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martes, 27 de noviembre de 2018

Jan Sluijters y Hendrik Seegers

Rembrandt 
en tres centímetros


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Las autoridades postales de los Países Bajos proyectaron para 1929 una serie sobrecargada a beneficio de la Vereeniging Rembrandt, una asociación creada en 1883 con el objetivo inicial de devolver a su patria algunos dibujos del maestro de Leiden que iban a ser subastados entonces en París.

La compañía Joh. Enschedé, que desde 1866 confeccionaba e imprimía los sellos neerlandeses, recibió el encargo y se puso de inmediato manos a la obra. Contactó con un artista de prestigio consolidado, Jan Sluijters (1881-1957), que ya había participado en el diseño de alguna emisión (1928), y le ofreció la concepción de este sello que habría de emitirse mediante calcografía y en tres valores.

No hay imagen alguna de las pruebas y bocetos que ensayaría Sluijters, pero a tenor del resultado final serían muchos. Y es que este artista, adscrito en las fichas hoy al uso en el expresionismo y muy influenciado por Van Gogh y Toulouse-Lautrec, concentró y depuró a Rembrandt de un modo diáfano y genial para los escasos centímetros previstos del espacio filatélico. Y Sluijters lo hace con la mayor de las ambiciones, consiguiendo fundir en un ingenioso y sencillo diseño uno de los óleos más famosos y logrados de Rembrandt, Los síndicos del gremio de pañeros (166), con uno de los autorretratos más atractivos del maestro, Autorretrato como San Pablo (1661).


Las dos obras de Rembrandt que Sluijters combinó en su extraordinario diseño, Autorretrato como San Pablo (año 1661, óleo sobre lienzo, 97 x 77 cm) y Los síndicos del gremio de pañeros (1662, óleo sobre lienzo, 279 x 191.5 cm)


Aprobado el escueto y sugestivo diseño de Sluijters, Enschedé puso el proyecto en las manos y los buriles de quien entonces era ya uno de los mejores grabadores del mundo, el francés Henry Cheffer. Todo estaba en orden y no había nada que temer. Cheffer, que entonces andaba afanado en conseguir de una vez para su país natal los medios técnicos adecuados para producir sellos grabados de gran calidad, lo dejó todo durante unas semanas y se concentró en el proyecto de Enschedé, con quien ya había hecho algunos trabajos. 


Diseño de 1929 del artista Jan Sluijters para el sello de Rembrandt emitido por Países Bajos en 1930; dimensiones, 19.8 x 24.2 cm


Pero al parecer, y según cuenta lo que hoy es ya casi una leyenda (*), Cheffer, tan personal y genial como insurgente y tozudo, se implicó tanto en el grabado que acabó por tomarse demasiadas confianzas con el diseño de Sluijters. La obra de Cheffer no acabó de convencer a las autoridades postales de los Países Bajos, y entonces Enschedé, ya sin tiempo prácticamente, entregó el proyecto de Sluijters a un grabador seguro y veterano de la propia Casa, Hendrik Seegers (1878-1956).


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Uno de los tres valores de la emisión. Calcografía


Seegers, inferimos que fiel y dócilmente, incrusta y endurece en el acero la inspiración sumaria y perspicaz de Sluijters, que sería finalmente emitida en tres sellos unos meses más tarde de lo previsto, a mitad de febrero de 1930. La sobrecarga a favor de la Vereeniging Rembrandt, que no se explicita en ninguno de los valores, fue de 5 céntimos de florín por cada sello.


Países Bajos, 1930, Rembrandt. Diseño de Jan Sluijters y grabado de Hendrik Seegers. Los otros dos valores de la emisión. Calcografía


Ahora y ya para siempre, lo que tenemos es una concreción filatélica de Rembrandt tan sucinta y bella como esencial y persuasiva. Una muestra exquisita de verdadero arte plenamente filatélico. Perceptible, tajante, sugestivo. Rembrandt en tres centímetros.

(*) Algunos datos de la producción accidentada de esta gran emisión de 1930, proceden de un artículo de Linn's Stamp News publicado en enero de 2015


El artista Jan Sluijters, diseñador del sello de Rembrandt de 1930


Oportuno y genial Hendrik Seegers

Pese a no tener quizá la fama de Sem Hartz o incluso de Johannes J. Warnaar (1866-1959), lo cierto es que Hendrik Seegers (1878-1956) acabó participando en algunas de las emisiones más emblemáticas de la filatelia neerlandesa de los años treinta, empezando con la admirada de Rembrandt (1930). 

Sólo cuatro años después de esa emisión de Rembrandt, a Seegers le cayó en suerte este extraordinario sello dedicado a la reina madre Emma de Waldeck-Pyrmont (1858-1934), que acababa entonces de fallecer. Y es curioso, porque aunque de este sello no disponemos de información contrastada que nos sugiera ninguna peripecia extraña en su confección, como aconteció con el de Rembrandt, lo cierto es que los bocetos y diseños que el tiempo ha salvado muy bien pudieran insinuar otra cosa.


Fotografía de Franz Ziegler de la reina madre Emma, que falleció el 20 de marzo de 1934, precediendo el dibujo a pluma y el diseño del propio fotógrafo


Viene a cuento esta suspicacia porque el diseñador oficial de la emisión fue Willem Jacob Rozendaal, y sin embargo los ensayos y bocetos que se han conservado están todos firmados, sorprendentemente, por el fotógrafo autor de la imagen elegida de la reina anciana. Y es que no parece sino que Franz Ziegler se emocionó con la idea de que su gran fotografía acabase en un sello postal, y participó activa y febrilmente en todos los tramos que pudo del proceso creativo, de hecho hasta la mismísima barrera infranqueable de los buriles.

Del grabado de Hendrik Seegers podemos tranquila y raudamente avanzar este juicio inapelable: una deliciosa obra maestra. ¡Exquisito!


