cincuenta y que, aunque es poco probable por la edad, no es imposible su participación en la confección del impresionante billete.

No obstante, dejamos constancia de que los catálogos neerlandeses de billetes suelen atribuir el retrato del anverso a Willem Zion van Dijk (1915-1994), autor asimismo de varios sellos de los Países Bajos entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, mientras que en algún estudio particular se asigna el grabado de la viñeta del reverso a Karl Seizinger. Sí grabó con seguridad Van Dijk el retrato de Erasmo en el billete neerlandés de 100 florines (1954), diseñado igualmente por Eppo Doeve

Antes de reproducir el artículo citado sobre el billete, con todas las imágenes a gran resolución, aprovechamos este sobrevenido cajón de sastre y mostramos una viñeta de Rembrandt que tampoco es fácil ubicar en este blog, pero que sin duda merece encomio y adulación. 

Este es un sello soñado que no pertenece, como otros proyectos frustrados y descartados, a la negra espalda de la filatelia, por hacer uso particular una vez más de la feliz y mordaz expresión de Shakespeare. En realidad procede esta viñeta de un grupo de deliciosos señuelos artísticos incluidos en un libro de 1975, escrito en inglés y titulado Japanese postage stamps in the manufacture, sobre la Oficina de impresión del Gobierno japonés y patrocinado por la Insatsukyoku Choyokai Foundation.


Rembrandt, Autorretrato (1640, óleo sobre lienzo, 102 x 80 cm), y al lado, las viñetas calcográficas impresas en Tokio en 1975


El artista Eppo Doeve en su estudio
Rembrandt sublime en un billete neerlandés

Revista El Eco, número 1.272

El 11 de junio de 1981 fallecía en Amsterdam, unas semanas antes de cumplir los 74 años, el artista Eppo Doeve. Unos días después, una crónica periodística contaba que su estudio de artista era una habitación tan infernal como deliciosa, pues toda la estancia estaba atiborrada de obras y trabajos variados, unas terminadas y otros inconclusos, y que tan pronto aparecían detrás de una calefacción, enrolladas y amontonadas, como debajo de un sofá, dispersos y olvidados. 

Y es que Eppo Doeve fue un artista singular, tan desordenado en sus cosas cotidianas como polifacético y bullicioso en el desarrollo de su variada obra artística. Había nacido Eppi, como le llamaban en familia cuando era un niño inquieto y curioso, en Bandung, en las entonces Indias Orientales Holandesas, el 2 de julio de 1907. Su formación artística fue básicamente autodidacta y siendo todavía muy joven, la familia le permitió viajar a la metrópoli y establecerse como estudiante en Wageningen. Quería estudiar agricultura y formarme lo mejor posible para ser un buen plantador de té…, diría Doeve muchos años después recordando su juventud.


Anverso del billete de los Países Bajos de 1956 diseñado por Eppo Doeve, 1000 florines neerlandeses. Retrato muy posiblemente grabado por Willem Zion van Dijk


Pero las circunstancias le llevaron por otro camino. Así, durante los convulsos años treinta del siglo pasado, Eppo Doeve fue haciéndose cada vez más habitual en los diferentes ámbitos artísticos neerlandeses, merced a sus ilustraciones para algunos semanarios y otras revistas, así como sobre todo al diseño publicitario en general, y al término de la II Guerra Mundial ya era un artista popular y reconocido. E iconoclasta y de una alegría incesante y vivaz, en su vida y en su obra, durante aquellos tiempos de esperanza esforzada y temblorosa.


El molino, aguafuerte de Rembrandt de 1641, 15 x 21 cm


Sorprende por ello que los servicios gráficos del Banco Nacional y de Joh. Enschedé, la prestigiosa casa de Haarlem que todavía hoy conserva la primacía europea en la confección e impresión de papel moneda y de sellos, pensaran en Eppo Doeve como diseñador de una nueva y ambiciosa serie de billetes. Pero Doeve aceptó enseguida la propuesta, y se ocupó a principios de la década de los cincuenta de diseñar los nuevos billetes nacionales que entrarían en circulación progresivamente durante los años siguientes.


Rembrandt, Autorretrato con gorra y dos cadenas (1643); óleo sobre tabla, 72 x 54.8 cm; Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. A la derecha, ampliación del soberbio grabado del billete


Los cinco billetes fueron diseñados por Eppo Doeve, y grabados e impresos por Enschedé, sin que en su momento trascendiese el nombre de los grabadores implicados. El tipógrafo Jan van Krimpen diseñó las letras y los números. Las personalidades que protagonizaron esta serie de billetes habrían de ser Christiaan Huygens, Herman Boerhaave, Hugo De Groot y el humanista Erasmus, para cuyo billete de 100 florines Doeve creó asimismo un soberbio diseño.

Y Rembrandt van Rijn (1606-1669), el gran mito del arte europeo. Eppo Doeve, que mucho tiempo después comentaba lo encorsetado que se sintió concibiendo estos billetes, pues las formalidades protocolarias de rigor ciñeron más de lo que imaginó su ímpetu procaz, creó un espléndido diseño para el billete del artista universal de Leiden. Doeve hace de una paleta con pinceles el eje narrativo de su intuición súbita y perspicaz, y aun así, concisa y rigurosa, pues tanto en el anverso como en el reverso, refleja, en segundo plano cuatro pinturas de Rembrandt, y dominando estética y espacialmente el billete, uno de los autorretratos más conseguidos y punzantes del artista neerlandés.


