en tres centímetros
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La compañía Joh.
Enschedé, que desde 1866 confeccionaba e imprimía los sellos neerlandeses,
recibió el encargo y se puso de inmediato manos a la obra. Contactó con un
artista de prestigio consolidado, Jan
Sluijters (1881-1957), que ya había participado en el diseño de alguna emisión (1928),
y le ofreció la concepción de este sello que habría de emitirse mediante
calcografía y en tres valores.
No hay imagen alguna de las pruebas y bocetos que
ensayaría Sluijters, pero a tenor
del resultado final serían muchos. Y es que este artista,
adscrito en las fichas hoy al uso en el expresionismo y muy influenciado por
Van Gogh y Toulouse-Lautrec, concentró y depuró a Rembrandt de un modo diáfano y genial para los escasos centímetros
previstos del espacio filatélico. Y Sluijters
lo hace con la mayor de las ambiciones, consiguiendo fundir en un ingenioso y
sencillo diseño uno de los óleos más famosos y logrados de Rembrandt, Los síndicos del
gremio de pañeros (166), con uno de los autorretratos más atractivos del
maestro, Autorretrato como San Pablo
(1661).
Las dos obras de
Rembrandt que Sluijters combinó en su extraordinario diseño, Autorretrato como San Pablo (año 1661, óleo sobre lienzo, 97 x 77 cm) y Los síndicos del
gremio de pañeros (1662, óleo sobre lienzo, 279 x 191.5 cm)
Aprobado el escueto y sugestivo diseño de Sluijters, Enschedé puso
el proyecto en las manos y los buriles de quien entonces era ya uno de los
mejores grabadores del mundo, el francés Henry Cheffer. Todo estaba en orden y no había nada que temer. Cheffer, que entonces andaba afanado en
conseguir de una vez para su país natal los medios técnicos adecuados para
producir sellos grabados de gran calidad, lo dejó todo durante unas semanas y
se concentró en el proyecto de Enschedé,
con quien ya había hecho algunos trabajos.
Pero al parecer, y según cuenta lo que hoy es ya casi una
leyenda (*), Cheffer, tan personal y
genial como insurgente y tozudo, se implicó tanto en el grabado que acabó por
tomarse demasiadas confianzas con el diseño de Sluijters. La obra de Cheffer
no acabó de convencer a las autoridades postales de los Países Bajos, y entonces Enschedé,
ya sin tiempo prácticamente, entregó el proyecto de Sluijters a un grabador seguro y veterano de la propia Casa, Hendrik Seegers (1878-1956).
Países Bajos, 1930,
Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Uno de los
tres valores de la emisión. Calcografía
Seegers, inferimos
que fiel y dócilmente, incrusta y endurece en el acero la inspiración sumaria y
perspicaz de Sluijters, que sería finalmente emitida en tres sellos unos meses
más tarde de lo previsto, a mitad de febrero de 1930. La sobrecarga a favor de la Vereeniging Rembrandt, que no se explicita en ninguno de los valores,
fue de 5 céntimos de florín por cada sello.
Países Bajos, 1930,
Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Los otros dos
valores de la emisión. Calcografía
Ahora y ya para siempre, lo que tenemos es una concreción
filatélica de Rembrandt tan sucinta
y bella como esencial y persuasiva. Una muestra exquisita de verdadero arte plenamente filatélico. Perceptible,
tajante, sugestivo. Rembrandt en
tres centímetros.
(*) Algunos datos de la producción accidentada de esta gran
emisión de 1930, proceden
de un artículo de Linn's Stamp News
publicado en enero de 2015
El artista Jan Sluijters, diseñador del sello de Rembrandt de 1930
Oportuno
y genial Hendrik Seegers
Pese a no tener quizá la fama de Sem Hartz o incluso de Johannes J. Warnaar (1866-1959), lo cierto es que Hendrik Seegers (1878-1956) acabó participando en algunas de las emisiones más emblemáticas de la filatelia neerlandesa de los años treinta, empezando con la admirada de Rembrandt (1930).
Pese a no tener quizá la fama de Sem Hartz o incluso de Johannes J. Warnaar (1866-1959), lo cierto es que Hendrik Seegers (1878-1956) acabó participando en algunas de las emisiones más emblemáticas de la filatelia neerlandesa de los años treinta, empezando con la admirada de Rembrandt (1930).