Diseño definitivo de grabado de Hendrik Seegers (28 x 21 cm), y a la derecha, el sello finalmente emitido por los Países Bajos en 1934 (calcografía), con sobretasa de 2c a favor de la lucha antituberculosis


Con más espacio e idéntica exigencia, Seegers volvió a grabar a la reina madre Emma para el anverso del billete neerlandés de 20 florines (1939-41). La fotografía de origen es otra vez de Franz Ziegler, y el grabado de Seegers cristaliza en un retrato intenso y magistral.


Billete neerlandés de 20 florines (1939-41). Hendrik Seegers grabó el retrato de Emma de Waldeck-Pyrmont, haciendo uso de la fotografía anexa de Franz Ziegler


En el mismo año de 1934 y unos meses antes del sello de Emma, Seegers grabó asimismo un excelente perfil de la entonces Princesa Juliana, previo diseño de Pieter van Baarsel a partir de una fotografía de igualmente Franz Ziegler.


Princesa Juliana, Países Bajos, 1934. A la izquierda, diseño a tinta casi definitivo (29.3 x 19.3 cm) de Pieter van Baarsel, a partir de una fotografía de F. Ziegler; en el centro, diseño final de grabado (27.6 x 18.8 cm); y a la derecha, el sello emitido en calcografía y grabado por H. Seegers, con sobrecarga de 5c a favor del Comité Antidepresión


La primera revelación de Seegers en la filatelia metropolitana de los Países Bajos fue diez años antes, concretamente en 1925 y sobre los sellos calcográficos de la emisión básica de la reina Guillermina (1924). El diseño del sello, impreso en diversos valores en huecograbado, litografía y calcografía por Enschedé entre 1924 y 1939,  fue obra de Jan Pieter Veth partiendo de una maqueta de 1906 para la Indias Orientales Neerlandesas en la que tomó como base una fotografía de Jac. Heijëler.


Países Bajos, 1925, Reina Guillermina. Uno de los valores calcográficos de la emisión, obra de Hendrik Seegers sobre un diseño de Jan Pieter Veth, que se inspiró en una maqueta anterior (izquierda, 1906, Indias Orientales Neerlandesas) a partir de una fotografía de Jac. Heijëler. En el centro, una de las adaptaciones de Veth para los primeros sellos emitidos a finales de 1924


Otro sello relevante de los Países Bajos en la década de los años veinte, el Mercurio de 1929, también fue grabado por Hendrik Seegers. La emisión de correo aéreo constó de tres valores calcográficos, y Seegers incidió con solvencia y determinación el espléndido diseño de Jac Jongert.


Países Bajos, 1929, Mercurio, Correo Aéreo. Diseño de Jac Jongert, a la izquierda sobre estas palabras (18 x 17 cm), y grabado de Hendrik Seegers. Calcografía; 3 valores emitidos, de los que mostramos uno de ellos a la derecha


Hendrik Seegers desarrolló toda su trayectoria artística en Enschedé, desde que entró como un joven aprendiz en 1892 y hasta casi el momento de su muerte en 1956. Doce años antes se había jubilado formalmente, pero el grabador continuó ligado a Enschedé, casa en la que fue siempre un artista considerado y de una eficacia serena y lúcida.


Otros dos sellos neerlandeses de los años treinta que grabó Hendrik Seegers. Guillermo de Orange-Nassau y Franz Cornelius Donders (1935), este último diseñado por Willem Adriaan van Konijnenburg y del que añadimos el diseño de grabado del propio Seegers, sobre estas líneas (27x19 cm). Sellos ambos impresos en calcografía y sobretasado el de Donders (4c) a favor de causas sociales

Anexo. Un billete de Rembrandt

La iconografía filatélica de Rembrandt es amplia y variada, y en este mismo blog hemos ya expuesto algunos sellos primorosos, y así y muy principalmente, los de Sem HartzRudolf Toth y Marina Richterová. Algunos sellos no menos sobresalientes serán mostrados en entradas posteriores dedicadas a otros artistas diseñadores y grabadores. Ahora sin embargo, y por considerar que tal vez esta sea la mejor entrada para alabar a Eppo Doeve, artista que también llegó a diseñar algún sello de Naciones Unidas, reproducimos un artículo que yo mismo escribí para la revista El Eco (nº 1272) sobre su maravilloso billete de Rembrandt (Países Bajos, 1956).

Este es un billete de una belleza avasalladora, y sólo nos falta, para que la degustación sea plena, saber con certeza segura quién fue el grabador del retrato y las viñetas. De momento es un dato esquivo, e inútil es elucubrar quiénes pudieron ser, pues en Enschedé estaban entonces grabadores de la talla de Karl Seizinger, Sem Hartz, Willem Zion van Dijk o el propio Hendrik Seegers, que estuvo en la casa de Haarlem hasta casi mitad de los años cincuenta y que, aunque es poco probable por la edad, no es imposible su participación en la confección del impresionante billete.

No obstante, dejamos constancia de que los catálogos neerlandeses de billetes suelen atribuir el retrato del anverso a Willem Zion van Dijk (1915-1994), autor asimismo de varios sellos de los Países Bajos entre finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta, mientras que en algún estudio particular se asigna el grabado de la viñeta del reverso a Karl Seizinger. Sí grabó con seguridad Van Dijk el retrato de Erasmo en el billete neerlandés de 100 florines (1954), diseñado igualmente por Eppo Doeve

Antes de reproducir el artículo citado sobre el billete, con todas las imágenes a gran resolución, aprovechamos este sobrevenido cajón de sastre y mostramos una viñeta de Rembrandt que tampoco es fácil ubicar en este blog, pero que sin duda merece encomio y adulación. 