Las tres obras de Rembrandt que Eppo Doeve utiliza para el diseño del reverso: Paisaje tormentoso, sobre 1640 (óleo sobre tabla, 52 x 72 cm); Titus en su escritorio, 1655 (óleo sobre lienzo, 77 x 63 cm); y Saskia joven, 1633 (óleo sobre tabla, 52.5 x 44 cm)


Este autorretrato, que hoy pertenece al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, lo concluyó Rembrandt en 1643, un año después del fallecimiento de su mujer Saskia, que aparece riendo en el reverso junto al hijo de ambos Titus, inspirándose Doeve en las obras respectivas del pintor de 1633 y 1655. A estos tres retratos señalados añade Doeve, en la parte anterior del billete un aguafuerte fechado en 1641, El molino, y en la parte posterior, sobre la paleta de la que ahora una mano prodigiosa ha tomado un pincel y se dispone a crear, un fogonazo acerado del óleo Paisaje tormentoso, acabado por Rembrandt en 1640.

El billete de Rembrandt, con fecha formal de 15 de julio de 1956, fue el de facial más alto de la serie, lo que dificulta hoy la adquisición para la mayoría de los coleccionistas, pero esta fatalidad no impide la contemplación artística de su belleza inexpugnable, un destello genial de Eppo Doeve.


Reverso del billete de 1956 diseñado por Eppo Doeve

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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí con anterioridad en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.

Última actualización de esta entrada, enero de 2020

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martes, 20 de noviembre de 2018

George F. C. Smillie, maestro norteamericano

George F. C. Smillie (1854-1924)
Compositor de texturas  



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Si se exceptúa a Marcus Baldwin, la mayoría de grabadores norteamericanos del llamémoslo período clásico, y que cabe acotar convencionalmente entre mitad del siglo XIX y hasta razonablemente 1920, o incluso, por qué no, hacerlo coincidir con el primer centenario del sello estadounidense (1847-1947); el resto de artistas del buril, decíamos, desarrollaron más ampliamente su genio en planos extrafilatélicos, y muy especialmente en el área de la confección de retratos y viñetas para billetes y otros valores estatales, aunque también en obras singulares y propias, tales como láminas solicitadas por asociaciones artísticas y expansiones similares.

Todos estos grandes maestros del grabado, no obstante y su dedicación casi exclusiva en esos ámbitos muy abiertos y con frecuencia más exigentes, también grabaron sellos, y es tan larga la lista que nombrar a Alfred Jones, James Smillie, Joseph Ourdan o Ives Pease, es sólo mencionar a algunos de los que destacan en la cumbre, pero en absoluto a los únicos y quizá ni siquiera a todos los primeros. 

Uno de los artistas que merece sin duda una cima propia y separada es George Frederick Cumming Smillie, último depositario de una extensa y variada tradición familiar en el arte del grabado y que tal vez sea el mayor retratista de ese período clásico antes reseñado, quizá sólo discutido por Charles Burt.

Algunos de los primeros grabados de George F. C. Smillie en la American Bank Note, bajo la atenta supervisión de su tío James Smillie: Las cosechadoras (1872, sobre una versión de 1860 grabada por Alfred Sealey y James D. Smillie), Joven con velo (1873) y Madre con niño (1874). El primero de los grabados se usó en billetes posteriores, entre ellos uno español de 1876 (1000 pesetas), llegando incluso a reutilizarse casi medio siglo después en el reverso de un billete checoslovaco de 1919. George F. C. Smillie también grabó un retrato de Juan Álvarez Mendizábal, en 1883, que se utilizó en algunos billetes españoles de finales del siglo XIX (fecha facial 1884) confeccionados por la ABNco

En sus 50 años de trayectoria artística, de los que durante más de dos décadas fue jefe de departamento en el Bureau of Engraving and Printing (BEP) de Washington, George F. C. Smillie sobrepasó los 300 grabados, la mayoría retratos y en todo caso prácticamente siempre imágenes con figuras humanas, fueran reveladas a través de fastuosas alegorías o incluso alguna vez por medio de estatuas delicadas y excitantes. Y también grabó Smillie sellos, naturalmente, si bien al lado del resto de su obra palidecen y más bien únicamente tienen un rango testimonial, no tanto por la categoría artística, insoslayable y elevada, como por el contraste con la admirable montaña circundante.


No hay grabados de principiante en la obra de George F. C. Smillie, maestro desde que tomó los buriles. De izquierda a derecha, otros grabados de sus primeros años, Loyalty (1874), Majesty (1876) y Retrato de niña (1877)

George F. C. Smillie llegó al mundo en Nueva York a finales de 1854, hijo de uno de los hermanos de James Smillie, afamado grabador nacido en Escocia y con el tiempo caudillo de una familia en la que se hizo raro y hasta extravagante encontrar algún miembro dedicado a otra cosa que no fuera hollar el camino artístico, sea en la dimensión inhóspita del grabado a buril o, en menor medida, en el terreno más corriente de los pinceles.