Sólo
cuatro años después de esa emisión de Rembrandt, a Seegers le cayó en suerte este extraordinario sello dedicado a la reina madre Emma de Waldeck-Pyrmont
(1858-1934), que acababa entonces de fallecer. Y es curioso, porque aunque de
este sello no disponemos de información contrastada que nos sugiera ninguna
peripecia extraña en su confección, como aconteció con el de Rembrandt, lo cierto es que
los bocetos y diseños que el tiempo ha salvado muy bien pudieran insinuar otra
cosa.
Fotografía de Franz Ziegler de la reina madre Emma, que falleció el
20 de marzo de 1934, precediendo el dibujo a pluma y el diseño del propio
fotógrafo
Viene a cuento esta suspicacia porque el diseñador oficial de
la emisión fue Willem Jacob Rozendaal,
y sin embargo los ensayos y bocetos que se han conservado están todos firmados,
sorprendentemente, por el fotógrafo autor de la imagen elegida de la reina
anciana. Y es que no parece sino que Franz
Ziegler se emocionó con la idea de que su gran fotografía
acabase en un sello postal, y participó activa y febrilmente en todos los
tramos que pudo del proceso creativo, de hecho hasta la mismísima barrera
infranqueable de los buriles.
Del grabado de Hendrik Seegers podemos tranquila y raudamente avanzar este juicio inapelable: una deliciosa obra maestra. ¡Exquisito!
Del grabado de Hendrik Seegers podemos tranquila y raudamente avanzar este juicio inapelable: una deliciosa obra maestra. ¡Exquisito!
Diseño definitivo de grabado de Hendrik Seegers (28 x 21 cm), y a
la derecha, el sello finalmente emitido por los Países Bajos en 1934
(calcografía), con sobretasa de 2c a favor de la lucha antituberculosis
Con más espacio e idéntica
exigencia, Seegers volvió a grabar a
la
reina
madre Emma para
el anverso del billete neerlandés de 20 florines (1939-41). La fotografía de
origen es otra vez de Franz
Ziegler, y el grabado de Seegers cristaliza
en un retrato intenso
y magistral.
Billete neerlandés de 20 florines (1939-41). Hendrik Seegers grabó el
retrato de Emma de Waldeck-Pyrmont, haciendo uso de la fotografía anexa de
Franz Ziegler
En el mismo año de 1934 y unos meses antes del sello de Emma, Seegers grabó asimismo un excelente
perfil de la entonces Princesa Juliana,
previo diseño de Pieter van Baarsel
a partir de una fotografía de igualmente Franz
Ziegler.
Princesa Juliana, Países Bajos, 1934. A la izquierda, diseño a
tinta casi definitivo (29.3 x 19.3 cm) de Pieter van Baarsel, a partir de una
fotografía de F. Ziegler; en el centro, diseño final de grabado (27.6 x 18.8 cm); y a la
derecha, el sello emitido en calcografía y grabado por H. Seegers, con sobrecarga de 5c a favor del Comité Antidepresión
La primera revelación de Seegers en la filatelia metropolitana
de los Países Bajos fue diez años
antes, concretamente en 1925 y sobre
los sellos calcográficos de la emisión básica de la reina Guillermina (1924). El diseño del sello, impreso en diversos
valores en huecograbado, litografía y calcografía por Enschedé entre
1924 y 1939, fue obra de Jan Pieter Veth partiendo de una maqueta de
1906 para la Indias Orientales Neerlandesas en la que tomó como base una fotografía de
Jac. Heijëler.
Países Bajos, 1925, Reina Guillermina. Uno de los valores
calcográficos de la emisión, obra de Hendrik Seegers sobre un diseño de Jan
Pieter Veth, que se inspiró en una maqueta anterior (izquierda, 1906, Indias Orientales
Neerlandesas) a partir de una fotografía de Jac. Heijëler. En el centro, una de
las adaptaciones de Veth para los primeros sellos emitidos a finales de 1924
Países Bajos, 1929, Mercurio, Correo Aéreo. Diseño de Jac Jongert,
a la izquierda sobre estas palabras (18 x 17 cm), y grabado de Hendrik Seegers.
Calcografía; 3 valores emitidos, de los que mostramos uno de ellos a la derecha
Hendrik Seegers
desarrolló toda su trayectoria artística en Enschedé, desde que entró
como un joven aprendiz en 1892 y
hasta casi el momento de su muerte en 1956.
Doce años antes se había jubilado formalmente, pero el grabador continuó ligado
a Enschedé, casa en la que fue siempre un artista considerado y de una
eficacia serena y lúcida.