Este es un sello soñado que no pertenece, como otros proyectos frustrados y descartados, a la negra espalda de la filatelia, por hacer uso particular una vez más de la feliz y mordaz expresión de Shakespeare. En realidad procede esta viñeta de un grupo de deliciosos señuelos artísticos incluidos en un libro de 1975, escrito en inglés y titulado Japanese postage stamps in the manufacture, sobre la Oficina de impresión del Gobierno japonés y patrocinado por la Insatsukyoku Choyokai Foundation.


Rembrandt, Autorretrato (1640, óleo sobre lienzo, 102 x 80 cm), y al lado, las viñetas calcográficas impresas en Tokio en 1975


El artista Eppo Doeve en su estudio
Rembrandt sublime en un billete neerlandés

Revista El Eco, número 1.272

El 11 de junio de 1981 fallecía en Amsterdam, unas semanas antes de cumplir los 74 años, el artista Eppo Doeve. Unos días después, una crónica periodística contaba que su estudio de artista era una habitación tan infernal como deliciosa, pues toda la estancia estaba atiborrada de obras y trabajos variados, unas terminadas y otros inconclusos, y que tan pronto aparecían detrás de una calefacción, enrolladas y amontonadas, como debajo de un sofá, dispersos y olvidados. 

Y es que Eppo Doeve fue un artista singular, tan desordenado en sus cosas cotidianas como polifacético y bullicioso en el desarrollo de su variada obra artística. Había nacido Eppi, como le llamaban en familia cuando era un niño inquieto y curioso, en Bandung, en las entonces Indias Orientales Holandesas, el 2 de julio de 1907. Su formación artística fue básicamente autodidacta y siendo todavía muy joven, la familia le permitió viajar a la metrópoli y establecerse como estudiante en Wageningen. Quería estudiar agricultura y formarme lo mejor posible para ser un buen plantador de té…, diría Doeve muchos años después recordando su juventud.


Anverso del billete de los Países Bajos de 1956 diseñado por Eppo Doeve, 1000 florines neerlandeses. Retrato muy posiblemente grabado por Willem Zion van Dijk


Pero las circunstancias le llevaron por otro camino. Así, durante los convulsos años treinta del siglo pasado, Eppo Doeve fue haciéndose cada vez más habitual en los diferentes ámbitos artísticos neerlandeses, merced a sus ilustraciones para algunos semanarios y otras revistas, así como sobre todo al diseño publicitario en general, y al término de la II Guerra Mundial ya era un artista popular y reconocido. E iconoclasta y de una alegría incesante y vivaz, en su vida y en su obra, durante aquellos tiempos de esperanza esforzada y temblorosa.


El molino, aguafuerte de Rembrandt de 1641, 15 x 21 cm


Sorprende por ello que los servicios gráficos del Banco Nacional y de Joh. Enschedé, la prestigiosa casa de Haarlem que todavía hoy conserva la primacía europea en la confección e impresión de papel moneda y de sellos, pensaran en Eppo Doeve como diseñador de una nueva y ambiciosa serie de billetes. Pero Doeve aceptó enseguida la propuesta, y se ocupó a principios de la década de los cincuenta de diseñar los nuevos billetes nacionales que entrarían en circulación progresivamente durante los años siguientes.


Rembrandt, Autorretrato con gorra y dos cadenas (1643); óleo sobre tabla, 72 x 54.8 cm; Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid. A la derecha, ampliación del soberbio grabado del billete


Los cinco billetes fueron diseñados por Eppo Doeve, y grabados e impresos por Enschedé, sin que en su momento trascendiese el nombre de los grabadores implicados. El tipógrafo Jan van Krimpen diseñó las letras y los números. Las personalidades que protagonizaron esta serie de billetes habrían de ser Christiaan Huygens, Herman Boerhaave, Hugo De Groot y el humanista Erasmus, para cuyo billete de 100 florines Doeve creó asimismo un soberbio diseño.

Y Rembrandt van Rijn (1606-1669), el gran mito del arte europeo. Eppo Doeve, que mucho tiempo después comentaba lo encorsetado que se sintió concibiendo estos billetes, pues las formalidades protocolarias de rigor ciñeron más de lo que imaginó su ímpetu procaz, creó un espléndido diseño para el billete del artista universal de Leiden. Doeve hace de una paleta con pinceles el eje narrativo de su intuición súbita y perspicaz, y aun así, concisa y rigurosa, pues tanto en el anverso como en el reverso, refleja, en segundo plano cuatro pinturas de Rembrandt, y dominando estética y espacialmente el billete, uno de los autorretratos más conseguidos y punzantes del artista neerlandés.


Las tres obras de Rembrandt que Eppo Doeve utiliza para el diseño del reverso: Paisaje tormentoso, sobre 1640 (óleo sobre tabla, 52 x 72 cm); Titus en su escritorio, 1655 (óleo sobre lienzo, 77 x 63 cm); y Saskia joven, 1633 (óleo sobre tabla, 52.5 x 44 cm)


Este autorretrato, que hoy pertenece al Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, lo concluyó Rembrandt en 1643, un año después del fallecimiento de su mujer Saskia, que aparece riendo en el reverso junto al hijo de ambos Titus, inspirándose Doeve en las obras respectivas del pintor de 1633 y 1655. A estos tres retratos señalados añade Doeve, en la parte anterior del billete un aguafuerte fechado en 1641, El molino, y en la parte posterior, sobre la paleta de la que ahora una mano prodigiosa ha tomado un pincel y se dispone a crear, un fogonazo acerado del óleo Paisaje tormentoso, acabado por Rembrandt en 1640.

El billete de Rembrandt, con fecha formal de 15 de julio de 1956, fue el de facial más alto de la serie, lo que dificulta hoy la adquisición para la mayoría de los coleccionistas, pero esta fatalidad no impide la contemplación artística de su belleza inexpugnable, un destello genial de Eppo Doeve.