A la izquierda, prueba de estado de un grabado alegórico de Smillie. En el centro y a la derecha, retratos de Julio A. Roca (Argentina) y Adolfo Ballivián (Bolivia), ambos de inmediato en billetes suramericanos de la época

Con sólo 17 años, en 1872, el joven George entró en la American Bank Note y ya a finales del mismo año de ingreso terminó su primer grabado (The reapers, Las cosechadoras). Smillie tuvo como maestros primero a su tío James, que tenía como especialidad el grabado de escenas costumbristas y paisajes, y después al gran Alfred Jones, a quien siempre veneró.
En la American Bank Note, George F. C. Smillie estuvo más de quince años, y después y antes de incorporarse al BEP, pasó por varias compañías de grabado, incluyendo una estancia de un año en Canadá seducido por la propuesta artística de otro de sus tíos. 

Retrato de Henry Lyman grabado por George F. C. Smillie en el año que estuvo en la compañía Canada Bank Note de Montreal, y a la derecha, América, figura alegórica con gorro frigio grabada para Homer Lee Bank Note de Nueva York y que más tarde apareció en un billete venezolano (Banco Caracas, 20 bolívares)
Obra filatélica
La obra filatélica de George F. C. Smillie es tan concisa en su totalidad como, sin embargo y significativamente, continua en el tiempo. Y así, empezó por grabar algunos retratos en los primeros años que estuvo en la American Bank Note, para sellos que fueron emitidos por países suramericanos como Brasil o Uruguay, y después y ya a partir de 1894 cuando se incorporó al BEP, incidió regularmente viñetas de emisiones estadounidenses.


Algunos de los primeros sellos grabados por George F. C. Smillie para de Estados Unidos. Sello específico de periódicos (1895), del que mostramos una prueba de punzón firmada por Lyman F. Ellis, grabador de marco y letras; y retrato de James Madison (1894). Este sello de 1894 fue diseñado por Thomas F. Morris, encargándose Lyman F. Ellis y E. M. Hall de grabar letras y marco

El grabador llegó al BEP de la mano de Thomas F. Morris, que ya le conocía por haber coincidido ambos en la American Bank Note e incluso, y no hacía tanto, en la compañía Homer Lee Bank Note. A pesar de que entonces había otros grabadores con más edad y prestigio, el diseñador ya consideraba a Smillie como el mejor sin discusión, y este juicio unido al previsible desarrollo inminente de una obra superior, convencieron a Morris de la necesidad imperiosa de tenerlo a su lado una vez aceptada la responsabilidad de dirigir el departamento artístico del BEP.


En la serie Trans Mississippi de 1898, dedicada a la Exposición Internacional celebrada en Omaha (Nebraska), Smillie grabó las viñetas tres sellos. Estos son dos de ellos, para los que Douglas S. Ronaldson grabó letras y marcos. La serie fue diseñada por Raymond Ostrander Smith. Imagen del sello de la derecha procedente del blog bigblue1840-1940.blogspot.com

Pero no deja de ser llamativo que en las series y emisiones en las que participó Smillie, generalmente fuera Marcus W. Baldwin el artista que terminó grabando los sellos más atractivos y hoy mejor considerados. Quizá Smillie no se sintiera lo bastante tentado por los grabados entonces menores y, especialmente en lo que se refiere a los retratos, con un espacio dispensado muy reducido y menesteroso.


Estados Unidos, 1898, Trans Mississippi, Exploración del suelo. Viñeta grabada por George F. C. Smillie, partiendo un dibujo de Frederic Remington, a la izquierda. Diseño de Raymond Ostrander Smith. Douglas S. Ronaldson grabó letras y marcos. Calcografía

Hay que tener en cuenta que cuando Baldwin llegó a Washington para incorporarse al BEP, a principios de 1897 y coincidiendo con el adiós airado de Charles Schlecht, Smillie ya había ascendido a los cielos tras su muy activa e intensa participación en los billetes educacionales de 1896.


Estados Unidos, 1902-03, Benjamin Franklin y James A. Garfield. Sellos diseñados por Raymond Ostrander Smith, de quien a la izquierda se expone un dibujo del sello de Franklin del que hay dudas razonables de que no fuera realizado con posterioridad a la emisión, o incluso de que haya sido trazado por su mano. Retratos grabados por George F. C. Smillie, aunque el de Garfield fue terminado por Marcus Baldwin. Marcos grabados por el propio Smillie (1c) y por Robert Ponickau (6c). Cifras y letras grabadas por Lyman F. Ellis, que contó con la colaboración de G. U. Rose en el sello de Garfield. Impresión en calcografía

Sea como fuera y aún así, Smillie legó a la filatelia unos cuantos retratos escogidos e impecables. En la renovada serie estadounidense de personalidades de 1894, cabalmente Smillie sólo aportó un nuevo retrato, el de James Madison, pues se aprovecharon las matrices originales de cuatro años antes confeccionadas por la American Bank Note y se rectificaron a duras penas añadiendo los triángulos en los vértices superiores. 