Otros dos sellos
neerlandeses de los años treinta que grabó Hendrik Seegers. Guillermo de
Orange-Nassau y Franz Cornelius Donders (1935), este último diseñado
por Willem Adriaan van Konijnenburg y del
que añadimos el diseño de grabado del propio Seegers, sobre estas líneas (27x19
cm). Sellos ambos impresos en calcografía y sobretasado el de Donders (4c) a
favor de causas sociales
Anexo. Un billete de Rembrandt
La iconografía filatélica de Rembrandt es amplia y variada, y en
este mismo blog hemos ya expuesto algunos sellos primorosos, y así y muy
principalmente, los de Sem Hartz, Rudolf Toth y Marina Richterová. Algunos sellos no menos
sobresalientes serán mostrados en entradas posteriores dedicadas a otros
artistas diseñadores y grabadores. Ahora sin embargo, y por considerar que tal
vez esta sea la mejor entrada para alabar a Eppo Doeve, artista que también llegó a diseñar algún sello de Naciones Unidas,
reproducimos un artículo que yo mismo escribí para la revista El Eco (nº 1272) sobre su maravilloso
billete de Rembrandt (Países Bajos,
1956).
Este es un billete de una belleza
avasalladora, y sólo nos falta, para que la degustación sea plena, saber con certeza segura quién
fue el grabador del retrato y las viñetas. De momento es un dato esquivo, e
inútil es elucubrar quiénes pudieron ser, pues en Enschedé estaban
entonces grabadores de la talla de Karl Seizinger, Sem Hartz, Willem Zion van Dijk o el propio Hendrik Seegers, que estuvo en la casa
de Haarlem hasta casi mitad de los años cincuenta y que, aunque es poco
probable por la edad, no es imposible su participación en la confección del
impresionante billete.
No obstante, dejamos constancia de que los catálogos neerlandeses de billetes suelen atribuir el retrato del anverso a Willem Zion van Dijk (1915-1994), autor asimismo de varios sellos de los Países Bajos entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, mientras que en algún estudio particular se asigna el grabado de la viñeta del reverso a Karl Seizinger. Sí grabó con seguridad Van Dijk el retrato de Erasmo en el billete neerlandés de 100 florines (1954), diseñado igualmente por Eppo Doeve.
Antes de reproducir el artículo citado sobre el billete, con todas las imágenes a gran resolución, aprovechamos este sobrevenido cajón de sastre y mostramos una viñeta de Rembrandt que tampoco es fácil ubicar en este blog, pero que sin duda merece encomio y adulación.
Este es un sello soñado que no pertenece, como otros proyectos frustrados y descartados, a la negra espalda de la filatelia, por hacer uso particular una vez más de la feliz y mordaz expresión de Shakespeare. En realidad procede esta viñeta de un grupo de deliciosos señuelos artísticos incluidos en un libro de 1975, escrito en inglés y titulado Japanese postage stamps in the manufacture, sobre la Oficina de impresión del Gobierno japonés y patrocinado por la Insatsukyoku Choyokai Foundation.
No obstante, dejamos constancia de que los catálogos neerlandeses de billetes suelen atribuir el retrato del anverso a Willem Zion van Dijk (1915-1994), autor asimismo de varios sellos de los Países Bajos entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, mientras que en algún estudio particular se asigna el grabado de la viñeta del reverso a Karl Seizinger. Sí grabó con seguridad Van Dijk el retrato de Erasmo en el billete neerlandés de 100 florines (1954), diseñado igualmente por Eppo Doeve.
Antes de reproducir el artículo citado sobre el billete, con todas las imágenes a gran resolución, aprovechamos este sobrevenido cajón de sastre y mostramos una viñeta de Rembrandt que tampoco es fácil ubicar en este blog, pero que sin duda merece encomio y adulación.
Este es un sello soñado que no pertenece, como otros proyectos frustrados y descartados, a la negra espalda de la filatelia, por hacer uso particular una vez más de la feliz y mordaz expresión de Shakespeare. En realidad procede esta viñeta de un grupo de deliciosos señuelos artísticos incluidos en un libro de 1975, escrito en inglés y titulado Japanese postage stamps in the manufacture, sobre la Oficina de impresión del Gobierno japonés y patrocinado por la Insatsukyoku Choyokai Foundation.
Rembrandt, Autorretrato (1640, óleo sobre lienzo, 102 x
80 cm), y al lado, las viñetas calcográficas impresas en Tokio en 1975
Revista El Eco, número 1.272
Y es que Eppo Doeve
fue un artista singular, tan desordenado en sus cosas cotidianas como
polifacético y bullicioso en el desarrollo de su variada obra artística. Había
nacido Eppi, como le llamaban en
familia cuando era un niño inquieto y curioso, en Bandung, en las
entonces Indias Orientales Holandesas, el 2 de julio de 1907. Su
formación artística fue básicamente autodidacta y siendo todavía muy joven,
la familia le permitió viajar a la metrópoli y establecerse como estudiante en Wageningen. Quería estudiar agricultura y formarme lo mejor posible para ser un
buen plantador de té…, diría Doeve muchos años después recordando su juventud.