Reverso del billete de 1956 diseñado por Eppo Doeve

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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí con anterioridad en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.

Última actualización de esta entrada, enero de 2020

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miércoles, 29 de agosto de 2018

Karl Seizinger, uno de los mejores grabadores de la historia

El artista grabador Karl Seizinger
El grabador errante




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Un año antes de su fallecimiento en Haarlem (Holanda) a los 89 años, Rudolf Fischer tuvo ocasión de hablar unos minutos con Karl Seizinger, entonces una leyenda viva del grabado de sellos. Y a pesar de encontrarlo «sonriente y siempre fumando, sarcástico, a ratos breves sentimental e incluso alegre», Fischer presintió, por debajo de esa cordialidad feliz y tranquila, una llama inextinguible de soledad trágica y ensimismada. 
Karl Friedrich Wilhelm Seizinger nació el 23 de marzo de 1889 en Hildburghausen, un pequeño pueblo del sur de Turingia, en el corazón de Alemania, con una gran tradición en el arte del grabado. Enseguida demostró una capacidad natural para el dibujo y las artes plásticas en general, y a pesar de las intenciones de su padre Heinrich, que pretendía una dedicación exclusiva del hijo en el negocio de fotografía que acababa de emprender, el joven Karl tenía muy clara la determinación de consagrar su vida al arte del buril. 
Y es que, siendo apenas un adolescente, un grabador local que había empezado a escribir sus memorias, tenía tan mala caligrafía que solicitó al instituto de Hildburghausen que tuviera la amabilidad de enviarle un alumno con buena letra. El joven Karl fue el elegido, y seguramente estar con este grabador muchos días, oyendo sus experiencias y escribiendo su vida, inoculó en el futuro artista la pasión por el arte del grabado.

En 1983, Checoslovaquia dedicó la emisión del Día del Sello a uno de sus mejores artistas, Karl Seizinger. Cyril Bouda realizó el diseño y Miloš Ondráček grabó el sello. Impresión combinada en calcografía y huecograbado

Acudió entonces Karl al Instituto cartográfico de Metzeroth, en Hildburghausen, y probadas sus grandes cualidades,  pudo después desplazarse a Berlín y perfeccionar la técnica ardua del grabado a buril. En la capital, conoció enseguida a la que habría de ser pronto su mujer, Elisabeth.


Billete finlandés de 1000 marcos, año 1922, con diseño de Eliel Saarinen y grabado de la viñeta de Karl Seizinger. A la derecha, sello emitido por Checoslovaquia en 1926, Vista de Praga. Sello grabado por Karl Seizinger a partir de una obra de Tavík František Šimon. Impresión en calcografía; 2 valores emitidos

La Primera Guerra Mundial, sin embargo, frenó en seco una carrera que todo hacía indicar que sería fulgurante. Karl Seizinger fue llamado a filas y destinado a la cercana Francia, donde permaneció casi un año y medio. Después solicitó el traslado y fue enviado a Bagdad, en un viaje tortuoso de dos meses. Cuando la guerra acabó, Seizinger estaba en Mosul y fue hecho prisionero por las tropas inglesas allí destacadas. Permaneció retenido unos meses en Constantinopla, y finalmente fue liberado y pudo regresar a Berlín.


Checoslovaquia, 1926-27, Castillo de Karlštejn y Monasterio de Strahov (Praga). Sellos diseñados y grabados por Karl Seizinger, inspirándose en obras de Tavík František Šimon y Alois Kalvoda, respectivamente. Precediendo a cada sello emitido, bocetos de diseño en acuarela y lápiz del propio grabador, con medidas de 9.7 x 8.3 cm y 10.3 x 8.5 cm. Impresión de ambos sellos en calcografía


De vuelta a la Alemania derrotada, Seizinger se encontró con que su mejor habilidad, el grabado en acero, tenía escasa relevancia en la filatelia nacional de entonces, y esta circunstancia lo obligó a buscar otros horizontes donde poder desarrollar libremente su talento.


Checoslovaquia, 1926, Castillo de Pernštejn. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, de quien exponemos un diseño preliminar en acuarela y lápiz. Seizinger partió para el diseño y grabado de este sello, de una obra del paisajista checo Alois Kalvoda (1875-1934). Impresión en calcografía

Así, a principios de la década de los veinte, se instaló, primero en Helsinki, donde trabajó en la confección y grabado de billetes y otros documentos del Estado finlandés, y a partir de 1924, en la vieja Praga, donde aceptó un buen puesto ofrecido por el Banco Nacional de Checoslovaquia.


Checoslovaquia, 1928, Edificio de Telecomunicaciones, Praga, X Aniversario de la República de Checoslovaquia. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, acuarela previa al grabado del propio Seizinger. Imagen del sello procedente de engravedstamps.net

Durante los casi quince años siguientes, hasta que a finales de 1938 abandonó Praga, Karl Seizinger se convirtió en el principal artista de la filatelia checa, que cimentó entonces una aureola artística que llega hasta hoy mismo. Pues si bien es cierto que, analizando ahora esos tres lustros de grandes sellos, Bohumil Heinz nos parece tan grande como Seizinger, también es verdad que, al menos durante los diez primeros años de estancia en la capital, su hegemonía artística no admite discusión. Anteriormente hemos podido ver uno de sus primeros grandes sellos de Checoslovaquia, Vista de Praga, emitido en 1926 por primera vez en dos valores e inspirado en una obra de Tavík František Šimon (1877-1942). 