Estados Unidos, 1903, James Madison, George Washington y John Marshall. Diseños de Raymond Ostrander Smith. Retratos grabados por George F. C. Smillie. Marcos grabados por Robert Ponickau. Cifras y letras grabadas por George U. Rose, con la colaboración de Lyman F. Ellis
en el sello de 2 dólares. Impresión en calcografía

Hay dudas de que los dibujos de diseño que exponemos de esta serie de 1902-03, no los realizase Raymond Ostrander Smith después de emitidos los sellos o incluso de que no fueran suyos, pero en cualquier caso, los bocetos originales definitivos posiblemente fueran muy similares. Estos dibujos y otros varios de la serie, aparecieron en 2003 en la revista filatélica "The United States Specialist" y fueron objeto de estudio y discusión a partir de los artículos de Roger Brody, sin que se llegara a conclusiones definitivas sobre su autenticidad. En 2017, los dibujos de la serie, 17 en total, fueron subastados y alcanzaron un precio que rondó los 3000 dólares. 


Estados Unidos, 1902-03, Andrew Jackson y Martha Washington. Sellos diseñados por Raymond Ostrander Smith, de quien a la izquierda exponemos un dibujo del sello de Jackson sobre el que hay dudas razonables de que no fuera realizado con posterioridad a la emisión, e incluso se especula que pudo haber sido trazado por otra mano. Retratos grabados por George F. C. Smillie. Marcos grabados por Robert Ponickau (6c). Cifras y letras grabadas por G. U. Rose, que contó con la colaboración de E. M. Weeks en el sello de Jackson. Impresión en calcografía

En esa serie de personalidades iniciada en 1902 y diseñada por Raymond Ostrander Smith, el maestro grabó casi todos los retratos, nueve de los catorce, encargándose Marcus Baldwin de los cinco restantes.


De  la emisión de la Exposición de Louisiana (1904) y que estuvo formada por 5 sellos, George F. C. Smillie grabó tres de los retratos, Jefferson, Monroe y McKinley, sobre estas líneas este último. A la derecha, el sello de la emisión conmemorativa de la Exposición de Jamestown (1907) cuya viñeta de Pocahontas grabó Smillie. Ambas series diseñadas por Clair Aubrey Huston. Robert Ponickau incidió los marcos de las dos series, grabando las letras G. U. Rose y E. M. Hall. Los últimos sellos estadounidenses que grabó Smillie fueron los de la serie de Pilgrim de 1920

Thomas Francis Morris (1852-1898)
Los billetes más bellos del mundo

Los billetes norteamericanos llamados educacionales de 1896, son conocidos así por el motivo del valor de 1 dólar, La Historia educando a la juventud.


La génesis artística de estos billetes tan famosos no pudo ser más accidentada o, en realidad y expresado con mayor precisión, más enconada y a la vez apasionante. Y es que a la ambición de la empresa por sí misma, que consistió básicamente en crear unos billetes alejados, más artística que estéticamente, de los hasta entonces tradicionales, se sumó la participación de varios y acreditados artistas que debían de aunar ingenio y también camaradería.


Y ni qué decir tiene que hubo en la confección de estos billetes tanto ingenio como poca fraternidad. Es muy normal, después de todo, si bien lo pensamos. Demasiados gallos en un mismo corral, y eso que al menos en la confección de los reversos, no surgieron mayores problemas, entre otras razones porque hubo un solo diseñador sin interferencias, Thomas Francis Morris (1852-1898), y además para los retratos se hizo uso de grabados anteriores, no ofreciendo contratiempos el grabado de las partes novedosas.

Pero vayamos con orden, y empezamos con el billete de 1 dólar, que contiene la ilustración referida que terminó por dar el sobrenombre a esta serie de sólo tres valores, aunque estaban previstos algunos más y hasta se llegó a avanzar mucho en el siguiente. Esta maravillosa viñeta, History instructing youth, fue un diseño original del artista Will H. Low (1853-1933). Y aquí pudiéramos decir que da comienzo la secuencia de discordia que, a grandes rasgos al menos, cabe señalar que se repitió en la confección de los otros dos diseños.



Anverso del billete educacional de 1 dólar de 1896. Diseño de Thomas F. Morris, a partir de una obra original del artista Will H. Low. La viñeta fue grabada por Charles Schlecht. A la izquierda, un dibujo preliminar de Low con vistas al diseño; imagen procedente de The Essay-Proof Journal


Will H. Low, el artista, consciente de esta creación tan especial, quiere que se respete al milímetro su diseño, incluyendo en esa solicitud hasta el tamaño y el grosor del valor facial, y no digamos ya los tonos de la composición y otros aspectos no menos importantes. Thomas F. Morris, que en 1893 había llegado al BEP precedido de una gran fama y que era el jefe de la sección artística, pues lógicamente se siente responsable del diseño definitivo a adoptar, antes de cederlo a los grabadores. Así que Morris exige modelar y ajustar la obra original de los artistas, y entregar después el diseño definitivo a los grabadores.

¿Y quiénes son los grabadores que están allí, al lado de Morris? Pues si de los más eminentes hablamos, nada menos que Charles Schlecht y George F. C. Smillie. Pero es que, para complicar todavía más las cosas, resulta que Smillie o Schlecht, de acuerdo con el jefe del BEP, Claude M. Johnson, se entienden a su vez directamente con los artistas a espaldas de Morris, lo que causa la irritación natural de este último, al considerar que aquéllos invaden su espacio. Los grabadores, a su vez, dicen que nadie mejor que ellos para sensibilizar a los artistas sobre el brusco cambio de rasante que supone proyectar la obra de los pinceles sobre una superficie opuesta y reacia, con un lenguaje tan disímil y hasta contrario, lo que no obsta para que Morris arguya que sólo él, precisamente, es capaz de establecer el justo y preciso equilibrio entre unos y otros.