Pero las circunstancias le llevaron por
otro camino. Así, durante los convulsos años treinta del siglo pasado, Eppo
Doeve fue haciéndose cada vez más habitual en los diferentes ámbitos
artísticos neerlandeses, merced a sus ilustraciones para algunos semanarios y
otras revistas, así como sobre todo al diseño publicitario en general, y al
término de la II Guerra Mundial ya era un artista popular y reconocido. E
iconoclasta y de una alegría incesante y vivaz, en su vida y en su obra,
durante aquellos tiempos de esperanza esforzada y temblorosa.
El molino, aguafuerte de Rembrandt de 1641, 15 x 21 cm
Sorprende por ello que los servicios
gráficos del Banco Nacional y de Joh. Enschedé, la prestigiosa
casa de Haarlem que todavía hoy conserva la primacía europea en la confección e
impresión de papel moneda y de sellos, pensaran en Eppo Doeve como
diseñador de una nueva y ambiciosa serie de billetes. Pero Doeve aceptó
enseguida la propuesta, y se ocupó a principios de la década de los cincuenta
de diseñar los nuevos billetes nacionales que entrarían en circulación
progresivamente durante los años siguientes.
Rembrandt, Autorretrato con gorra y dos cadenas (1643); óleo
sobre tabla, 72 x 54.8 cm; Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. A la
derecha, ampliación del soberbio grabado del billete
Los cinco billetes fueron diseñados por Eppo
Doeve, y grabados e impresos por Enschedé, sin que en su momento
trascendiese el nombre de los grabadores implicados. El tipógrafo Jan van Krimpen diseñó las letras y los números. Las personalidades que
protagonizaron esta serie de billetes habrían de ser Christiaan Huygens, Herman Boerhaave, Hugo De Groot y el humanista Erasmus, para
cuyo billete de 100 florines Doeve creó asimismo un soberbio diseño.
Y Rembrandt van
Rijn (1606-1669), el gran mito del arte europeo. Eppo Doeve,
que mucho tiempo después comentaba lo encorsetado que se sintió concibiendo
estos billetes, pues las formalidades protocolarias de rigor ciñeron más de lo
que imaginó su ímpetu procaz, creó un espléndido diseño para el billete del
artista universal de Leiden. Doeve hace de una paleta con pinceles el eje narrativo de su intuición súbita y perspicaz, y aun así, concisa
y rigurosa, pues tanto en el anverso como en el reverso, refleja, en segundo
plano cuatro pinturas de Rembrandt, y dominando estética y espacialmente
el billete, uno de los autorretratos más conseguidos y punzantes del artista neerlandés.
Las tres obras de Rembrandt que Eppo Doeve utiliza para el diseño
del reverso: Paisaje tormentoso, sobre 1640 (óleo sobre tabla, 52 x 72 cm); Titus
en su escritorio, 1655 (óleo sobre lienzo, 77 x 63 cm); y Saskia joven, 1633 (óleo sobre tabla, 52.5 x 44 cm)
Este autorretrato, que hoy pertenece al Museo
Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, lo concluyó Rembrandt en 1643,
un año después del fallecimiento de su mujer Saskia, que aparece riendo en
el reverso junto al hijo de ambos Titus, inspirándose Doeve en
las obras respectivas del pintor de 1633 y 1655. A estos tres
retratos señalados añade Doeve, en la parte anterior del billete un
aguafuerte fechado en 1641, El
molino, y en la parte posterior, sobre la paleta de la que ahora una
mano prodigiosa ha tomado un pincel y se dispone a crear, un fogonazo acerado del óleo Paisaje tormentoso,
acabado por Rembrandt en 1640.
El billete de Rembrandt,
con fecha formal de 15 de julio de 1956, fue el de facial más alto de la
serie, lo que dificulta hoy la adquisición para la mayoría de los
coleccionistas, pero esta fatalidad no impide la contemplación artística de su
belleza inexpugnable, un destello genial de Eppo Doeve.
Reverso del billete de 1956 diseñado por Eppo Doeve
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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí con anterioridad en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los
sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas
adiciones y rectificaciones.
Última actualización de esta entrada, enero de 2020
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