Checoslovaquia, 1928, X Aniversario de la República. Castillo Hradec nad Moravicí, en Opava. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger. Calcografía. A la izquierda, boceto preliminar del grabador, realizado el año anterior; lápiz sobre cartulina, 17.5 x 14.1 cm


SeizingerHeinz, como Delhom y Sánchez Toda en España, no hicieron nunca buenas migas, ni siquiera al principio. Pues además de la natural rivalidad de dos artistas tan orgullosos y concienciados de su valía, había que contar también con los recelos étnicos, entonces, en aquella vieja Europa de principios de los años treinta, hirvientes y a punto de estallar. Seizinger era alemán de pura cepa, a pesar del encantamiento que sentía en Praga, mientras que Bohumil Heinz era checo de nacimiento y se sentía plenamente identificado con su nacionalidad. 


Checoslovaquia, 1929, Emblema del Estado, obra de Alfons Mucha. Sello diseñado (izquierda, uno de los bocetos previos en acuarela y lápiz) y grabado por Karl Seizinger. Diversos valores emitidos. Impresión en calcografía

Los problemas surgieron enseguida, al poco de llegar Heinz al Banco Nacional. Entre 1932 y 1934, ambos grabadores rivalizaron en varias emisiones, siendo siempre el vencedor de estas justas inevitables, el artista de más prestigio entonces y con más experiencia, Karl Seizinger. Sucesivamente, se fueron rechazando los proyectos de Heinz, entre ellos los retratos de personalidades como Miroslav Tyrš (1932) y Bedřich Smetana (1934), y aceptando las propuestas alternativas de Seizinger, que contaba además con otra baza a su favor, aparte del talento, la experiencia y los contactos: una rapidez milagrosa para ejecutar cualquier grabado que habría de ser enseguida proverbial. Hasta se dice que trabajaba sólo y como máximo tres horas al día, incluso cuando más urgencia requería una emisión.

Karl Seizinger grabó los dos retratos (de frente y de perfil) de Miroslav Tyrš, fundador del movimiento Sokół ("Halcón"), para los 4 sellos emitidos en 1932, y sólo unos meses después volvió a grabar a Tyrš en el sello similar de 1933, que mostramos sobre estas líneas (60 haléřů) junto a dos de los bocetos preliminares utilizados por Seizinger en una y otra emisión


Esta contienda tuvo dos momentos álgidos: en 1934, cuando finalmente se asignó a Seizinger el grabado de la gran serie de la Legión, que por su relevancia abordaremos en un apartado especial, y en 1938, cuando parece ser que Bohumil Heinz había por fin ganado la batalla tras la asignación polémica del halcón diseñado por Cyril Bouda (Festival Sokol), siendo esta una de las razones que llevaron a aquél a abandonar Praga unos meses después rumbo a los Balcanes.


Checoslovaquia, 1929, Milenario de la muerte de San Wenceslao. Tres sellos diferentes emitidos en 5 valores, todos grabados por Karl Seizinger, a partir de obras de Mikoláš Aleš, Felix von Jenewein y Josef Mánes. Impresión en calcografía


Seizinger, por cierto, grabó antes que Heinz ese sello de 1938 diseñado por Bouda y hasta llegó a cobrarlo aunque no se emitió, y todavía hoy se discute si el joven artista checoslovaco pudo hacer uso del diseño de grabado del maestro alemán, pues el lenguaje lineal y entrecruzado es casi idéntico en uno y otro sello.


Sello checoslovaco de 1933 del compositor Bedřich Smetana, grabado por Karl Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, el diseño dibujado sobre cartulina por el grabador. El marco del sello fue diseñado por Václav Fiala, que con gran delicadeza puso en su interior algunas notas de la ópera Libuše


Seizinger, en cualquier caso, desde 1935 se había convertido en un grabador independiente, que seguía trabajando para el Banco Nacional, así es, pero ya sin las ataduras anteriores de exclusividad y dedicación plenas. No obstante, la marcha a finales de 1938 hacia Belgrado, no fue tanto, o al menos tan sólo un enfado por la preeminencia artística que parecía tener entonces Heinz, sino quizá y muy principalmente, una huida hacia adelante por el inicio definitivo de la barbarie nazi.


Karl Seizinger diseñó y grabó este sello del Presidente Masaryk en 1928, en el centro y precedido por uno de los bocetos preliminares del propio artista, con ocasión del X Aniversario de la República de Checoslovaquia y cuyo retrato sería utilizado después en nuevas emisiones de diferentes valores con cambios en el marco facial; calcografía. A la derecha, uno de los valores regulares emitidos en 1930 con el mismo retrato de dos años antes. Imagen del sello de 1928 procedente de engravedstamps.net


De hecho, y aún a pesar de conservar la nacionalidad alemana, Seizinger escapó después, en 1941, desde Belgrado hasta la capital del entonces recién proclamado y efímero Estado de Croacia. Se instaló en Zagreb y allí llegó a grabar, en plena hecatombe mundial, uno de los sellos más bellos del mundo, y sin duda el más famoso de la filatelia de Croacia. Este sello de 1943, como la emisión de las legiones de 1934, merece asimismo un capítulo aparte. 


Checoslovaquia, 1928, X Aniversario de la República. Castillo de Hluboká. Diseño y grabado de Karl Seizinger; calcografía. A la izquierda, dibujo de diseño del propio grabador, acuarela y lápiz sobre cartulina, 12.3 x 10.2 cm

A propósito de los sellos antevistos del Presidente Masaryk, en ese mismo año, Seizinger sí grabó un nuevo retrato del político, que cumplía ochenta años a principios de marzo.

Checoslovaquia, 1930, Presidente Tomáš Garrigue Masaryk. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, emitido en cuatro valores calcográficos; imagen procedente de la página tomfijala.cz. A la izquierda, uno de los cuatro sellos de correo aéreo que Seizinger grabó en 1930, con la viñeta de un Fokker F.VIII volando sobre Praga; 2 valores emitidos. Impresión en calcografía

En el año de 1930, y permítasenos estas leve digresión biográfica, Karl Seizinger fue especialmente prolífico, pues grabó diferentes sellos checoslovacos, entre ellos los cuatro de correo aéreo y de los que destacamos, aparte del antepuesto del Fokker F.VIII sobrevolando Praga, este otro del Šmolík Š 19.