Reverso del billete de 1 dólar diseñado por Thomas F. Morris. Obsérvense las figuras de los ángulos superiores, grabadas por Schlecht. ¡Qué maravilla! A la derecha, el grabado de Washington utilizado en el billete, realizado por Alfred Sealey en 1867. El retrato de Martha Washington fue grabado por Charles Burt en 1878


Para este billete de 1 dólar, finalmente se utilizaron en el reverso sendos retratos de Martha y George Washington grabados anteriormente por Charles Burt y Alfred Sealey, siendo Thomas F. Morris el diseñador. Este último modela y ajusta, asimismo, el anverso con la obra original del muralista Will H. Low, que se encarga de incidir sobre el acero Charles Schlecht, autor igualmente de las bellas figuras marginales del reverso. Otros grabadores de la Oficina tallaron las partes periféricas y convencionales del billete, tanto en el anverso como en su reverso.

Thomas F. Morris hijo, al que igual que con Baldwin y en este caso con un encomio todavía más afectivo y comprensible, escribió un gran perfil de su padre que se publicó por entregas en The Essay-Proof Journal. En uno de estos capítulos, expuso Morris hijo la imagen agregada tras estas palabras y en la que se ve el diseño previsto en un principio para el billete de 2 dólares.


Diseño previsto y finalmente descartado de Will H. Low, Paz y Guerra, para el billete de 2$. Imagen colorizada digitalmente


Finalmente se descartó esa alegoría de la paz y la guerra, obra de Will H. Low, y se eligió otra que estaba predestinada para el billete de 50 dólares, La Ciencia presenta la Electricidad y el Vapor, al Comercio y a la Manufactura. Este bello conjunto alegórico dispuesto en el billete emitido, fue obra del prestigioso artista Edwin Howland Blashfield (1848-1936), encargándose Thomas F. Morris del diseño definitivo. Charles Schlecht y George F. C. Smillie grabaron conjunta y magistralmente la viñeta.


Anverso del billete estadounidense de 2$. La alegoría fue obra de Edwin H. Blashfield, siendo G. F. C. Smillie y Charles Schlecht los grabadores de la viñeta. El diseño fue ajustado por Thomas F. Morris

En cuanto al reverso, en principio, y salvo pruebas o juicios rotundos que con el tiempo podamos encontrar en otro sentido, asignamos el grabado de los retratos de Fulton y Morse a Charles Burt y Charles Schlecht respectivamente, aunque en algunas fichas se atribuyen ambos a Lorenzo J. Hatch, que grabó con seguridad, no obstante, los dos retratos del billete de 5 dólares que enseguida veremos.


Reverso del billete de 2$, diseñado por Thomas F. Morris. Los retratos fueron grabados por Charles Burt (Fulton) y Charles Schlecht (Morse)

Es curioso que, de los tres billetes educacionales, sea el retrato de Morse el que más dudas deja sobre la autoría. Pues además, resulta que el primer retrato que grabó Smillie en su carrera fue uno muy similar, y de hecho sólo diferente por las gafas que lleva Morse. Este retrato de Smillie es de 1876, y según contó el propio autor después, la buena apreciación artística que se hizo del grabado en la American Bank Note aumentó su salario a 35 dólares semanales.


Sobre estas palabras y en el centro, el grabado que de Morse realizara George F. C. Smillie en 1876 tomando como punto de partida la fotografía de la izquierda; y a la derecha, una impresión calcográfica del grabado probablemente utilizado en el billete educacional y que pertenecía a la colección del artista, que lo firmó y dató en el año de 1877

Incluso Smillie, que tenía una escogida colección de grabados suyos y de colegas conocidos, guardaba entre sus posesiones una impresión del grabado de Morse del billete educacional con fecha escrita a lápiz de 1877 y firmado sólo por él. Normalmente Smillie escribía en la parte inferior de estos grabados el nombre del autor, y cuando sólo constaba la rúbrica propia, se entiende que la obra era suya. En fin, que de momento no parece que vaya a esclarecerse con rotundidad inequívoca la autoría del espectacular retrato de Morse en el billete de 2$, circunstancia que no impide la degustación plena y exaltada...


El impresionante retrato de Morse impreso en el billete, al lado de la fotografía usada por el grabador en el diseño


Thomas F. Morris llevó, como Baldwin, un diario, y gracias a esta buena costumbre y a la generosidad afable de su hijo muchos años después, hemos podido saber de la procelosa creación de estos billetes maravillosos. Y es curiosa otra circunstancia. Morris era amigo de Smillie, pero aún por encima de la amistad, estaba su admiración hacia el grabador, a quien consideraba el más capacitado artista de su generación y a quien había llamado para el Bureau nada más llegar en 1893. De ahí que, por más difícil que fuese el carácter de Fred Smillie, como era llamado entre los conocidos, Morris, aún sintiéndose a veces traicionado en el transcurso de la confección de estos billetes y siendo en realidad su jefe, nunca se planteó prescindir del grabador y ni siquiera matizar la estimación que le tenía. Una integridad estoica que le honra. La admiración irresistible disipó las exigencias de la amistad.


Imagen en la que se puede ver la pintura original del artista Walter Shirlaw, y debajo la adaptación final del diseñador, Thomas F. Morris; fotografías procedentes de la revista The Essay-Proof Journal (1968, No. 98)

Sobre estas líneas y para el espectacular anverso del billete de 5 dólares, se aprecia en una sola imagen la transición de la composición original del artista, obra de Walter Shirlaw (1838-1909), a la disposición definitiva del diseñador, Thomas F. Morris.

Y ciertamente esa imagen es muy claramente indicativa de la discordia antes reseñada. El artista realizó una pintura al óleo, La Electricidad como fuerza dominante del mundo, que enmarca con los ornamentos protocolarios del billete luego de cambiar impresiones con el diseñador y los grabadores. Morris, entonces, recibe ese diseño de Shirlaw, y comprueba que no se ajusta exactamente a lo acordado, por lo que decide modelar el resultado final, que después hace llegar al grabador. El grabado es una talla portentosa de George F. C. Smillie que destila belleza y verdad.


Anverso de este billete de 5$ (1897), con una alegoría, Electricidad Triunfante, obra de Walter Shirlaw y que grabó George F. C. Smillie

Para el reverso hubo menos devaneos en el diseño, que dispuso Morris sin intromisiones y para el que igualmente Smillie grabó la bella figura alegórica central. Los retratos laterales de Ulysses SGrant y Philip H. Sheridan son de Lorenzo J. Hatch, ambos realizados unos años antes (1886 y 1884 respectivamente) y utilizados en otros billetes. Y apuntemos también que, según Morris hijo, para los rasgos de la espléndida figura alegórica el diseñador se inspiró en su propia mujer. En letras y cifras de anverso y reverso, así como en todo el entramado ornamental, participaron varios grabadores del Bureau, entre ellos los hermanos Ponickau, James Kennedy o Edward M. Hall.


Reverso del billete de 5$, diseñado por Morris. Los retratos fueron grabados con anterioridad por Lorenzo J. Hatch y usados en otros billetes previos, mientras que la figura central la grabó ex profeso George F. C. Smillie. A la derecha, una ampliación del retrato de Grant que grabó Lorenzo J. Hatch

Desgraciadamente, Thomas F. Morris falleció a causa de un tumor cerebral en enero de 1898. Baldwin sintió la muerte prematura de Morris como si de un familiar cercano se tratara, y hemos de suponer que otro tanto le sucedería a Smillie, pese a las tormentas del pasado, o quizá y todavía en mayor grado, precisamente por esas desavenencias ahora inanes y lacerantes.

Texturas inimaginables y armoniosas 

George F. C. Smillie no llevó un diario como su amigo y colega Marcus Baldwin, pero meditó muchas veces sobre su arte y dejó algunos apuntes de esas reflexiones. La revista The Essay-Proof Journal recopiló a finales de los años cuarenta del siglo pasado varios textos escritos por el artista.

A la izquierda, un grabado simbólico de George F. C. Smillie, Judith, realizado en 1890 para una compañía de Chicago. En el centro sobre estas palabras, la primera y extraordinaria idealización (Ninfa, 1893) grabada por Smillie en el año que estuvo en la compañía Hamilton Bank Note de Nueva York. A la derecha, uno de los usos que la Hamilton Bank Note dio a este perfil de Smillie, en un afiche publicitario de la compañía

Una de las mayores diferencias que Smillie encontraba entre el grabado y otras formas de expresión artística, era la imposibilidad de imaginar la obra antes de abordarla. El artista que utiliza los pinceles o los lápices, incluso los cinceles, puede imaginar la obra que quiere hacer, puede pensarla y hacerse una idea visual. El grabador, sin embargo, no puede imaginar nada, todo ha de fiarlo a la intuición y a la pericia técnica, pero siempre cuando está realizando la obra, nunca mentalmente. Desde luego se toman decisiones, pero con el buril en la mano…


De izquierda a derecha, tres grabados de G. F. C. Smillie. Mujer con coraza y ave fénix sobre la corona (1890); y dos grandes retratos de sus primeros tiempos en el BEP, John Sherman (Secretario del Tesoro y de Estado) y Richard Olney (Secretario de Estado). El grabado de Sherman apareció sobre el billete de 50 dólares de 1902

Otra limitación obvia para Smillie era la renuncia obligada a los colores, que sin embargo el grabador capta e insinúa sutilmente. El grabador no tiene colores, pero puede inducir al espectador a imaginarlos. Al igual que un pintor conoce los tonos resultantes al mezclar unos y otros colores, también el grabador experimentado sabe y puede crear la sensación de color a través de su lenguaje propio, que no es otro que el formado por líneas y puntos, con mayor o menor intensidad, y que puede usar con total libertad.