Checoslovaquia, 1930, Correo aéreo; Šmolík Š 19. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, del que adjuntamos uno boceto preliminar de diseño. Impresión en calcografía; 2 valores emitidos

Después de acabada la Segunda Guerra Mundial, Seizinger dejó la ya extinta Croacia y aceptó una oferta de la prestigiosa Casa holandesa de Enschedé, donde grabó, ahora anónimo, principalmente viñetas y retratos para billetes y aún algunos sellos. Allí permaneció, en Haarlem, una vez que dejó los buriles a principios de los años sesenta, y murió el 4 de mayo de 1978


Checoslovaquia, 1935, XX Aniversario de la batalla de Arras, en la I Guerra Mundial. Monumento erigido durante la década anterior en el cementerio de Neuville-Saint-Vaast, Francia, como homenaje a los voluntarios checoslovacos que murieron en la batalla de Arras. Sello diseñado y grabado por Karl Seizinger, a partir de la obra original de Jan Hruška. Calcografía; 2 valores

Seizinger, que participó en la primera contienda mundial, perdió a su hijo al principio de la segunda, cuando las tropas alemanas, en las que forzosamente fue reclutado, atacaban Polonia. Fue, como tantos otros europeos, una víctima de su tiempo, y legó a la filatelia unos cuantos sellos maravillosos y hoy ya míticos.


En 2005 y con ocasión del 120 aniversario de su fundación, el Club filatélico de Hildburghausen, localidad natal de Seizinger, honró la memoria del grabador en una extraordinaria medalla de plata. A la derecha, uno de los mejores sellos grabados por Seizinger en Checoslovaquia, a partir de una obra de Vladimír Silovský (1891-1974) y emitido en 1938, Vista de Pilsen (Plzeň); calcografía

Serie de las Legiones checoslovacas, 1934

Esta serie es sencillamente sublime, y una de las más grandes jamás realizadas desde el estricto punto de vista artístico. Y da fe, quizá como ninguna otra de las varias grabadas, de las mejores virtudes de este bohemio del buril, como fue conocido en sus mejores años de Praga. Un estilo vigorosamente clásico y a la vez, personal y doliente, sentido, y sutilmente denodado y pulcro.

Karl Seizinger siempre consideró dos de los sellos de esta serie de 1934, estos que se exponen de inmediato, como los más distinguidos de su obra filatélica, y 
en particular el primero mostradoincluso por encima del sello referido de Croacia (1943). «Tuve de espacio para cada fisonomía, más o menos el que ocupa la cabeza de un alfiler», reveló Seizinger años más tarde, «y los rasgos debían de ser reconocibles. Además había muchos personajes en cada sello, para complicar todavía más la tarea. Fueron unos grabados difíciles y arduos de los que quedé muy satisfecho y orgulloso».


A la izquierda, una de las fotografías utilizadas por Václav Fiala para el diseño del gran sello de "Rota Nazdar" que grabó Seizinger en la serie de las Legiones de 1934, del que a la derecha se muestra una captura ampliada de la viñeta

En este sello del juramento en Bayona, son distinguibles hasta más de 30 personas. No se equivocaba Seizinger cuando consideraba que este fue su mejor sello grabado.


Checoslovaquia, 1934, XX Aniversario de las Legiones checoslovacas, Juramento de la compañía "Rota Nazdar" en Bayona. Diseño de Václav Fiala y grabado de Karl Seizinger; impresión en calcografía. A la izquierda, dibujo del propio Seizinger de su sello (15.2 x 7.8 cm), se supone que realizado en la fase de diseño del grabado, aunque vista su perfección meliflua, igual que los de otros antepuestos, bien pudo haberlo hecho con posterioridad a la emisión, a modo de reclamo o simplemente como albedrío personal

 
En julio de 1934, el boletín Tribuna filatelistů anunciaba la emisión inminente de esta serie excepcional, y ofrecía los datos embrionarios de la misma, a partir de las fotografías utilizadas por Václav Fiala en la concepción que ya entonces habría grabado SeizingerFiala compuso el diseño definitivo haciendo todo tipo de rectificaciones, desde cambiar la posición de algunas de las personalidades, hasta modificar los fondos o incluso añadir algún personaje más, restando y eliminando a su vez otros.


Checoslovaquia, 1934, XX Aniversario de las Legiones checoslovacas, Solemne juramento en Kiev. Diseño de Václav Fiala y grabado de Karl Seizinger; calcografía. A la izquierda, diecisiete futuros legionarios hacen un solemne juramento en Kiev, a finales de septiembre de 1914; esta fotografía fue utilizada por Václav Fiala para conformar el diseño definitivo del sello anexo


En los otros dos sellos de la serie, igual y magistralmente grabados por Karl Seizinger, Václav Fiala no precisó de tanta compaginación meditada como en los sellos recién admirados, pero los diseños son también excepcionales.


A la izquierda, una de las fotografías usadas por Václav Fiala para el sello del patriota Jaroslav Heyduk, y al lado, el sello grabado por Seizinger (Checoslovaquia, 1934) del entrañable abanderado de la compañía “Družina”, creada en Rusia en 1914; impresión en calcografía. A la derecha, el artista checoslovaco Václav Fiala, diseñador de esta serie de las Legiones, en un autorretrato de 1926

Uno de estos dos sellos es una alegoría elegante y concisa, mientras que en el otro Fiala hace protagonista del mismo a Jaroslav Heyduk (1863-1918), abanderado de edad que merced a la arrogancia entrañable con que posó en algunas fotografías, simbolizaba muy bien el anhelo honroso de las Legiones checoslovacas, que no fue sino contribuir heroicamente a la creación del muy deseado nuevo Estado, real por fin en 1918.