Retrato del Presidente William McKinley de 1896, y a la derecha, una prueba de estado de un nuevo retrato de la misma personalidad (1898), grabado por Smillie a partir de la fotografía aituada en el centro sobre estas líneas. George F. C. Smillie grabó a algunos personajes varias veces en sus años en el BEP, retratos que en ocasiones eran usados en billetes posteriores o en otros documentos oficiales. En 1901, George F. C. Smillie volvió a grabar a McKinley para el billete de 10 dólares (1902)

Respecto a la obra terminada, Smillie distinguía igualmente diferencias sustanciales con otras formas de expresión artística. La pintura o la escultura tienen cada una su textura propia, pero esta es sólo una de sus dimensiones materiales. Sin embargo en el caso del grabado, además y muy específicamente, la textura es a a vez el fondo y la forma. El grabado no es otra cosa que textura. No hay nada más.


Otras maravillas de Smillie, que grabó como la nadie la belleza de la mujer. Miss Florida Graves (1900); viñeta Unión y Civilización (1901), que aparecería después en el reverso del billete inminente de 20 dólares (1902); y figura simbólica Columbia, esta última utilizada en el billete de 10 dólares de 1901, para el que Marcus Baldwin grabó el bisonte del anverso

El grabado, razonaba Smillie según su experiencia, es una manera de expresión muy desnuda y en apariencia inmediata y directa, y por eso mismo, la característica que el artista del buril ha de hacer prevalecer es “la armonía”. Un grabado armonioso ha de ser la meta del grabador. Sin armonía, el grabado no deviene gran obra artística. Es por esta razón que yo encuentro más relación del grabado con la música que con ningún otro arte… De hecho, las ideas y normas del grabador en el instante sagrado del grabado se corresponden con anhelos y conceptos propios de la música: ritmo, armonía, intensidad… El grabado requiere mucho estudio y todavía más disciplina, pero una vez dominado, el placer que se obtiene es inmenso.


La primacía  de Smillie en sus años del BEP (1894-1921) fue indiscutible. De izquierda a derecha, Alegoría de la Agricultura a partir de una obra de Adolfo de Nesti (1904), Alegoría de la Fertilidad (1907) y representación de la autoridad sosegada a través de otra joven y bella mujer (1916)

Perderse en el manglar de los años de esplendor del grabado norteamericano, es un ejercicio tan fatigoso como propicio para el sobresalto feliz. En 1888, unos años antes de incorporarse al BEPGeorge F. C. Smillie grabó para la compañía Homer Lee Bank Note una alegoría de la prosperidad inspirada en una obra del artista Paul Thumann, Las Parcas.


Alegoría de la Prosperidad, grabada por George F. C. Smillie para Homer Lee Bank Note Co. en 1888, partiendo de una pintura de Paul Thumann (1834 – 1908), The Fates (Las parcas), a la izquierda

Muy pocos años después, el artista japonés Sukeichi Oyama (1858-1922), al servicio de la American Bank Note entonces, idealizó aún más la figura central de la pintura de Thumann y realizó un grabado delicado de la bella hilandera. Este retrato hondo y pudoroso fue utilizado después por la casa neoyorquina varias veces, así en billetes de Brasil de los años veinte.


Uno de los billetes brasileños de 1926 en los que la American Bank Note utilizó el retrato de la bella hilandera de Thumann y Smillie grabado por Sukeichi Oyama muchos años antes
El mejor grabador del mundo

Durante muchos años y casi desde que George F. C. Smillie llegara a Washington, el Bureau of Engraving and Printing se jactó de tener en su plantilla de artistas al grabador mejor pagado del mundo.

Billete de 5 dólares de 1899, con el retrato del jefe indio que grabó George F. C. Smillie

Smillie correspondió a este trato del BEP grabando sin descanso todo tipo de obras, si bien los retratos fueron siempre su área predilecta. El artista tenía clara su escala de intereses y valoraciones, y en primer lugar situaba los retratos y las escenas de carácter histórico. En segunda instancia colocaba las escenas costumbristas y los paisajes, y en último lugar estimaba los grabados ornamentales, es decir, cifras, letras y marcos.


George F. C. Smillie grabó la mayoría de viñetas y retratos de los billetes estadounidenses de su época, entre ellos algunos de los más famosos y bellos de la historia. Para el retrato del jefe indio en el billete de 5 dólares de 1899, Smillie tomó como base la fotografía adjunta de Alexander Gardner. Por estrictas razones de diseño, Smillie sustituyó las plumas por el bonete de guerra indio y procedió al grabado del retrato definitivo

Y Smillie estaba conforme con la división del grabado para obtener los mejores resultados. No consideraba el artista que este reparto especializado de unas y otras tareas mermara en modo alguno el resultado final, sino todo lo contrario.


Aunque Smillie grabó una soberbia versión (izquierda, 1897) del anterior grabado del Águila y el Capitolio de la American Bank Note, fue este grabado de James Bannister (1821-1901) el que se utilizó en el billete de 1 dólar de 1897. Los retratos inferiores de este billete sí los grabó G. F. C. Smillie

Smillie, consciente de su talento, no tenía un carácter fácil, y sus disputas con Thomas F. Morris o Charles Schlecht dan fe de cierta intransigencia cuando entendía que su juicio artístico podía ser objeto de debate y aún de sencilla y cordial discusión. Con Baldwin, sin embargo, Smillie congenió desde el primer instante, aunque quizá la afabilidad sigilosa y modesta de este grabador fuera un factor determinante. La camaradería entre ambos artistas fue tan estable y confiada, que con el tiempo llegaron a participar juntos en algún negocio privado, empresa que por lo demás resultó un fracaso ruinoso. Por otra parte, Smillie confiaba en el juicio artístico de Baldwin, y en no pocas ocasiones compartieron un protagonismo amistoso y distendido en varias series de sellos y billetes estadounidenses muy emblemáticos.