Respecto a Václav Fiala, fue una artista de prestigio en su época y participó como diseñador durante varias décadas en la filatelia de Checoslovaquia. Había nacido en Praga, el 16 de julio de 1896, y a principios de los años veinte llegó a ser alumno de Max Švabinský, siempre y de algún modo, si no directo, sí recóndito, artífice egregio y leal del sello checoslovaco. 


Checoslovaquia, 1934, XX Aniversario de las Legiones checoslovacas, voluntarios uniformados en Francia, Rusia y Serbia. Diseño de Václav Fiala y grabado de Karl Seizinger; impresión en calcografía. En el centro y a la derecha, dos imágenes del artista Václav Fiala, un autorretrato de principios de los años setenta y una fotografía de 1976

Václav Fiala viajó mucho durante su juventud, recibió el influjo de varias culturas y terminó desarrollando una obra notable diseminada en litografías, pinturas y dibujos, y también, y aparte de su producción filatélica, en ilustraciones muy coloridas para todo tipo de libros, tanto de leyendas y cuentos populares como clásicos. Falleció Václav Fiala en su ciudad natal a principios del verano de 1980.


Checoslovaquia, sello de 1936 sobrecargado en 1937. Vista del centro de Banská Bystrica. Diseño propuesto por Karel Vik y grabado de Karl Seizinger. Impresión en calcografía. A la izquierda, boceto preliminar de diseño firmado por Karl Seizinger


Seizinger dejó una impronta indeleble en las dos primeras décadas de la filatelia checoslovaca, y sellos de las legiones al margen, los grabados más característicos de su obra en Praga, aún por encima de los retratos, son estas pequeñas vistas de paisajes y monumentos tan graníticas y acérrimas.


Checoslovaquia, 1937 y 1938, Iglesia de Santa Bárbara, en la ciudad de Kutná Hora, y Catedral de Santa Isabel, en Košice. Diseños de Karel Vik y Vladimír Silovský, y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía


Uno de los grandes sellos del mundo

El sello de la escena de Bayona (1934) es seguramente una cima insuperable, pero Karl Seizinger, en plena escapada por los Balcanes, grabó varios más de una gran e innegable categoría artística, pese a las circunstancias y la zozobra adversas, y aún desde Zagreb, para la tercera exposición de los filatelistas croatas de septiembre de 1943, incidió el que sin duda otro de los grandes sellos del mundo.


Yugoslavia, 1941, 2ª Exposición Filatélica Nacional en Croacia. Kamenita Vrata en Zagreb y Catedral de la ciudad. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl sezinger. Pruebas de color sin dentar; calcografía. A la derecha, el Rey Pedro II de Yugoslavia. Aunque únicamente se realizó una emisión en tipografía de esta serie básica de 1939 (15 valores), Karl Seizinger grabó a buril el retrato de Pedro II, con vistas a una versión calcográfica no emitida finalmente . Asimismo, en 1939 y con ocasión de celebrar el Cumpleaños del rey Pedro II de Yugoslavia, Karl Seizinger grabó cuatro sellos de barcos con el facial de Yugoslavia, todos impresos en Belgrado mediante calcografía


La concepción del sello referido de 1943 fue obra del artista Vladimir Kirin (1894-1963), que  no sólo proveyó la obra propia, sino que además se implicó en el diseño específico del sello, que Seizinger grabó en Zagreb en la primavera de ese año. La obra de Kirin que incidió Seizinger es una bella pintura al óleo de sólo unos años antes, concretamente de 1938, titulada Dolac, con la Iglesia de Santa María de Zagreb al fondo. Vladimir Kirin diseñó otros sellos croatas de la época, y también participó en la confección gráfica de algunos billetes. 

Este fue el grabado más grande de tamaño que Karl Seizinger había realizado hasta ese momento para un sello postal. Y Seizinger debía de estar muy satisfecho cuando lo grababa, pues por esos días, en una entrevista concedida a un boletín filatélico croata, prometió a los coleccionistas un gran sello que honraría espléndidamente su próxima Exposición. ¡Y a fe que fue así, ciertamente! Seizinger estaba creando uno de los más bonitos sellos del mundo, y afianzando su fama, hoy indiscutible, como uno de los primeros grabadores del siglo pasado.


Croacia, 1943, III Exposición Filatélica Nacional. Mercadillo de Dolac e iglesia de Santa María de Zagreb al fondo, según el óleo “Dolac” (1938), de Vladimir Kirin. Grabado de Karl Seizinger. Impresión en calcografía


La emisión fue impresa en la Staatsdruckerei de Viena y Seizinger, que siempre emboscaba sus iniciales en la viñeta, fueran las dos de “KS” o sólo la “S”, en esta ocasión sólo la incluyó en un sello por pliego, lo que hace de estas variedades las más esquivas y difíciles de conseguir para los coleccionistas. Hay dos variedades con la “S” del grabador, en diferentes lugares según se trate del sello suelto (color violeta, posición 22 en el pliego de 40 sellos) o bien del sello de la hojita (color marrón, posición 5 de 6 en cada pliego).



Las dos variedades difíciles para los coleccionistas, con la “S” del grabador en diferentes lugares. A la derecha, el croata Vladimir Kirin (Zagreb, 1894-1963), artista y también diseñador gráfico


La verdad es que, pese a los tiempos negros que se vivían en Europa, Seizinger tuvo una actividad como grabador en Zagreb muy intensa. Estos tres sellos fueron emitidos por Croacia en 1943, incidiendo Seizinger todos los diseños del artista Ivo Režek (1898-1979).


Croacia, 1943, Personajes. Katarina Zrinska, Fran Krsto Frankopan y Petar Zrinski. Diseños de Ivo Režek y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía


Unos meses después y diseñado igualmente por  Ivo Režek, Seizinger grabó un excelente sello del matemático y físico Rugjer Boscovich (1711-1787), emitido en diciembre de 1943 por Croacia en dos valores calcográficos. También diseñó y grabó Seizinger la emisión básica e impresa en litografía del dictador Ante Pavelić, emitida en 20 valores entre 1943 y 1944. 


Croacia, 1943, Rugjer Boscovich (1711-1787). Sello emitido en 2 valores, diseñado por Ivo Režek, y grabado por Karl Seizinger; calcografía. A la derecha, uno de los sellos de Ante Pavelić perteneciente a la serie básica emitida en 20 valores entre 1943 y 1944; diseño y grabado de Karl Seizinger, que utilizó la fotografía adjunta como punto de partida; impresión en litografía

Y ya en 1944, grabó Karl Seizinger una gran serie de cuatro sellos que rindió tributo al Servicio de trabajo estatal (DRS, Državna radna služba).


Croacia, 1944, Fuerza Laboral Estatal. Trabajadores desfilando, y trabajador con una pala. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía

Esta serie de 1944, impresa en calcografía por la Staatsdruckerei de Viena como el sello de Dolac, fue diseñada por Otto Antonini (Zagreb, 1892 – 1959).


Croacia, 1944, Fuerza Laboral Estatal. Instrucción, y Ante Pavelić en un desfile. Diseños de Otto Antonini y grabados de Karl Seizinger. Impresión en calcografía

Unos sellos de Seizinger en la negra espalda de la filatelia

Karl Seizinger, alemán de nacimiento, fue huyendo durante los años críticos de la II Guerra Mundial por el viejo corazón de Europa, de Praga a Zagreb, pasando entre medias por Belgrado, y dejando en todas estas filatelias grandes sellos.

Y aunque Seizinger huyó de la vesania nazi, lo cierto es que estando en Zagreb y por vía de la Staatsdruckerei vienesa, llegó a grabar algunos sellos para el Generalgouvernement,  el Gobierno General alemán de los territorios polacos ocupados. Estos sellos, cuatro en total, no llegaron a entrar en circulación, y hoy día, si bien existen impresiones y pruebas de todo tipo, con y sin valor nominal, así como dentadas y sin perforar, tampoco es que sean del todo asequibles para la mayoría de coleccionistas. 


Iglesia de madera en Tatariv, en uno de los diseños que Seizinger trasladó al acero en 1944, a partir de obras del artista Erwin Puchinger (1875-1944). A la derecha, impresión calcográfica sin dentar del sello no emitido grabado por Seizinger

Los diseños, en los que quizá participó el propio Seizinger, se inspiran en obras de Erwin Puchinger (1875-1944), artista que unos años antes llegó a diseñar algunos sellos alemanes, entre ellos varios para el territorio anexionado de Polonia.


En el centro sobre estas líneas, prueba de punzón de Karl Seizinger a partir del diseño anexo, con fecha de mayo de 1944. A la derecha, impresión calcográfica de otro diseño grabado por Seizinger para esta emisión truncada del Generalgouvernement

Y una curiosidad más. Cuando terminó la guerra en 1945, Seizinger acabó retornando a su localidad natal de Hildburghausen, entonces en el área de dominio soviética, y entre las pocas pertenencias que pudo conservar, se encontraban algunas pruebas de estos sellos, que a su vez enviaría en 1947 a Enschedé como prueba de sus facultades. La Casa de Haarlem no se lo pensó mucho, pues andaba escasa de artistas tan cualificados, y allí terminó Seizinger su carrera.

Karl Seizinger y Sem Hartz, juntos en Enschedé 

A pesar de los muchos datos disponibles, tanto de Karl Seizinger como de Sem Hartz, lamentablemente no hay constancia alguna, ni siquiera barruntada, de qué tipo de relación tenían en Enschedé, ni tampoco sobre qué pensaban el uno del otro.

Ambos, además, vivían en Haarlem, el santuario de Enschedé, donde Seizinger terminó su carrera a principios de los años sesenta. 
Hartz era mucho más joven, y tenía apenas 35 años cuando Seizinger se incorporó a Enschedé a finales de la década de los cuarenta. En todo caso, sí que es fácil suponer con qué admiración desconfiada recibiría Hartz a quien entonces era un maestro absoluto del buril.


Diseño de Leon Helguera para el sello de la ONU d 1951; lápiz sobre papel vegetal, 23 x 20 cm. En el centro sobre estas palabras, uno de los dos valores (Oficina de Nueva York) de la emisión que grabó Karl Seizinger; calcografía. Y a la derecha, prueba de artista firmada por Karl Seizinger en 1953 de un soberbio grabado inspirado en una pintura de Jacques François Joseph Carabain, encargado por Enschedé al artista para una emisión de los Países Bajos que finalmente, y no trascendieron los motivos, no se llevó a cabo


Sobre estas palabras se muestra un sello de asignación segura grabado por Seizinger en sus años en Enschedé, el de Naciones Unidas de 1951 concebido por Leon Helguera, un artista prestigioso, nacido en México, y que incluso llegó a diseñar algunos sellos para Estados Unidos, entre otros países. 

Quién sabe, quizá Karl Seizinger y Sem Hartz compartieron respeto y amistad, y hasta muchas conversaciones en las que intercambiarían impresiones y experiencias sobre el arte modesto y recóndito de grabar un buen sello, tarea reservada y loable en la que ambos eran y son unos maestros absolutos.


Karl Seizinger en su estudio de Praga, durante los años treinta del siglo pasado

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Nota. Algunos de los textos de este artículo los escribí primero en el Foro Ágora de Filatelia (ramon1843, Los sellos más bonitos del mundo), y ahora están ensamblados aquí con algunas adiciones y rectificaciones.

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