George F. C. Smillie y Marcus Baldwin congeniaron siempre y fueron grandes amigos. En el billete de 1899, a la izquierda, Smillie grabó el retrato de Washington y Baldwin las figuras alegóricas. El reverso del billete de 100 dólares (1914), fue grabado por Smillie partiendo de una obra original de Kenyon Cox; Baldwin grabó el retrato de Benjamin Franklin del anverso

Smillie y Baldwin, además, casi fueron despedidos al mismo tiempo en el BEP, a principios de los años veinte del siglo pasado, y los dos terminaron sus días como grabadores en la American Bank Note, si bien el primero por muy poco tiempo, ya que llegó más tarde y falleció en Washington el 21 de enero de 1924. A la vieja compañía de Nueva York acudieron porque los llamó entusiasmado y agradecido su más digno y eminente sucesor, Robert Savage.


Tres grabados excepcionales de Smillie en sus últimos años en el BEP, el del congresista Cyrus Adams Sulloway (1917); el de Ceres (1917), diosa de la agricultura, inspirándose en pinturas de Jules Joseph Lefebvre; y por último, una espléndida alegoría de la libertad (Liberty, 1919)

Siempre que hubiera de por medio una expresión humana, fuera en una fotografía, una pintura o en una escultura, George F. C. Smillie extraía y en realidad creaba una obra delicada y exquisita, embargada de belleza y elegancia. 

Estatua de la Paz, en el Parque Militar de Vicksburg, Minnesota, obra de William Couper (1853-1942). A la derecha, la ofrenda que G. F. C. Smillie grabó en 1908 y que apareció muchos años después en un billete de pago militar

Tras muchos años acechando facciones, Smillie consideraba la vanidad como el rasgo más común entre los muchos personajes que retrató. A Theodore Roosevelt lo grabó varias veces, y respecto a la primera de ellas, contaba Smillie que en la fotografía enviada por el político, el líder republicano tenía ¡casi veinte años menos!

Dos de los varios retratos que Smillie grabó de Theodore Roosevelt. A la izquierda el primero en el tiempo, año 1900, y a la derecha el último, realizado en 1921 y precedido por una prueba de estado

 
Pero sin duda el mejor retrato que de Theodore Roosevelt grabó Smillie, fue el realizado en 1908. Por fortuna, contamos con una muy buena imagen de este retrato que nos permite una ampliación detallada del centro esencial. Imponente Smillie


Retrato de Theodore Roosevelt grabado por George F. C. Smillie en 1908 


Woodrow Wilson fue otro de los Presidentes a los que Smillie retrató en diferentes ocasiones, antes y cuando estaba en el cargo máximo, y alguno de esos grabados, como el iniciado en 1912, terminó formando parte del facial de un billete.


Retratos de Woodrow Wilson grabados por Smillie en 1912 y 1914, este último junto a una prueba de estado


En el grabado de Ulysses S. Grant que Smillie comenzó durante 1916, el artista dio lo mejor de sí mismo. La ocasión bien lo merecía. Grant había sido antes grabado con mucho genio, sobre todo por Lorenzo J. Hatch tal y como hemos visto en el reverso del billete educacional de 5 dólares, y Smillie quiso dejar huella con un nuevo y último discernimiento. Las facciones duras y la barba tupida de Grant incitaron a Smillie tanto como a Hatch… 


Retrato del Presidente Ulysses S. Grant, obra de George F. C. Smillie, que utilizó como punto de partida la fotografía expuesta en primer término. A la derecha, dos pruebas de estado de este retrato majestuoso, de unas medidas aproximadas de 13.9 x 11.17 cm


En 1917, Smillie grabó otra vez a Washington desde el retrato inacabado de Gilbert Stuart. Es un retrato excelente de Smillie, que como en 1899 grabó a Washington mirando hacia el lado contrario de la pintura original de Stuart, y que ha llegado hasta nuestros días impreso en el billete estadounidense de 1 dólar. Giramos el sentido original de la obra de Stuart para una mejor comparación con la instigación a buril de Smillie.

El Washington inacabado de Gilbert Stuart (1796) y la última recreación de George F. C. Smillie, utilizada a partir de 1918 en el billete de 1 dólar y que ha llegado hasta el presente

Cerramos este acercamiento a uno de los mejores grabadores de sellos y billetes que ha habido jamás, con dos retratos deliciosos de mujeres bellas. Acaso Smillie sentía una atracción irresistible por esta actriz de la época, Hazel Dawn, y la indagó en el acero con finura y emoción. En sus anotaciones de grabado, el artista tituló este retrato como Arbores, fácilmente interpretable como un sueño muy íntimo de Flora, la diosa de las flores y de la primavera, a la que en el mismo año Smillie buscó en otra versión más explícita y confesa.


En 1917, George F. C. Smillie grabó a la bella actriz Hazel Dawn a  partir de la fotografía anexa. A la derecha, una interpelación directa a Flora, diosa de las flores y de la primavera, basándose en un dibujo de Zula Kenton

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